Durísima cornada del torero sevillano, que cortó dos orejas a la corrida de Adolfo
Manuel Escribano, con la taleguilla empapada de sangre, es socorrido por la cuadrilla
ANDRÉS AMORÓSAlicante
El tono amable y triunfalista de la Feria, con tantas salidas en hombros, cambia radicalmente con los toros de Adolfo Martín, serios y encastados, exigentes. Al matar al cuarto, Manuel Escribano sufre una fuerte cornada: hubiera salido a hombros, por haber cortado dos orejas (que debieron ser tres).
Escribano triunfó en esta Plaza el pasado agosto y recibe por ello un trofeo. El primer toro de Adolfo Martín embiste con temple pero flaquea y espera. Se luce Manuel en el par al violín, al quiebro, y en los muletazos mandones; muy seguro, le saca lo bueno que el toro tenía. Rotundo espadazo: oreja. Al cuarto, que sale con pies e intenta saltar la barrera, le da largas cambiadas de mérito. El par al quiebro, citando de rodillas, levanta un clamor. Las embestidas son espectaculares y las aprovecha con templados muletazos: gran toro, este «Madroño», y vibrante faena. Suena el aviso toreando.
Sufre una fuerte cornada, al matar: a la vez que deja una rotunda estocada, el toro le pega un derrote seco, en la zona del triángulo de Scarpa, con aparatosa hemorragia. Sin sentimentalismos, no se entiende que le den sólo una oreja, después de una faena muy completa.
Debuta en Alicante el murciano Ureña, adoptado por la afición madrileña. El tercero humilla pero queda corto. Brinda a Palazón, un hermoso gesto. Paco le aguanta, con temple y valor, arrancándole buenos naturales, en una faena de mérito: buena estocada y oreja. El último queda muy corto, Ureña se justifica con buen oficio y actitud. Mata a la tercera.
Estaba viviendo Escribano su segunda tarde más triunfal de la temporada (después del indulto de Sevilla) cuando ha sufrido esta cornada, muy impresionante. Parece ser que está estabilizado, dentro de la gravedad. Es la doble cara de la Fiesta. Sólo cabe desearle una pronta mejoría.
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