"Tengo 57 corridas hechas, incluso hay algún doblete de torear mañana y tarde. Y aunque a estas alturas no es lo que uno busca, la demanda sigue muy viva y fresca y yo me ilusiono con ella", declara el estellés
APLAUSOS
"Quiero poner una silueta de Cagancho, como si fuera la del toro de Osborne, en el punto más alto de mi finca, y que se vea cuando pasas por la autovía que conecta Pamplona con Logroño"
La demanda de la afición y los empresarios significa que todavía sigue despertando interés: "Llevo
años diciendo que quiero torear menos, pero en ese sentido, soy
vulnerable porque no lo hago, me cuesta mucho decir que no, sobre todo
cuando ves que vas a una plaza y que ha ido todo muy bien a nivel
artístico y de mercadotecnia, ves que se mueve todo el engranaje de la
Fiesta. Así que cada año me toca echarle casta y hacer frente a una
temporada más extensa de lo que me gustaría".
Sin embargo, el navarro tiene claro su deseo en este nuevo año: "Me
gustaría torear menos. Unas 30 corridas en México y otras 30 en España
sería el número perfecto porque además, las disfrutaría mucho más. Ahora
mismo, me cuesta mucho estar diez días fuera de casa toreando, más que
nada porque noto que ese esfuerzo se lo exijo a mis caballos".
Y hablando de caballos, la temporada 2015 quedará marcada
en la vida de Pablo Hermoso por la pérdida de Cagancho, el caballo más
importante de su cuadra y uno de los puntales en la evolución del
rejoneo. Con Cagancho murió un mito, un símbolo. “Fue un momento
de muchísimo dolor, igual que si perdieras a alguien muy querido. Para
la familia e incluso la gente que trabaja en casa, era un caballo
especial por todo el amor que le teníamos. Se llenó la casa de dolor.
Aquello hizo despertar la leyenda otra vez, porque de nuevo la gente me
volvía a llamar, a preguntar, muchos aficionados me enviaron fotos que
se hicieron con él… Por eso me afligía mucho más saber todo lo que había
representado ese caballo no sólo para nosotros sino para todo el
público”.
Aunque ya han pasado cinco meses de la pérdida, el recuerdo a Cagancho sigue estando muy presente: “En
la cuadra hay un vacío tremendo porque era el patriarca. De los 32
boxes que hay rodeando un patio, el suyo era el del Rey de la casa, el
consentido, para quien todos teníamos una caricia. Ahora llego a la
cuadra y no hay día que no me acuerde de él”.
Pablo desvela en la entrevista que está preparando su
particular homenaje, que consistirá en una imagen del caballo que
colocará en su finca de Noveleta. “Era una idea que me rondaba
la cabeza desde hace años. Quiero que Cagancho sea un símbolo de mi
tierra y de mi gente. Si me dan permiso, quiero poner una silueta suya,
como si fuera la del toro de Osborne de las carreteras, en el punto más
alto de mi finca, y que se vea cuando pasas por la autovía que conecta
Pamplona con Logroño”.
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