Aquella corrida futbolística se remonta a 1952, cuando el Real Madrid conmemoró sus bodas de oro con varios espectáculos, entre los que se incluía un festival taurino en homenaje a Vicente Pastor, en el que se destacaba en los carteles a José Montalvo, «la gracia filigranera de Sevilla, tanto en los toros como en el fútbol».
Montalvo toreó con el capote a lo Chicuelo y Pepe Luis
A Montalvo se le cantó su bellísimo y original estilo con el capote cuando saltó a la arena, «en plan partido amistoso, un novillo gacho, inofensivo...» ¿Qué cómo era ese capote? «Algo así como Chicuelo, Pepe Luis y Manolo González en versión MW», decía el cronista.
Banderillas «blancas»
En banderillas aparecieron otros grandes del club blanco: Alonso y Molowny, aquel jugador canario al que también pretendía el Barcelona y que fue fichado por el Real Madrid por 250.000 pesetas.
Turno de la muleta. Y ahí estaba de nuevo Montalvo: «Este, ya en matador definido, nos sorprendió con una formidable retrocarrera apenas se vio ante el novillo. Luego se confió, y podemos asegurar que toreó en serio, pasando al toro por alto con soltura. ¡Sí, señor, con soltura!» Después emuló a Litri con manoletinas mirando al tendido...
Y llegó la hora final, con un símil del deporte mundial: «Cuando Montalvo se decidió a chutar, el balón salió fuera rozando
el larguero, lo cual quiere decir que la espada salió por el costillar.
Viene después un pinchazo, y finalmente, entre todos lo sujetaron... ¡y se murió! Y hubo una oreja».
Los futbolistas compartieron cartel con Domingo Ortega, El Estudiante, Antonio Bienvenida y Antoñete, que se lucieron ante los novillos de Montalvo. Abrió plaza el duque de Pinohermoso, que rejoneó un astado de su ganadería en un festejo en el que Juan Belmonte hacía las funciones de asesor.
Lleno hasta la bandera
Esta corrida benéfica se celebró el jueves 3 de abril, después de que fuese aplazada el sábado anterior por la lluvia. Y lo cierto es que el tiempo no fue nada agradable: «Tarde norteña, con sus copitos y granizos para que nada nos faltara, de abrigo con cuello alzado».
Era en homenaje a Pastor, que recibió varios brindis y un sinfín de aplausos. La plaza se llenó hasta
la bandera. Y el club de fútbol madridista mostró su solidaridad con
este festival. Así lo ensalzaba la crónica de ABC: «Renunciamos a
derivaciones y comentarios plañideros, pero sí queremos registrar el hecho deportivo de ese tanto que logró el Madrid, admirablemente colocado todo el club ante la línea de las realidades económicas,
en favor de una de las glorias taurinas madrileñas, merecedora de las
más delicadas atenciones y que, bajo el concepto homenaje, recibió el
decoroso y necesario rendimiento a beneficio a todo evento».
Y añadía: «No tendría otro alcance que el de amigable fiesta taurina y corriente encerrona el espectáculo, si la señera figura de Vicente Pastor no hubiera sido buscada por el Real Madrid para honrarla. ¡Año 1902!
¿Quién le hubiera dicho al Chico de la Blusa, cuando Mazzantini le
doctoraba, lo que había que ocurrir cincuenta años después?».
Cuentan que fue una «fiesta muy simpática...»
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