Las plazas de Madrid, Pamplona y Bilbao ofrecen el perfil del glorioso vencedor de la temporada.Claro que hubo más tardes mayúsculas, como en Santander o en Albacete, por el cauce del toreo o por la vía del heroísmo. Ambos ríos desembocaron en Miguel Ángel Perera en 2014.
Miguel Ángel Perera ha arrollado en una temporada crucial para su carrera
ROBERTO CÁRDENAS
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ZABALA DE LA SERNA
Madrid
La apisonadora se había puesto en funcionamiento ni mas ni menos que en Madrid. Y siguió por todas las grandes ferias como Pamplona. Y Bilbao. Punto y aparte para sus actuaciones en las Corridas Generales de Vistalegre.
Venía Miguel Ángel Perera de las temporadas de 2012 y, fundamentalmente, 2013 con un crecimiento potencial bárbaro. Como si se tratase de una vuelta a los orígenes del arrollador año de 2008 pero de otra forma. O con las mismas formas con diferente poso. Eso es, el poso, el reposo, el asiento, la madurez reflejada en una expresión más honda. La apuesta de 2014 se antojaba temeraria sin Sevilla, donde por San Miguel Perera había acariciado la Puerta del Príncipe en su tarde más importante, sin duda, en la Maestranza. Y además en Olivenza, Valencia y Castellón no le había embestido uno solo toro. Apurando, uno sin excelencias de Zalduendo en Fallas cuando se desperezaba marzo y los avíos se reencuentran con el pulso del toreo.
Cuando saltó la noticia de que Miguel Ángel quería la de Adolfo y Victorino Martín para Madrid, además de la de Victoriano del Río, quien ahora diga que no se le pasó por la mente la idea de la temeridad miente. Las negociaciones se enredaron y al final quedó la cosa en Victoriano y Adolfo. Como saltaron los victorinos como fieras -las alimañas eran otra historia- al circo de Madrid de aquella tarde, hay que concluir que Dios existió para el extremeño. Perera lo había bordado con los victorianos y los adolfos: cinco orejas, cinco, y dos Puertas Grandes que empequeñecieron las demás de la isidrada.
Recientemente en televisión, en Canal Plus Toros, que es el único rincón donde habitan los toros en la pequeña pantalla, con la excepción de Tendido Cero, repitieron la faena de MAP al toro de Victoriano del Río que desorejó. Será de las poquísimas veces en que una obra mayúscula del toreo no sólo no pierde en la tele, sino que incluso gana. Esa importancia se había sentido en la plaza durante la espera de su izquierda: el lento temple en la panza de la muleta, los talones hundidos, el pecho henchido y la profundidad, ese misterio. Luego acabó de rematar la fecha del 23 de mayo exponiéndole al último de la partida como si no hubiese Puerta Grande asegurada. Acongojante.
La ambición demostrada, el sitio, el momento, que ya contaba como "momento" de dos o tres temporadas, se expandiría como una estámpida de búfalos por toda España. Pero antes hubo que pasar el fielato de los adolfos. Puede que la clave se encontrase en el tercero de la corrida que tanto le midió y le exigió con los pitones por las ingles y que para la mayoría pasó desapercibido. Para cuando apareció el último la fe y la seguridad de Perera se habían multiplicado como los panes y los peces. La dimensión dejó clara una lectura: a aquel toraco sólo le pegaba pases el máximo triunfador de San Isidro. En las entrevistas posteriores, con las orejas del adolfo en el esportón, Miguel Ángel de Extremadura apostillaba con generosidad que el toro le había "regalado" las 20 embestidas necesarias para la gloria; yo creo que el toro de Adolfo Martín no regaló nada.
La apisonadora se había puesto en funcionamiento ni más ni menos que en Madrid. Y siguió por todas las grandes ferias, como Pamplona y Bilbao. Punto y aparte para sus actuaciones en las Corridas Generales de Vistalegre. Una por el palo del toreo sereno y otra por el palo de lo imposible: hacer lo que hizo con un toro loco de Jandilla no se olvida. Falló más el palco que la espada en su conquista bilbaína, por encima de los números. Imborrable.
Triunfador en Madrid, Pamplona y Bilbao, con la guinda de los seis toros en Nimes, ofrecen el retraro del triunfador de la temporada.Claro que hubo más tardes, como en Santander o en Albacete, por el cauce del toreo o por la vía del heroísmo. Ambos ríos desembocaron en Perera en 2014.
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