sábado, 7 de febrero de 2015

EDUARDO SOTO ALVAREZ RESPONDE A LAS REFLEXIONES TAURINAS DE ACACIO SANDIA SCHEUREN



Como ya va haciéndose costumbre, me voy a permitir algunos comentarios sobre tus excelentes reflexiones al finalizar la FISS 2015

El Embajador Eduardo Soto Alvarez en los bajos de sombra del coso de Pueblo Nuevo

Eduardo Soto Alvarez
Fotos: Germán D' Jesús Cerrada
Diego Ventura desconsolado
Quisiera iniciar mi faena  al señalar que seguramente tu ubicación en la Plaza impidió que vieras al Matador Diego Ventura sentado en el estribo rumiando su desconsuelo,  mientras retiraban del ruedo al infortunado caballo torero fallecido, y, en gesto que honra su profesionalismo, proceder de inmediato a liquidar su toro. Seguramente recordarás que en la arena, el espectáculo debe continuar.  Posteriormente, hubo información de buena fuente que en el  Patio de Caballos, tanto el Rejoneador como todo su equipo dieron rienda suelta a su llanto por la muerte del compañero caído.

 En relación con el encierro de Hugo Domingo Molina, cuanto más rápido olvidemos lo acontecido, mejor para todos. El ganadero hará uso de la palabra por partida doble en la venidera Feria del Sol. Seguramente tratará de no defraudarnos.

Mi siguiente comentario versa sobre los Victorinos  y,  por supuesto, no es timbre de orgullo el que prácticamente solo los numerados de la Plaza estaban llenos  en el debut en América de la mejor ganadería de la actual cabaña brava española. Tiendo a pensar que no supimos calibrar debidamente la proyección histórica de la fecha. O, a lo mejor, incurrimos de nuevo en el error de predicar entre los conversos, descuidando la prédica a los no iniciados en los caminos de la tauromaquia. Para reconfortarnos, acudimos al enfoque cualitativo, según el cual esa tarde fuimos  pocos pero bien cernidos.  De seguir en esa línea terminaremos creyendo saber  cada vez más pero siendo realmente cada vez menos, con lo cual a la larga propiciaremos nuestra propia extinción como aficionados  taurinos.

La seriedad de Joselito Adames ante el victorino
En el supuesto negado que se me hubiese consultado sobre el diestro venezolano que tendría  el honor de enfrentar los Victorinos en tan connotada ocasión, probablemente hubiese elegido el mismo, pues recordamos la capacidad y bríos de que hizo gala en la Feria del año pasado. Es necesario reconocer que el encierro presentado por el ganadero de Galapagar pide los pergaminos a quién se le ponga por delante y que si bien es difícil para matadores que participan en decenas de festejos cada año , como es el caso de Joselito Adames,  figura  descollante del toreo mexicano actual y del diestro español  Alberto Aguilar, de los más familiarizados con los Victorinos y que  no obstante sufrió un percance ,  tanto más difícil para nuestro compatriota del pueblo sin ventanas,  quien en realidad  acumula muy pocas fechas. Pero también es necesario decir que,  entendible pero lamentablemente, no estuvo a la altura de la oportunidad que marcó  hito importante en el  devenir  taurino nacional y del continente.

Leonardo Benítez
Tal vez hemos desperdiciado la oportunidad para que el Maestro Leonardo Benítez  nos  prodigara un recital de buen toreo y de ejemplar comportamiento sobre la arena, como corresponde al más veterano de nuestros matadores activos, que debiera ser paradigma de nuevas generaciones. O  quizás  más bien  los Victorinos, con su característica fiereza, hubiesen propinado al diestro de La Vega una lección de modestia y humildad que le hubiese dificultado continuar asumiendo actitudes retadoras y  faltas de respeto para con las autoridades taurinas cuando las cosas no le marchan de acuerdo a su propio y preconcebido guion o responder  con gesto displicente la  invitación de un colega del cartel a compartir el tercio de banderillas.  Incógnitas que ya jamás podrán ser despejadas,  excepto por el propio Maestro con su conducta en el ruedo durante la próxima  Feria de Mérida.

Hablemos ahora de los Juan Pedro. La tarde de los JP demostró de manera irrefutable por qué las figuras tienen marcada preferencia por estos toros. Por supuesto que proporcionan buen espectáculo, pero es un poco como el de los  volatineros que ejecutan  suertes impresionantes en la altura con un cable de seguridad atado a la cintura. Faltaba algo de lo que sobró en la tarde victorina.

Sobre el otro encierro español  no  tengo comentario que hacer, excepto por la irreverencia de señalar que su basto fenotipo trae de inmediato al espíritu  aquel adjetivo que aplicamos cuando ofrecen como pasa palo el sabroso tubérculo,  compañero fiel de la parrilla criolla.

