1. Tercio de varas.
Para evitar tiempos muertos y mejorar la lidia, en la suerte de varas,
el caballo de turno entrará en el ruedo por la llamada Puerta de Madrid
(entre los tendidos 7 y 8), en vez de hacerlo por la puerta de
cuadrillas (entre los tendidos 3 y 4). Hay que recordar que así se hizo
durante algún tiempo, a sugerencia del crítico taurino de ABC, Vicente Zabala padre. Con esta medida, se puede reducir el espectáculo en unos 12 minutos.
2. Pañuelos.
Hace poco se produjo cierta confusión y polémica porque parte del
público no advirtió, a la conclusión de una faena, si el presidente
había sacado uno o dos pañuelos. La medida que se propone parece de unsentido común indiscutible: mantendrá visibles todos los pañuelos que saque hasta el arrastre de la res.
3. Puerta Grande. Se descartó la propuesta de algunas asociaciones de aficionados de que se necesite cortar dos trofeos de una res para abrir la Puerta Grande.
4. Mulilleros. Los presidentes vigilarán que los mulilleros actúen con la debida diligencia en el arrastre del toro, evitándose la picaresca de dilatarlo, para facilitar el corte de trofeos.
5. Tamaño de las orejas. Se limitará el tamaño de los trofeos que se exhiban (no la oreja completa de la res).
6. Vestimenta.
Sólo deben ir vestidos de luces los que participan en la lidia. Sí puede
llevarlo, por tanto, el puntillero pero no el torilero ni el llamado «chulo de banderillas», que las entrega.
7. Petición de premios.
Para la concesión de trofeos, los presidentes tendrán en cuenta que, en
la actualidad, muchos espectadores no la piden con un pañuelo blanco.
8. La pendiente del ruedo. Se volverá a estudiar técnicamente la adecuada altura del centro del ruedo,
como ha pedido algún torero, para que no perjudique a la lidia siga
garantizando la óptima evacuación de agua, en caso de lluvia.
9. Tiempos muertos.
Para evitar tiempos muertos y momentos innecesariamente cruentos, que
chocan con la sensibilidad actual, se instará a los matadores a que,
como antes era tradicional, utilicen sin coste alguno los servicios del puntillero de la Plaza, contratado por la empresa.
10. Uso del descabello.
En un terreno más amplio y polémico, algún asistente propuso que la
devolución del toro no dependiera sólo del tiempo trascurrido –como
ahora sucede– y se limitara el número de intentos, en el uso del descabello y la puntilla.
Se evitarían, así, situaciones desagradables para muchos espectadores.
Desborda esta propuesta las competencias de Taurodelta pero se acordó el
estudio de su posible incorporación al Reglamento por el Centro de
Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid (asistió a la reunión su
nuevo director gerente, Manuel Ángel Fernández).
Al margen de la evidente sensatez de varias de estas
medidas, me parece digno de elogio el deseo de adecuar el desarrollo del
festejo taurino a la sensibilidad de muchos nuevos espectadores. La
cuestión de fondo está clara: ¿qué se puede cambiar y qué no?
La respuesta parece clara: no se puede tocar lo que forma parte de la
esencia misma del espectáculo: por ejemplo, la muerte del animal, en la
Plaza. Todo lo demás, sí puede intentar mejorarse. En muchos aspectos,
el mundo taurino es demasiado inmovilista.
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