REPORTAJES DE CAMPO.- Visita a La Cobatilla
Íñigo Crespo
CRIAR EL TORO QUE UNO QUIERE
Por encima de todos esos condicionantes, José Murube sí tiene muy claro que hoy por hoy: “Estoy
criando el toro que quiero criar y busco el toro que me ilusiona y la
embestida en la que creo, aunque haya a quien no le guste”. El ganadero corrobora: “Es
evidente que nadie tiene la ganadería para arruinarse y que al final te
tienen que matar las corridas, pero en mi caso, con 160 años de
historia que tiene nuestro hierro y después de haber visto la ilusión de
mi padre por recuperarlo para la familia, no voy a salirme de mi
concepto. Con los números que tenemos tengo camadas de cuatro o cinco
corridas que no me cuesta ponerlas en el mercado como para plegarme a
intereses de nadie.
Si algo tengo claro es que crío un tipo de toro en
el que creo tanto en comportamiento como en hechuras”.
En La Cobatilla pastan en la actualidad
140 vacas y cinco sementales. Los tiempos pasados de crisis no han
obligado a reducir cabezas en esta casa porque la eliminación de reses
ya se hizo con anterioridad. “Hará diez años que dejamos la
ganadería en 140 vacas, eliminando un centenar. Cada año solemos quitar
por mayores una docena de hembras que son sustituidas por las que
aprobamos en la tienta”, explica antes de detallar la selección de sementales: “Ahora
mismo tenemos cuatro contrastados y otro que voy a echar ahora. No me
gusta tener la ganadería muy abierta de sementales porque prefiero tener
muy controladas las características que busco en mis animales y eso lo
consigo teniendo muy uniforme la masa de vacas que es lo más
determinante en una ganadería”.
La dualidad, el dueto entre vaca y semental, para el ganadero sevillano se inclina a favor de las hembras, según justifica: “Muchas
veces dicen que un semental hace una ganadería y es verdad, pero la
regularidad te la dan las madres. Las hechuras y los criterios de
comportamiento a lo largo del tiempo te lo aportan las vacas. Un
semental te puede estar dando muy bien durante un tiempo y de repente
dejar de hacerlo y no tienes margen para rectificar”.
OBLIGACIONES Y CONVICCIONES
Recto en su concepto y en su discurso,
José Murube es fruto de la experiencia y de un conocimiento exhaustivo
del campo bravo. Una forma. Un estilo. Un modo de dirigir las riendas de
su ganadería. “El comportamiento lo priorizo en hechuras pero también de cara a opiniones externas”, admite. “Si
no me gusta un toro o una becerra no lo voy a aprobar aunque les guste a
los toreros. Aquí hay que seguir una línea recta y plantearse unos
objetivos que si eres fiel a tu propio concepto, los acabarás por
conseguir”, subraya.
Con los años, José Murube no oculta que ha visto evolucionar su ganadería y que ha conseguido metas propuestas. “Por
ejemplo hemos amoldado los toros a una hechuras más lógicas de este
encaste.
Hace unos años, cualquier toro nuestro, incluso en un pueblo,
no bajaba de los 580 kilos y ahora mismo ese mismo toro lo tenemos en
510 ó 520 kilos”, especifica. La personalidad de la morfología del tronco murubeño es una de sus virtudes y de sus señas de identidad:
“El tipo lo hemos fijado hacia lo que siempre fue el toro nuestro.
Ahora no subimos de los 520 kilos, las manos son más cortas, la cara es
acarnerada y tiene dos virtudes muy evidentes en su embestida que son la
calidad y el temple. El galope clásico del toro de Murube se encuentra
muy vivo en casa”.
También se ha regularizado el comportamiento de los animales en el caballo. La evolución ha sido importante en ese sentido. “Ya
nos les doy como antes que a lo mejor en un tentadero se llevaban nueve
o diez puyazos. Ahora busco la prontitud, la fijeza, la entrega abajo y
con dos o tres varas es suficiente siempre que no se vayan nunca del
peto y duren en la muleta”, atestigua.
El galope, sinónimo de bravura y de
poder. Una oportunidad de avivar el toro bravo y de calar en los
tendidos es ese criterio tan sutil como es su modo de embestir, su
alegría, su prontitud y, por tanto, su codicia. “Ese galope, lo tengo”, asegura con orgullo José Murube, quien, no obstante, especifica que busca otras virtudes:
“Mi preocupación ahora es buscar la raza, el poder, ese punto de
transmisión al tendido. Por ahí estoy trabajando ahora. Mantengo los
criterios actuales y que están muy asentados en nuestros toros como la
calidad y el temple, pero ahora busco meter mayor temperamento a la
embestida, aunque sabiendo que es muy difícil equilibrar algo tan
difícil. Como te pases de raza es muy difícil bajar luego ese índice de
motor”.
LA TEMPORADA 2016
La raza es el hándicap que le preocupa a
José Murube. La raza desde la responsabilidad de ganadero que quiere
ahondar en el futuro y seguir manteniendo enarbolada la bandera del
tronco Murube en casa. Los números de esta ganadería durante la presente
temporada son importantes. Y sin embargo, ese instinto de sabiduría que
atesora y muestra en su mensaje José Murube le hace mostrarse prudente
sobre lo que ha sido el curso 2016 para él: “Estoy satisfecho pero quería más, no lo voy a negar porque sería engañarme. Y por encima de todo quiero ser realista”. Corridas
como las de Huesca con Paquirri y José Garrido en hombros. La de Cieza,
con Miguel Ángel Perera y Rafaelillo en son triunfal o la última de
rejones, jugada en Zafra, en la que Diego Ventura cortó cuatro orejas,
tres Andy Cartagena y dos Joao Moura hijo, son salvoconductos notables
para cualquier ganadería. “La camada ha sido buena pero por debajo de las expectativas que tenía como ganadero”, reconoce.
“Las hembras que habíamos tentado de la camada habían sido
extraordinarias y sin embargo los machos no han terminado de tener las
mismas virtudes”, apunta.
No le importa al ganadero radiografiar la
camada. Sabe cuáles han sido los puntos álgidos y los déficits de
comportamiento que no le han dejado tan buen sabor de boca. “Es
verdad que la regularidad de toros embistiendo ha sido alta y que la
camada ha tenido mucha dosis de temple, de nobleza y, por tanto, de
clase. Pero entiendo que debía haber tenido eso que ando buscando que es
raza, mayor celo en el último tercio. Siendo una camada buena algunos
toros han manseado más de lo que yo quería y por tanto no puedo estar
satisfecho”, reflexiona. “Soy realista y no soy nada conformista. Si veo que hay cosas que se deben mejorar, para eso estamos”.
Fotos: ARJONA
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