martes, 17 de marzo de 2015

El Soro: «Sabía que el toro podía cogerme, entré a matar muy recto y llegó el percance»

Postrado en una de las camas de la habitación 329 del Centro de Rehabilitación de Levante, donde fue trasladado el pasado lunes tras sufrir la rotura de tres vértebras lumbares, el rostro de El Soro no podía disimular el dolor por la lesión. Solo la presencia de sus familiares y amigos le ayudaban a soportar las continuas molestias. Vicente Ruiz, que reapareció en Fallas [así te lo contamos en directo] tras 37 operaciones y con una pierna biónica, deberá usar un corsé durante varios meses hasta recuperarse.

rober solsona
El Soro, con Eva, su pareja
 
Su voz parece apagada por la cantidad de calmantes que le han suministrado en las últimas horas, pero tenía la satisfacción de volver a sentirse tan Soro como hace más de veinte años. «Mucha gente no se podía creer el estallido de sorismo en el que se convirtió la plaza de Valencia, pero ello vino a demostrar lo que esta afición me quiso y me sigue queriendo, porque nunca he dejado de convivir con mi gente y he mantenido la misma relación de amistad pese a estar alejado de los ruedos». Así se manifestaba el torero valenciano, que en todo momento estaba más pendiente de Eva, su pareja, que de sí mismo. [En imágenes, su reaparición en Valencia]
A la hora de recordar el percance, el torero de Foyos, de 52 años, lo explicaba así: «El toro no tenía ninguna clase y embistió sin humillar durante toda la lidia. Yo sabía que me podía coger en cualquier momento, pero quería asegurar el triunfo, entré a matar muy recto y sobrevino el percance».

De la felicidad al dolor

En pocas horas, El Soro pasó de la felicidad al dolor, de la alegría al desencanto momentáneo, porque pese a que esta lesión le va a tener una dilatada temporada, El Soro no piensa desistir de seguir toreando, «al menos durante una temporada más». «Una temporada corta pero intensa –señaló–, porque toda la lucha y el sacrificio que he llevado durante tanto tiempo no quiero que se queden en esto».

El propio torero relató las llamadas de teléfono -que echaba chispas- de compañeros de profesión interesándose por su estado, «muestras de cariño y solidaridad que no podré olvidar jamás». Pero lo que realmente le emocionó fue «la gratitud y el cariño con los que me trataron tanto Enrique Ponce como José María Manzanares, que estuvieron muy pendientes de mí en todo momento, durante todo el festejo».
La llegada a la habitación de numerosas visitas indicaba que debíamos ir poniendo punto final a nuestra charla, pero el de Foyos no quiso despedirse sin agradecer el apoyo de toreros como José Tomás y Morante, que le transmitieron «las ganas que tienen de compartir paseíllo conmigo en otra ocasión». «Estas palabras te reconfortan y te hacen olvidar los ataques personales y no profesionales que he recibido desde que se hizo púbica mi participación en esta feria de Fallas», concluyó.

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