Un cartel joven en La Maestranza para la segunda de la Feria de Abril, similares parámetros al día anterior con dos sevillanos y un azteca
EMILIO TRIGO
Afines en cartelería, pero en esta ocasión la balanza se inclinó para el hispalense Antonio Nazaré. Sus compañeros Arturo Saldívary Javier Jiménez no tocaron pelo y todos pecharon con una seria y buena corrida de Fuente Ymbro. Buen ambiente en el Baratillo aunque cortito de público. Cuatro toros con claras posibilidades. El primero tuvo un solo pitón, el derecho y el sexto, buena condición pero duró poco y todos, magníficamente presentados.
Que la suerte hay que buscarla es un dicho muy común entre los mortales. Suerte tantas veces pronunciada y deseada en el mundo del toro. Esa misma suerte que a veces es esquiva a los méritos que un torero ha desarrollado en el ruedo. Por ejemplo, Jiménez, no tuvo suerte al estoquear al tercero, la espada no quiso entrar después de una meritoria faena. Saldivar tuvo la suerte en la mano y la dejó escapar. Dos toros distintos, ambos con opciones, pero no tuvieron la suerte de entenderse con su matador. Quién la buscó, le sorprendió y la encontró fue Antonio Nazaré. Le sorprendió al no salir herido de la tremenda voltereta que sufrió en el primero y la buscó en el interior del bravo cuarto ‘Turulato’ encontrando recompensa a modo de embestidas exigentes y francas. ¡Vaya que si la buscó!
Lo concibió toreando con el pecho al frente, con las muñecas sueltas, con la cintura rota y el corazón en todos los muletazos de una gran obra al cuarto. Antonio Nazaré hambriento de triunfo en su interior nunca se aturrulló para conseguirlo. Todo lo contario, se mostró tranquilo y convenció su actitud. Torero que marca diferencias en su particular escalafón, puesto que sabe torear muy bien. Así lo demostró una vez más en Sevilla triunfando, lo que debe servir para abrir puertas empresariales.
Nazarérecibió al primero, un toro con un punto andarín, por etéreas verónicas antes de que José Antonio Flor le recetara dos varas suaves. Después de un quite por chicuelinas de Nazaré, entró Saldívarpor delantales para dejar una revolera en la que el viento molestó un punto. Tras un eficaz tercio de banderillas y el brindis de Antonio a su banderillero Joselito Ballesteros, encontró el sitio por el pitón derecho. Nazaré sin probaturas se puso directamente a torear. Pronto y en mano. Sin apretar al toro en ningún momento, el hispalense fue hilvanando una faena llena de detalles pero sin demasiado calado. Lo desarmó en el ecuador muleteril antes de probar el toro por la mano izquierda.
Fue por ese lado, por el que se quedaba más corto. Nazaré sufrió una tremenda y fea voltereta. Voló la cornada sobre su delgado cuerpo. Se refrescó y fue de nuevo a la cara del toro, más en corto, ante un toro sin clase pero que se movía pegajoso. Insistió sobre el derecho sin lucimiento, metido entre los pitones. Epilogó por manoletinas antes de dejar una estocada hasta los gavilanes, con el toro parado. Todo lo hizo el diestro. El cuarto, tuvorepetición, clase y templanza. Un gran toro de Fuente Ymbro que le permitió disfrutar y gozar el toreo en Sevilla. Salió algo blandito pero más bien, era su gran entrega en la embestida la que le hizo meter las pezuñas para dentro. Buen ramillete de verónicas le recetó en el inicio de la lidia, para que después entrara Arturo Saldívaren un quite por gaoneras tan soso en su interpretación que no dijo nada. Cuando tomó la muleta y brindó al respetable, la faena no perdió el diapasón por el pitón derecho, por el que se gustó mucho bajándole la mano, rompiéndose e hilando muletazos caros. Una delicia ver como Antonio engarzaba muletazos en series largas, de corazón y firmeza, y de mucho gusto. Calidad en la franela, igual, que en la embestida de su segundo. Al natural debía perderle pasos, pero dejó grandes momentos también. Por ahí, le sopló varios de mucha hondura y gran recorrido. Se rompió tirando hacia atrás para llevarlo muy largo. Faena completa, nada de medias tintas y de nivel altísimo ante un toro que descubre a malos toreros. Pero no fue el caso, porque Antonio Nazaré lo es, y muy bueno.
