Se lidiaron novillos de Villamarta para Miguel Ángel León, David Fernández y Juan de Castilla

MARCO A. HIERRO
Una novillada de Villamarta se incluía este domingo en el dentro del ciclo de encastes minoritarios septembrino. Las Ventas volvía a acoger toros para que Miguel Ángel León, David Fernández y Juan de Castilla despacharan los ejemplares del hierro hispalense.
A la puerta de chiqueros se fue León a recibir al castaño primero, 
bien hecho, que se quiso ir de la suerte desentendido y le costó 
sujetarlo al novillero. Empujó en dos varas, las dos cogidas en la 
paletilla. Por chicuelinas quitó David Fernández, hurtando el cuerpo por
 la tendencia a vencerse a zurdas del animal. Con mucha quietud inició 
faena el sevillano, comprobando la largura y bondad del de Villamarta, 
utrero que demandó medios y gobierno. Y se ralentizó el animal en el 
embroque cuando se lo dio, gateando el trazo, no siempre templado, pero 
siempre compuesto. Un par de series nacieron sólidas con la mano 
izquierda, y una estocada corta que bastó para dar una vuelta al ruedo.
Le costó más al segundo tomar el capote en el saludo a la verónica 
de David Fernández, con más intención que brillantez ante la llegada sin
 celo del animal. Se dejó pegar en el penco el de Villamarta, 
rompiéndose mucho rato en la primera vara. Con alegría se arrancó desde 
lejos en la segunda, a penas un picotazo. Tremenda la quietud y el valor
 de Juan de Castilla en el quite por tafalleras, aguantando en la media 
que se le frenarse el animal. Por gaoneras comprometidas replicó 
Fernández en un bonito duelo.
Le costó más al segundo tomar el capote en el saludo a la verónica 
de David Fernández, con más intención que brillantez ante la llegada sin
 celo del animal. Se dejó pegar en el penco el de Villamarta, 
rompiéndose mucho rato en la primera vara. Con alegría se arrancó desde 
lejos en la segunda, a penas un picotazo. Tremenda la quietud y el valor
 de Juan de Castilla en el quite por tafalleras, aguantando en la media 
que se le frenarse el animal. Por gaoneras comprometidas replicó 
Fernández en un bonito duelo. Soltó la cara el novillo en el inicio, 
donde debió imponerse el chaval antes de torear. El ansia le hizo darle 
distancia y ofrecerle trapo sin más probaturas. Y tuvo son y voluntad el
 buen novillo, que amarró la cara cuando se la sujetaron al suelo para 
que humillarse con profundidad. Voluntad y disposición tuvo Fernández, 
con los defectos propios de los noveles en el sitio y la estructura. Una
 estocada provocó la petición no atendida que quedó en vuelta.
Humilló el tercero de salida, pero le faltó celo y ritmo en las 
verónicas que propuso Juan de Castilla, recogiendo con dificultad pero 
con quietud la repetición tras el cortísimo viaje. Por gaoneras quitó 
con solvencia León tras los dos picotazos en varas. Más bronco fue el 
animal en la muleta, con el recorrido corto que se empeñó Juan en no 
ligar y buscarlo tan largo como fuera posible con la zurda. Repuso el 
animal, y a los lomos se lo echó, encunándolo sin más consecuencia. 
Mucho valor el del colombiano, que aguantó firme la aspereza y se inmoló
 en las bernadinas finales para, con una estocada en la yema, cortarle 
una oreja.
El cuarto tuvo empleo y humillación en los embroques, pero también 
una carencia de fijeza que dejó en discontinuo el saludo que inició León
 con dos largas cambiadas en el tercio. Fue duro el castigo en varas, 
donde se empleó abajo el de Villamarta. Liviano fue el quite a la 
verónica de Fernández. Con cambiados inició León la faena de muleta con 
el utrero liándose a embestir por abajo y con importancia, con codicia y
 emoción en un trasteo de más a menos que terminó en silencio. 
Visitó Fernández la puerta de chiqueros con el quinto, un tío que 
se desentendió de percales, obligando al murciano a buscarlo por todo el
 ruedo para seguir pegándole largas cambiadas. A topar llegó el utrero 
al caballo en un tremendo golpazo en el primer encuentro. Lo puso todo 
de su parte David con el feble animal, que tenía buen son en el galope 
pero no se tenia en pie tras el segundo muletazo. Incluso le echó mano a
 un valentísimo Fernández sin consecuencias aparentes, antes de que lo 
despenase de media estocada ante las constantes protestas del tendido 
para el animal.
Faena a más que culminó entre los pitones, con circulares y con manoletinas de rodillas, coronada con una estocada tendida que no fue suficiente para abrir la puerta grande, pese a la petición. Ovación.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Novillada con picadores septembrina dentro del ciclo de encastes minoritarios. Un cuarto de plaza.
Seis novillos de Villamarta, de ralentizada calidad el primero, de gran calidad y humillación el buen segundo, áspero y bronco el tercero, humillado, con calidad y codicia el buen cuarto, de flojísima fuerza y buen son el castaño quinto, bronco y defensivo el amplio sexto.
Miguel Ángel León, vuelta y silencio.
David Fernández, vuelta y silencio.
Juan de Castilla, oreja y ovación.
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