Buena bara al toro Moñito
Pasando página, no deja de ser satisfactorio  constatar que cada vez más aficionados disfrutan de la suerte de varas realizada de manera ajustada a la  ortodoxia y, en consecuencia, transformada en una de las suertes más bellas y emocionantes de la Fiesta.  Es bueno recordar que fue  Sixto Vásquez, picador mexicano de Michoacán, a quien  cupo el honor de introducir en España la colocación del toro de lejos para picarlo y a quien se le concedió  una oreja en la Plaza del Puerto de Santa María, después de tres puyas excepcionales, en Agosto de 1.955. Hoy en día se cuenta con grandes picadores como el también mexicano Nacho Meléndez, triunfador hace unos años en San Isidro, o el español Tito Sandoval que sirve a la orden de Javier Castaño y quien junto al banderillero David Adalid, constituye la parte fundamental de la cuadrilla considerada por muchos una de las mejores de la actualidad. Existe por cierto una curiosa foto de Sandoval picando un toro con el regatón, es decir con el extremo de la vara opuesto al de la puya.

Hay que tomar en cuenta que para seguir progresando en  la buena ejecución de la suerte de varas  se requiere también de un  buen caballo de picar. Nosotros todavía estamos lejos de tener una buena escuela de doma para  estos menesteres. Por ahora va adelante, con mucho, la escuela francesa cuyos ejemplares son  utilizados  incluso en plazas importantes de España como las de Sevilla o Bilbao. Hoy el bastión del Primer Tercio es sin duda Francia, cuyos aficionados,   conocedores a fondo de la suerte de varas, son muy exigentes con los picadores en su correcta ejecución.     

Ahora pido la venia para explicitar un poco mi pensamiento alrededor de la numerología taurina, y reconocer de entrada la necesidad e importancia  de llevar al día las estadísticas de los diferentes  festejos, pero sabiendo, como es obvio,  que la inquietante belleza de la Fiesta Brava no podría  nunca quedar  aprisionada en  la mera frialdad de los guarismos.

Una tarde mala la tiene cualquiera
Ayer quizás alguien haya podido colegir que no  daba suficiente   importancia a esa labor tesonera de mantener el rastro estadístico de los festejos. Nada más lejos de mi intención, que apuntaba más bien a señalar que, amén de la necesaria recopilación  estadística del espectáculo, pudiera llevarse  también una huella cualitativa de  festejos que lo ameriten. Me explico con un  ejemplo cuyo resultado puede que no sea el verdadero (aun no dispongo en Mérida de mi infraestructura  de aficionado que me permitiría verificarlo) pero que de todos modos  sirve para ilustrar mi planteamiento. La  faena del Maestro Antonio Chenel,  Antoñete,  al toro blanco de Osborne en la Monumental de Las Ventas hace unos cuantos años, se considera  legendaria  y aunque el Maestro no haya podido  refrendarla con la espada, por lo que su huella estadística pudiera ser mínima, sin embargo constituye una de las grandes faena  de significación  histórica cumplidas en la Primera Plaza del  Mundo.  He allí el reto, sobran las palabras.

Por lo demás, nunca se  enfatizará  demasiado que la especial composición  de nuestra Comisión Taurina, cuyos miembros casi siempre han sido profesionales que  han desempeñado brillantemente  distintas cátedras  universitarias, le permite ser instrumento particularmente idóneo para continuar adelantando y ampliando su  labor de pedagogía taurina. Además,  una ciudad como Mérida,  donde se dan cita jóvenes de todas partes del país  que acuden  a sus aulas universitarias, facilita que la catequesis taurina tenga efecto multiplicador y repercusiones a nivel nacional. Pero hay que tomar nota que esto también es igualmente  válido para aquellos que propagan el virus  anti taurino.

¿Compruebas ahora amigo Acasio Jr. que no se puede  invitar  un tovareño  a comentar sobre la Fiesta Brava, sin correr el riesgo de que te endilgue una larga perorata?

Ahora que aludo a mi patria chica, dedicaré un par de líneas  al uso y abuso del  gentilicio.

Mucha gente se extraña que cuando me presentan por mi título, el cual obtuve en buena ley al egresar de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV e ingresar por concurso de oposición al Servicio Exterior como Tercer Secretario y progresivamente alcanzar la categoría de Embajador,   señale mi preferencia porque  se me reconozca simplemente como aficionado tovareño, lo cual no deja de producir cierta hilaridad  en algunos amigos y  estupor en uno que otro participante en la reciente velada taurina .

 La verdad que este asunto aparentemente trivial envuelve para mí una cuestión de fondo.

Cuando, en los tiempos que corren, alguien me llama en público Embajador,  tengo que apresurarme a aclarar de inmediato, para evitar confusiones y  malos entendidos, que hace más de diez años  hube de dar por terminada mi carrera diplomática, por razones que seguramente no escaparán a la imaginación de los pocos lectores que, venciendo el tedio, hayan tenido  valor suficiente para llegar casi hasta el final de este estoraque.

Sea  permitido entonces refugiarme en la Fiesta Brava con el gentilicio que obtuve con  facilidad y  porto con orgullo, al haber nacido en la Sultana del Mocotíes hace ya más de siete décadas.

Al rematar la faena, ya al borde del tercer aviso, espero haber dado respuesta a tu  cordial invitación.  Solo  resta despedirme, no sin antes pedir excusas, pues no tuve tiempo de hacerla más corta.

No hay comentarios: