Se lidian novillos de Flor de Jara para Posada de Maravillas, Alejandro Marcos y Roca Rey
JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Posada de Maravillas, Alejandro Marcos y Roca Rey eran los encargados de trenzar el paseíllo en la tercera novillada del Alfarero de Oro. A escena, salía el hierro santacolomeño de Flor de Jara, ya tradicional en el coso de "La Sagra”.
Tabernero llevaba por nombre el abreplaza, un cárdeno que tuvo un tranco templado de salida en las gustosas verónicas de Posada. Una puya asentó su condición y su fiheza, mostrada en todo momento en la Lidia. Brindó Posada a Villaseca para comenzar a dominar en línea recta al animal para proseguir por derechazos sonsacando la nobleza que atesoraba. Al natural lo llevó de uno en uno con su personalísimo concepto para, tras Estoconazo, cortar Oreja.
Más rebrincado de inicio fue un segundo con el que Marcos tan sólo se asentó en la media final. Escasez de fuerzas tuvo en la lidia de Zamorano antes de que el Salmantino tomara la franela. Le planteó Marcos un prólogo muleteril por bajo para destacar, ya en redondo, en su toreo a diestras. Fue ese el lado más potable de un novillos que no admitía nada largo por el izquierdo y por el que Alejandro se los debió sacar de uno en uno. No tomó vuelo la faena y, tras fallar a espadas en cuatro ocasiones, fue silenciado.
Quiso llevarlo limpio y con el compás abierto Roca Rey al tercero, un novillo más en hechura santacolomeña que manseó ya con la arrancada al caballo que montaba Manuel Molina. Hierático quedó el peruano en el inicio de una faena de superioridad. Fue precisamente esa virtud la que se impuso la instinto Manso del animal cárdeno para, tras la primera tanda por el derecho, rendirse el novillo al poderío de Andrés. Entre pitones y regusto fue un final que, tras estocada, se saldó con una Oreja.
Aplaudido por su estampa Cárdena salpicada fue el cuarto, que sabía perectamente lo que tenía delante cuando Posada le plantó el Capote. Doble puya se llevó el animal, que en faena quiso rajarse en todo momento, y tras intentarlo en corto, fue pronto Juan Luis a por la espada. Una estocada un punto tendida acabó con el de Flor de Jara.
También de clásica estampa santacolomeña era un quinto al que, ahora sí, pudo dejar varias Verónicas gustosas Marcos. Le apretó a Martín Blanco en la Lidia y a Gómez Pascual en las banderillas para que, en el inicio, el novillero lo llevara por bajo. Sentido sacó en faena el animal para terminar prendiendo en un derrote a Alejandro sin consecuencias aparentes. Era mentirosa la entrega del de Flor de Jara, con el que terminó el joven de espadazo tendido para dar la vuelta al ruedo.
Distraído era un sexto con el que se empecinó Roca Rey en recibir con limpieza hasta conseguirlo. Horrenda fue la Lidia de Javier Crespo para que Roca Rey, muleta en mano, le encontrara al natural el sitio a un novillo por el que nadie hubiera apostado. Se quería rajar pero lo seguía intentando Andrés con arrojo hasta que el novillo le echó mano. Lo volteó de fea forma propinándole un puntazo y, a la hora de matar, de nuevo le echó mano para paralearlo ya en el suelo y malograrle la pierna izquierda. Cortó otra oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de "La Sagra”, Villaseca de la Sagra, Toledo.
Seis novillos de Flor de Jara. De noblón Tranco y gran fijeza el primero; de medio viaje el segundo; de mansurrona condición el flojo tercero; de corto viaje el exigente pero tajado cuarto; zorrón y de mentirosa entrega el quinto; reservón el sexto.
Posada de Maravillas, oreja y leves pitos.
Alejandro Marcos, silencio y vuelta al ruedo.
Andrés Roca Rey, oreja y oreja.
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