El novillero reaparece el domingo en Olivenza tras casi nueves meses de baja
Madrid.
-Para
empezar, ¿cómo se encuentra físicamente?
-Hubo
momentos en los que me costaba coger el físico que tenía antes, pero estoy
bastante bien ya.
-Tuvo que
someterse a varias operaciones. Habrá vivido momentos muy duros a lo largo de
estos ocho meses.
-Han
pasado ocho, casi nueve meses desde Pamplona y no ha sido una época agradable,
sino un trance en mi vida bastante complicado. Ha habido muchísimo dolor,
muchísimo sufrimiento y muchísima incertidumbre. Pero salgo con muchas ganas e
ilusión por empezar de nuevo. Y sobre todo, por regresar a lo grande.
-¿Le ha
fortalecido?
-Por
supuesto. Todo este tipo de percances o lesiones que duran tanto tiempo te
hacen madurar mucho, como torero y como persona. Cambian las cosas. Lo que
antes te afectaba muchísimo, ahora les das la vuelta. Es reconfortante. He
madurado muchísimo.
-Olivenza,
una plaza especial. Allí debutó con picadores.
-Sí,
marcó en gran medida mi carrera al principio. Cuatro orejas y un indulto en esa
plaza abrieron muchos caminos y este año voy con la misma mentalidad, porque es
lo único que tengo ahora mismo (hoy se ha anunciado su presencia en Sevilla el
10 de mayo con Tomás Angulo y Gonzalo Caballero). La ilusión que tenía antes,
ahora la supero.
-Y con
reses de El Freixo. Nunca olvidará a «Corremantas».
-Exacto.
«Corremantas», número 36. Nunca le olvidaré pero saldrán más toros así (se
ríe).
-¿Ahora
qué le pueden más: los nervios o las ganas?
-Los
nervios no, porque voy muy tranquilo. Evidentemente, tengo limitaciones
técnicas con la mano derecha pero aun así voy muy tranquilo, porque en estos largos
nueve meses el esfuerzo ha sido muy grande y el trabajo realizado está muy bien
hecho.
-La
afición sigue con ganas de Posada de Maravillas.
-Sí sí,
lo he notado. La gente tiene ganas de ver a Posada, de esa ilusión de
novillero. Es muy importante que no se ha olvidado, cosa que yo me temía. No
les he visto con ganas de desaparecer. Todo lo contrario, siempre han estado
ahí. Si tuve que cortar la temporada por el percance de Pamplona, que fuera
para bien, para mejorar y madurar. Antes me agobiaba pero he aprendido que todo
tiene su tiempo, su momento. Creo que este año se va a ver un Posada de
Maravillas con mucho poso y mucha más experiencia que antes.
-Ginés,
Varea, Espada, Gonzalo Caballero, usted... Hay una hornada de novilleros que
está apretando mucho.
-Estamos
en una época en la que están saliendo novilleros que tienen las ideas muy
claras y conceptos distintos. La afición siempre ha buscado eso.
-¿Le
beneficia la competencia?
-Antes sí
pensaba que había una competencia entre cualquier torero y yo. Pero ahora te
aseguro que no. He descubierto que la única competencia que hay en el mundo del
toro es uno mismo. Eres tú el que debe superarse y no dejarse ganar. Si fuera
un combate de boxeo, sí tendría claro quién es mi competencia. Pero en este
caso, toro y torero estamos unidos en una plaza y, por lo tanto, no hay ninguna
competencia a mi manera de pensar. Toro y torero son los que tienen que marcar.
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