Este era el comunicado que la FIT enviaba al filo de la una
del mediodía para anunciar que el productor francés dejaba el buque del
multimillonario Alberto Baillères.
Recordemos que la Fusión que se dio a conocer en enero a los medios a
bombo y platillo estaba integrada por el magnate mexicano -con Antonio Barrera
como su representante en España-, Cutiño y Casas, «pieza» esencial este
«puzzle» internacional. Estos dos últimos ya antes eran socios en
plazas como Zaragoza y Málaga.
¿Qué ha pasado para que después de ese canto a la necesaria fusión ahora llegue el primer «divorcio»? ¿Cuáles son los motivos de Casas?
Nos ponemos en contacto con él. Su primera frase: «No tiene mayor
importancia, ni hay conflicto ni ningún problema». ¿Entonces? «Tenía la
opción de entrar como socio comercial de la FIT o
quedar independiente, y he optado por la independencia, porque la
prefiero y corresponde más a mi forma de ser y a mi historial personal.
No tengo necesidad de vender acciones ni
de entrar en otros negocios. No hay conflicto, sigo apoyando su
proyectos. Pero he reflexionado y ser independiente corresponde más a mi destino y a mi posicionamiento personal. Las relaciones con Cutiño, el señor Baillères y Barrera son excelentes.
Pero he meditado y tomado esta decisión. Y para los que piensen que yo
me vendo, quiero aclarar que ni nunca me he vendido ni me pienso
vender».
El antes y el ahora
Le recordamos la rueda de prensa, a mediados de enero, en
la que se dio a conocer la FIT y sus declaraciones a un grupo de
periodistas, donde reconocía que «el potencial económico» de Alberto Baillères era imprescindible para esta fusión. «Si no tengo apoyo económico, no hubiese podido continuar en la Tauromaquia. No digo que la FIT sea la salvación del toreo, pero sí digo que si no hay salvadores
se acaba la Tauromaquia, porque somos inadaptados al movimiento
sociológico y no tenemos economía propia ningún empresario», aseguró
entonces Casas. Este miércoles el discurso sonaba distinto: «Se me debió entender mal o yo me debí explicar mal».
Su economía
Y añadió: «Yo considero que la Fiesta necesita apoyo en general, inversión y protección económica, eso sí. Y que la globalización y la unión son necesarias en la respuesta a los ataques a la Tauromaquia. Pero yo tengo capacidad empresarial. Soy empresario de plazas muy importantes, con nuevos contratos en plazas como Valencia y Zaragoza que sí son buenos y sostenibles. Los de hace cinco o seis años, en otra coyuntura económica y de mercado, eran insostenibles por exceso de espectáculos y de canon de piso de plaza. Todo ha cambiado: en Valencia, por ejemplo, tengo un contrato nuevo con 200.000 euros menos de
piso de plaza. Claro que tuve pérdidas, pero me lo tomé como una
inversión. No hay que confundir pérdidas con inversiones. La temporada
pasada hice unas Fallas calificadas de históricas y rescaté El Pilar. Mi lucha la financié y la gané yo solo,
buscando la calidad. Y ahora tengo por delante buenos contratos, en
plazas de primera con Valencia y Zaragoza». Casas, que mueve unos diez millones de euros de cifra de negocio anual,
se extendió más en su economía: «Está perfectamente sana. Si tuviese
problemas económicos, no haría los carteles que hago. Tengo la confianza de las figuras del toreo, de ganaderos y de las entidades públicas. Aunque a veces haya pagos diferidos como en tantas empresas, no debo un euro a nadie».
Así queda el mapa de la FIT
Regresamos al mapa de la FIT. Simón Casas se desvincula, pero el empresario francés tiene vinculación en Zaragoza y Málaga con
José Cutiño, que sí sigue dentro del proyecto. ¿Qué sucede entonces?
«No solo no tengo conflicto con la FIT, sino que la FIT sigue siendo socia mía en Zaragoza (donde
tengo mayoría con el 70 por ciento) -detalla el productor-, porque
Cutiño ha vendido su negocio a la FIT. En Málaga, donde tengo una
participación menor, soy yo el socio de la FIT. En el caso del
apoderamiento de Francisco Rivera Ordóñez, vamos al cincuenta por ciento. En Valencia, Nimes y Alicante, voy por libre al cien por cien».
Casas continúa: «Lo que ha cambiado es que, en vez de entrar en una operación comercial con toma de participaciones y acciones con la FIT, guardo mi independencia total con excelentes relaciones con ella y, además de las buenas relaciones, somos socios por mediación de Cutiño».
Hablamos de fechas. El empresario, satisfecho con su camino en libertad, las desglosa: «Cuando se presentó, se había firmado un acuerdo de negocio, que
tenía que desembocar en el mes de febrero en un contrato definitivo o
no. Yo seguía con mis reflexiones... Lo que firmé en diciembre fue un precontrato con una fecha de caducidad del 15 de febrero.
Como el 15 no se firmó el contrato, guardé la libertad de reflexionar.
La semana pasada comuniqué mi decisión y ayer nos reunimos». Casas
insiste en que no ha surgido «ningún conflicto», que sencillamente tras
la meditación ha prevalecido su filosofía de «independencia».
Aprovechamos para hablar con Casas sobre el ofrecimiento de Manuel Benítez «El Cordobés»
de torear un festival («o varios») en Zaragoza o Valencia a beneficio
de los damnificados por la riada del Ebro. «Acabo de enterarme por ABC. Mis plazas están abiertas
para El Cordobés, porque es un monstruo, un personaje histórico y muy
amigo mío. Si él considera necesario su apoyo con un festival, ya lo
hablaremos».
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