lunes, 2 de mayo de 2016

Oreja a Juan del Álamo en la Goyesca de Madrid


Joselito debuta como ganadero en Las Ventas con una corrida noble pero floja


Juan del Álamo, a izquierdas - Paloma Aguilar
 
ANDRÉS AMORÓSMadrid

Debuta como ganadero en Las Ventas Joselito: sus toros lucen idéntica nobleza pero una falta de fuerzas que reduce la emoción de las faenas. Al picarlos poco, surgen protestas. Sólo Juan del Álamo corta un trofeo, en el tercero, el mejor toro.

El primero no plantea más problemas que su flojera. Miguel Abellán se muestra reposado y firme, con la seguridad que da la veteranía. Conecta con el público cuando el toro repite, sólo en alguna serie. Mata bien, a la segunda. Recibe rodilla en tierra al cuarto, que embiste de largo, con nobleza, pero apenas aguanta tres muletazos seguidos. Todo es correcto pero falta chispa y se alarga. Logra una buena estocada, se sienta en el estribo a verlo caer y saluda la ovación, con cierta división.

A Iván Vicente lo espera esta afición desde su gran actuación de la pasada temporada. En el segundo, juega bien los brazos, a la verónica. El toro va de largo, se come la muleta, parece que va a propiciar la faena pero pronto se apaga y el éxito se esfuma. De todos modos, se le ve puesto, con buen estilo. Y receta una buena estocada. El quinto, el más enmorrillado, luce idéntica nobleza y flaquea. Se luce Héctor Vicente en un gran tercio de varas: ¡qué alegría ver aplaudir así a un picador! La debilidad del toro lo deja todo a medias pero vuelve a matar bien.

A Juan del Álamo le toca el mejor toro, el tercero; lo aprovecha con decisión y buen gusto: embarca bien, tira del toro, liga las nobles embestidas. (¡Lástima de dos costaladas de la res, que deslucen!). Logra buenos naturales, un poco acelerado. Entra a matar con decisión pero la espada no queda bien colocada: oreja con protestas. El sexto sale suelto, flaquea y acaba rajado, en tablas. El diestro se muestra muy suelto y voluntarioso: no devuelve la oreja pero tampoco le ha servido el toro para redondear su tarde. En todo caso, ha sumado una más a su notable lista de trofeos en Las Ventas.

Goya hubiera elogiado su «ligereza y atrevimiento» (como en la lámina 20 de su Tauromaquia). Le hubiera encantado la gran suerte de varas, sin derribo (sí lo hay en la lámina 26). Hubiera disfrutado mucho con las dos estocadas de Iván Vicente: como Pedro Romero, «matando a toro parado» (lámina 30), que ilustra a Nicolás Moratín: «El pie siniestro y mano está delante, -ofrécele arrogante- tu corazón que hiera...» Ya se sabe: Goya, un «antitaurino».

Postdata. Un vecino castizo me da un papel. Leo su título: «Nueva oda al Dos de Mayo». Sigo leyendo: «Oigo, patria, tu aflicción/ y escucho el triste lamento/ por tenernos tanto tiempo/ sin gobierno ni ilusión./ Desde tu invicto pendón/ veo a las autonomías,/ por el euro en discusión,/ y a alguna, que irse quería/ de España, como nación./ Por eso quieren quitar/ nuestra Fiesta nacional:/ como es arte sin igual/ no lo podrán expulsar/ pues el pueblo, el dos de mayo,/ supo luchar y vencer./ Le toca volverlo a hacer./ Así lo espero y me callo».

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