El diestro murciano se operará este jueves de una pequeña hernia que arrastra de la cornada recibida en San Isidro
Paco Ureña, en imagen de archivo Efe |
El matador de toros Paco Ureña pasará este jueves por el quirófano «para corregir una pequeña hernia justo al lado de la cadera» que arrastra «desde la pasada Feria de San Isidro a raíz de la cornada y que provoca que, en ocasiones, se salga el músculo trocánter», por lo que tuvo que «torear muchas tardes con bastantes dolores».
«Ha sido una situación muy molesta, porque en determinadas posturas y al realizar ciertos movimientos me dolía mucho toda esa zona de la cadera, pero a pesar de los problemas lo importante es que hemos logrado sacar la temporada adelante con ayuda de la rehabilitación entre paseíllo y paseíllo», afirma el diestro murciano, que será operado en el Centro Médico NISA de Sevilla por el doctor Domingo Jiménez.
Allí, tras la operación, Ureña permanecerá ingresado entre 24 y 48 horas, mientras que deberá esperar «unos quince días para comenzar con la rehabilitación». «Todavía no hemos concretado demasiado, el doctor prefiere esperar a ver cómo va la operación antes de fijar unos plazos, pero en dos semanas creen que debería empezar el trabajo de recuperación y para volver a torear en el campo, podría ser un plazo cercano al mes», explica el espada que tratará de «recortar y aligerar todo lo que se pueda para empezar a preparar el invierno en el campo y, si hubiera alguna opción que está pendiente, incluso viajar a América».
Sobre el balance de la temporada, Paco Ureña se muestra «satisfecho con el último tramo, pero no excesivamente convencido del global de la misma». «Estoy contento porque la gente me ha conocido y he empezado a sonar en las ferias, ya que en muchos de los sitios en los que he toreado llegaba como un desconocido para prácticamente la mayoría de la gente, que no me había visto torear en la vida», analiza. «En ese sentido, me siento muy bien, porque he notado al aficionado conmigo y el que no me había visto ha salido con ganas, por lo menos, de volver a verme», insiste antes de clavar la mirada en un escenario clave: Las Ventas.
«Ese tramo final, desde principio de agosto
aproximadamente me ha permitido salvar los muebles, pero en Madrid las
expectativas eran muy altas, es una plaza a la que le debo prácticamente todo
desde que era un novillero, y fue una decepción, porque salió todo al revés de
como piensas: la corrida no fue nada fácil, tuvo mucho que torear, mi lote
además sin decir nada al público y luego ya con el remate final de la
cornada...», recordó contrariado.
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