Pronóstico
muy grave del debutante en una tarde sangrienta: Guillermo Valencia
también cae herido con una cornada de diez centímetros en el escroto.
Juan Miguel corta una
oreja de una gran novillada de Guadaira, con dos ejemplares ovacionados
Rafael Serna resultó herido en la cara interna del muslo derecho - Paloma Aguilar
ANDRÉS AMORÓSMadrid
La novillada de Guadaira, que ha dado gran juego, deja una huella de sangre. Dos novilleros son heridos en la suerte suprema. En el quinto, Guillermo Valencia recibe un pitonazo en los testículos que lo lanza por el aire; todavía logra matarlo, antes de pasar por su pie a la enfermería. En el último, el debutante sevillano Rafael Serna, también al entrar a matar, sufre una cornada en el muslo. En el lado alegre, a Juan Miguel le toca un bondadosísimo novillo, el cuarto, al que corta la oreja.
Los novillos de Guadaira, de origen Jandilla, han dado gran juego, con casta y movilidad; han aplaudido a casi todos y ovacionado fuerte al tercero y cuarto, los mejores.
El primero se mueve mucho, protesta a veces. Juan Miguel, de Colmenar, se luce en los muletazos iniciales, de rodillas; luego, la faena se diluye. Entra a matar muy recto y lo encuna, sin consecuencias. Tiene la fortuna de que le toque el cuarto, el mejor, que embiste con gran temple, le permite ligar muletazos a cámara lenta, coreados por sus partidarios: estocada y oreja.
El segundo va pronto y largo. El colombiano Guillermo Valencia liga muchos muletazos pero pocos son limpios, le tropieza la muleta. Mata mal: escucha un aviso. El quinto, más complicado, vuelve del revés, mansea pero también va largo. Le dan demasiados capotazos. Brinda a César Rincón. Guillermo no llega a acoplarse, se muestra voluntarioso. Al entrar a matar, sufre el pitonazo ya contado y, muy disminuido, aguanta en el ruedo hasta matarlo y pasar a la enfermería.
La mayor curiosidad del cartel la suscita el debutante sevillano Rafael Serna, hijo de un artista muy popular en su ciudad, que ya ha cortado oreja en la Monumental mexicana (lo apodera la empresa Casa Toreros) y en el coso del Baratillo. Se le ve puesto, con buen estilo clásico y notable empaque; maneja mejor la muleta que el capote. En el tercero, saluda, con los palos, Christopher Fourcat.
Después de unos doblones, rodilla en tierra, se queda quieto, acompaña las embestidas, le deja la muleta en la cara y liga. Concluye con buenos ayudados por bajo pero está mal con los aceros. Ha dejado buena impresión pero el novillo era para cortarle la oreja. Sí brinda al público el sexto, que flaquea un poco pero embiste con casta. Le va cogiendo el temple, con derechazos de mano baja; maneja con facilidad la mano izquierda. Al final, liga muy bien los muletazos, casi en tablas, y concluye con naturales de frente, de la escuela sevillana. Esta vez se vuelca al matar y la sensación inmediata es que lleva una fuerte cornada. Deja muy notable impresión.
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