Se lidiaron toros de Charro de Llen para Enrique Ponce, El Fandi y Miguel Ángel Perera
Arrancaba la Feria de Valladolid un año más en la ciudad que estaba de aniversario taurómaco. En el cartel, de carácter goyesco, hacían el paseíllo el valenciano Enrique Ponce, el granadino David Fandila "El Fandi” y el extremeño Miguel Ángel Perera. Frente a ellos, un hierro de apuesta como el de Charro de Llen, que regresaba a los carteles con figuras.
Flojo fue el primero de Charro de Llen, que acusó mucho una voltereta en los primeros compases para acabarse a penas en la segunda tanda. Poco pudo hacer Enrique ante una embestida corta, sin fuerza, imposible incluso por el pitón izquierdo. Escuchó palmas a la voluntad.
Con dos largas cambiadas recibió Fandi al segundo, un precioso colorado, muy bien hecho, con el que estuvo vistoso y variado con el percal. Quitó por zapopinas tras el breve encuentro con el penco y cumplió con su espectacularidad acostumbrada el tercio de banderillas, aunque sin demasiado brillo. De hinojos inició con la muleta, donde destacaron dos muletazos a diestras con el temple preciso a la humillación del animal. Sin embargo, se fue apagando poco a poco el de Charro de Llen, haciendo estériles los esfuerzos de Fandi por alcanzar cotas más altas. Cerró la faena con un toreo efectista, de rodillas y por abajo, y mató de una gran estocada para pasear una oreja.
Otro tacazo de hechura salió en tercer lugar para Miguel Ángel Perera, que trató de encelar al animal en las cercanías tras los estatuarios iniciales. Y pareció que aguantaría la poderosa muleta del extremeño en las primeras tandas, pero se fue viniendo a menos hasta rajarse y buscar las tablas. Allí lo intentó Perera, a favor de querencia, pero nunca permanecía el animal más de dos muletazos en la tela. Lo mató de una estocada desprendida y escuchó palmas.
Muy pronto le marcó el precioso cuarto su condición a Enrique Ponce en el capote, pero lo sublime llegó en el inicio muletero, muy por abajo, con un cambio de mano monumental. Fueron la suaviadad, la altura y la sutileza en los toques las armas que intentó utilizar Ponce con el toro, pero la falta de fuelle le impidió llegar a mayores cotas. No obstante, Ponce volvió a demostrar su maestría a la hora de entender a un toro e inventarse una faena. La calidad del animal levantó la ovación en el arrastre.
No quiso David Fandila dejar pasar la oportunidad de abrir la puerta grande de Valladolid en el 125 aniversario de su construcción. Salió dispuesto desde el inicio recibiendo rodilla en tierra y lanceando a la verónica al noble toro de Charro de LLen. Qutó por tafalleras tras el medidísimo tercio de varas y cuajó un vibrante tercio de banderillas. Muy escasa era la fuerza del toro, lo que le hizo tirar por el camino del efectismo encimista. Mató de una estocada entera que precisó de descabello y paseó una oreja tras aviso.
Devuelto fue el sexto en banderillas tras ser muy protestado desde el tendido por impresentable e inválido. Menos entidad tenía aún el sobrero de Tapatana que salió en su lugar, que se quedó corto en los viajes, echó la cara arriba y le buscó el corbatín a Perera en varias ocasiones. Intentó el toreo en redondo el extremeño, pero no había fuelle para mantener la lid. Por eso le acortó la distancia al disparo del Núñez y le asentó la figura a milímetros del pitón para pisar terrenos inverosímiles. Un pinchazo previo a la estocada provocó la cerrazón del presidente.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valladolid. Primera de Feria. Corrida de toros goyesca. Más de media entrada.
Seis toros de Charro de Llen. Flojos en general, bien hechos y con calidad sin poder.
Enrique Ponce, palmas y oreja.
David Fandila "El Fandi”, oreja y oreja tras aviso.
Miguel Ángel Perera, palmas y ovación tras fuerte petición.
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