Cortó al sexto una oreja de muchísimo peso; luces y sombras tuvo Tomás Angulo y mucha brusquedad el toreo de Borja Álvarez
JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO, ArnedoSe acercó Filiberto un ápice más a la finca que la prensa atisbó en Albacete. Hoy sí entró la espada...y los naturales encajados, y los cambios de mano personalísimos, y los derechazos cadentes y hasta un veroniqueo inicial que fue la mejor seda de toda la tarde. Hoy sí, Filiberto se reencontró con aquel murciano al que "La Chata" descubrió hace ahora dos temporadas. Gustó y no gustó Tomás Angulo: anduvo desencajado y fuera de sitio ante un primero desagradecido y elegante y valeroso ante un cuarto que tuvo calidad. Borja Álvarez, con su concepto brusco, se topó también con dos bruscos con los que intentó alargar historia y tan sólo consiguió abrir las bocas de los riojanos.
Se reencontró Filiberto con el gran Filiberto que soñó el Albacete que lo parió con un sexto que tampoco rompió pero con el que se rompió el murciano. Le enjaretó un arranque muleteril en el que la cadencia se sumó a la enjundia que mostró, especialmente en uno por bajo que levantó un olé sentido en el tendido norteño. Prosiguió al natural, imprimiendo buen gusto y muchísima torería en cada uno de ellos, al igual que en los derechazos, aprovechando la calidad sin empuje del de Valdefresno. Una gran estocada rubricó la obra que Filiberto selló en Arnedo. No tuvo suerte con un tercero bis –fue devuelto el titular en banderillas por falta de fuerza- con el que fue slienciado. Pudo dejar el albaceteño su impronta antes de que se echara el de Valdefresno, componiendo tandas de mérito sin que fructificara finalmente su faena.
Hubo puntos de emoción en la faena de Tomás Angulo al primero, un trasteo que no terminó de explotar pero que tuvo momentos de interés por ambos pitones. Se le vio acelerado al de Llerena, y fue a partir de le ecuador de su faena en la que comenzó a relajarse, cuando sonsacó los mejores muletazos de todo el trasteo. Antes, lo recibió de capote con sello a un animal que se mostró frío de salida. Se atascó con la espada y se puso complicado el de Valdefresno en la suerte suprema, por lo que tardó en caer. Con más ímpetu salió el cuarto novillo y más limpio de ideas irrumpió con su segundo Tomás. Lo intentó cuidar mucho, lidiándolo siempre con cabeza, observando así las posibilidades que ofrecía. Le hundió la mano en la segunda y tercera tanda, ahora sí, gustándose frente a al cualitativa embestida del astado. Todo voluntad y tesón fue el extremeño, que dejó naturales con muchísimo sabor. Se rajó en los finales el de Valdefresno, pero para entonces Tomás Angulo ya habría sellando en él su concepto clásico.
Sobó mucho de salida Borja Álvarez a un segundo de impecable presencia, con hechuras de toro, que ya pecó de clase de inicio. Lo cuidó mucho el alicantino en varas, pero a pesar de mimarlo tocó la arena el astado por su falta de fuerza. En el tercio de banderillas el público exigió la devolución del novillo, petición no escuchada por el palco, que lo mantuvo en el ruedo. En el momento en el que Álvarez se dispuso a ofrecerle la primera tanda en redondo, el de Valdefresno se echó sin que retomara fuerzas en toda su faena.
No anduvo solvente tampoco con la espada el alicantino. Metía la cara de forma más brusca su segundo novillo, con el que Álvarez no pudo rematar tarde. Dejó detalles por ambas manos frente a un animal con el que se distanciaba, le daba tiempos con la muleta pero que no llegó a tomar ritmo ni vuelo la faena. Alargó faena Borja, incluso llegando a asonar un aviso en el epílogo de la misma, antes de que el alicantino acudiera a por la espada, pero resolvió pronto antes de ser silenciado.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Arnedo. Última de la Feria del Zapato de Oro. Novillada picada.
Seis novillos de Valdefresno, bien presentados y desiguales de juego. Desrazados en líneas generales, pero destacó la calidad del cuarto.
Tomás Angulo (Corinto y oro), ovación tras aviso y palmas.
Borja Álvarez (grana y oro) silencio y silencio tras dos avisos.
Filiberto (marino y oro) silencio y oreja.
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