Por: Víctor Ramírez “Vitico”
Cuando
se consigue al maestro Ramón Álvarez en cualquier pueblo o ciudad donde haya toros, habla con auténtica
pasión de la escuela, de sus alumnos, de los planes y proyectos que tiene a
corto, mediano y largo plazo. Demuestran sus palabras una convicción grande, de
que este centro de instrucción taurina seguirá dando alegrías a los
aficionados.
Ramón
Álvarez “El Porteño” se vistió por primera vez de luces en San Felipe el 19 de
marzo de 1.978 lidiando novillos de Guayabita, alternando con Arturo Magaña y
Carmen Pinzón. Debutó con picadores en
Roquefort (Francia) el 15 de agosto de 1.981, estoqueando novillos de Manuel
Sánchez Cobaleda, alternando con Vicente Yesteras y Morenito de Jaén. Se
presentó en la Monumental
“Las Ventas” de Madrid el 25 de julio de 1.987, lidiando novillos de Ignacio
Manuel Sayalero Monje, alternando con Pascual Gómez Jaén y Manolo Tirado. Entre
1.983 y 1.985 “El Porteño” toreó siete novilladas en Madrid, dejando una grata
impresión, se dice fácil hacer el paseíllo siete tardes en la plaza de toros
más importante del mundo.
Tomó
la alternativa en Calanda (Teruel) el 12 de octubre de 1.985, teniendo como
padrino a Raúl Aranda y de testigo al francés Richard Milián, en la lidia de
cuatro toros de Leopoldo Lamamié de Clairac y dos de José Galache. Curiosamente
se presentó en Venezuela en San Cristóbal el 25 de enero de 1.986 con el toro
“Pendenciero”, número 5 con 510 kilos de Rancho Grande, alternando con José
Ortega Cano y Tomás Campuzano.
Cuando
ya el año empieza a ver sus últimos días, es bueno reconocer la gran labor de
este excelente torero que demostró ante el toro clase y buenas maneras. Ahora
transmite esos conocimientos a una serie de aspirantes a la gloria taurina,
jóvenes que encarnan la esperanza de la Venezuela Taurina.
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