El otro sevillano, no bajo su crédito. Javiersin triunfar estuvo fresco, decidido mostrando sus armas. Raza y aptitud. El tercero no tenía nada que ver en cuanto a fisionomía con sus hermanos, era más fino en carnes, pero tenía una cara seria. Desde el principio estuvo Jiménez en torero, gustándose, y sobre todo tras brindar desde el centro del anillo y en la primera tanda por el pitón derecho. Se quedó en el sitio en todo momento el de Espartinas, para seguir a diestras y rompiéndose por naturales. Dos enganchones hicieron que cesara la música, que tocaba los sones de ‘Cielo Andaluz’. Javier estaba acariciando la oreja por firmeza y disposición. Nunca dio un paso atrás en su planteamiento de correr la mano con poderío y afianzar su capacidad. Se fajó con el toro pero hubo demasiados enganchones que deslucieron un poco su buen quehacer. En el epílogo muleteril, lo intentó en cercanías, al natural.
El apéndice estaba prácticamente en el bolsillo pero la espada no fue su suerte. Javier Jiménez se topó con un sexto que tenía matices positivos, pues humillaba y tenía clase en los primeros compases de la faena. Antes, lo recibió por verónicas. Tras brindar al subalterno Isaac Galvín, comenzó a torear por derechazos a un toro que emprendió a mostrar peor tranco a partir de la tercera tanda. Javier no quiso probaturas y se puso en el sitio. Le ayudó al toro en todo lo que pudo pero aquello careció de la necesaria transmisión. El pupilo de Ricardo Gallardo se quedaba cortito, por lo que el torero acortó también faena. Fue silenciado. En todo caso y en ambos toros seria actuación del espartinero.
El mexicano Arturo Saldívar no pudo recibir por verónicas al segundo, que se emplazó y debió salir a buscarlo más allá de la segunda raya. Tras dos varas medidas de Óscar Bernal hizo hilo en banderillas, sacando su instinto mirón. No iba metido en la muleta de Saldívar después de que éste brindara al respetable. No iba, porque no mandaba en el embroque. Tenía su punto de casta el de Ricardo Gallardo, para que Arturo lo intentara por el derecho en las tres primeras tandas. Exigente el Fuente Ymbro que pedía mando pero encontró dudas. Ese punto de dificultad no lo abandonó durante todo el trasteo que le planteó el mexicano, que acortó distancias a partir de la mitad de la faena. Dejó una estocada defectuosa que hizo efecto. A portagayola –con más corazón que cabeza- se fue Arturo Saldívar para recibir al quinto de la tarde, un toro que casi lo arrolla en la misma raya del tercio para luego recetarle otra larga en el tercio. Insulso pasaje con el percal. Le faltaba fuerza en varas al de Gallardo. Tras brindar el toro a un particular, Saldívar cuidó muy mucho la embestida pastueña del toro. Hubo protestas al astado en su lidia y nadie las repitió en el último tercio. Arturo se justificó por ambos lados. Toreó en cercanías antes de volcarse en una estocada en lo alto.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Maestranza. Segunda de la Feria de Abril. Media entrada.
Seis toros de Fuente Ymbro, bien presentados, serios y con cuajo. Destacó, por su bravura y su clase, el cuarto. Con nobleza en general y un punto febles en la fuerza.
Antonio Nazaré (marino y oro), ovación y oreja.
Arturo Saldívar (malva y oro), silencio y silencio.
Javier Jiménez (verde limón y oro), ovación y silencio.
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