jueves, 23 de marzo de 2017

Julio Aparicio: «Mi madre me ha puesto los genes toreros»


El matador y Pansequito desgranan los nexos de unión entre la tauromaquia y el cante 

Pansequito y Julio Aparicio, mano a mano en Sevilla
Pansequito y Julio Aparicio, mano a mano en Sevilla - Raúl Doblado
 
ABC.ES Sevilla

El torero Julio Aparicio y el cantaor José Cortés «Pansequito» protagonizaron el tercer encuentro de los Mano a mano en la Fundación Cajasol de Sevilla. La cita abordó la relación entre toreo y el cante y tuvo al arte como hilo conductor.

Comenzaba el acto el cantaor Pansequito buscando las conexiones entre ambos mundos: «Son artes y sentimientos que solo pueden expresar y tener el torero y el cantaor. Con el cante se torea. Si te levantas mientras cantas y mueves las manos estás meciendo el cante, estás toreando». También habló de la vinculación con el toreo de Aparicio y su amistad: «He sido muy seguidor suyo desde antes de ser novillero y lo he acompañado a los tentaderos. Si vas a un tentadero y lo ves te entran ganas de cantar».

Del mismo modo, Julio Aparicio habló de sus inicios en el mundo del toro y su vinculación con el flamenco, ya que su madre era la gran bailaora Maleni Loreto: «Mi madre me ha puesto los genes toreros. Antes que pensar en torear veía a mi madre bailar escuchando a Paco de Lucía, Camarón o Pansequito. Antes de empezar a pensar en torero pensaba en el cante y el baile, pero no tengo ningún don para cantar ni bailar». «El toreo y el flamenco van unidos porque son artes en los que se ponen sentimientos. El toreo es un desgarro y el cantaor igualmente se desgarra cantando», añadió el torero sevillano.

Corrida flamenca

Fue entonces cuando Pansequito recordó la corrida flamenca en 1988 en Badajoz, en la que toreros como Curro Romero, Rafael de Paula o Pepe Luis Vázquez torearon a compás bajo el cante de grandes artistas como Camarón, Nano de Jerez, Rancapino y el propio Pansequito. Más tarde reconocería: «Ahí no se puede cantar, se tiene que mirar. No soy partidario de cantarle a un torero mientras torea, me gusta irme después con él y cantarle lo que la faena me ha inspirado».

El moderador del coloquio, José Enrique Moreno, preguntó a ambos protagonistas por sus inicios, confirmando los dos artistas que todos se fijan en alguien. «Yo me fijé en Caracol», dijo Pansequito, mientras que Aparicio reconoció sus influencias: «Yo me fijé en Curro, Paula y el maestro Antoñete. Son gente que admiro y por mucho que sueñe nunca voy a ser como ellos».

Se recordaron también dos grandes faenas que Julio Aparicio ha dejado para la historia, una novillada en Sevilla, que lo lanzó, y la faena al toro de Alcurrucén en Las Ventas en 1994. De Sevilla dijo el torero: «Ese díaconseguí sentir lo que siempre había soñado desde chico. Para mi Curro y Rafael han sido los toreros que desde que era muy pequeño más cerca sentía y me llamaban la atención un poco más que otros. Y de repente por esa novillada los empresarios empezaron a anunciarme con ellos». De la faena de Madrid señaló: «Lo que sentí ese día ya ni me acuerdo».

Preguntó José Enrique por la nueva hornada de toreros: «Ahora hay muchos toreros que tienen muchas cualidades, no doy nombre porque todos tienen su mérito, pero hay una generación de matadores jóvenes que va a ser muy buena para el toreo», respondió Aparicio. La misma pregunta le hizo a Pansequito en relación a los nuevos cantaores, a lo que respondió escueto: “Hay una serie de chavales que cantan muy bien. El otro día escuché en internet unos cantar por soleá y quiero saber quiénes son, porque quiero ir a escucharlos».

Gitanos por algo

Otra característica en común entre los protagonistas era el gen gitano. «Mi padre decía que nosotroséramos gitanos por algo, no por gusto. No es que seamos mejores o peores, pero es que tenemos algo distinto, tanto en el toreo como en el cante. Eso se lo da la sangrecita esta nuestra», dijo Pansequito.

«Cuando empecé, me decían que me fuera a Salamanca a prepararme, pero a mí me tiraba más Sevilla, Jerez o El Puerto. Analizándolo ahora me doy cuenta que me tiraba mi gente. Yo soy gitano y eso no se elige, se es y te lo da la sangre. Está en mi toreo y en mis actos», sentenció Aparicio.

Medir el arte es algo muy complejo, pero el cantaor gaditano estuvo muy acertado: «El arte hay que saber entenderlo, no todos los cantaores podemos cantar bien ni todos los toreros pueden torear bien.

El flamenco solo hay un 10 por ciento que lo entiende. Un cante profundo es más difícil de entender que un cante comercial». De igual modo en el toreo: «Hay gente que dice que es mejor torero el que más tardes consigue triunfar. Pero hay tardes que uno no se siente a gusto y que sale peor de la plaza si hace algo que no siente, entonces uno prefiere cortar», explicó Aparicio.
«La pureza debe existir siempre. La pureza es algo de la que siempre hay que beber», finalizó Pansequito un mano a mano con arte por los cuatro costados.

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