La feria más importante del mundo, que celebra su 70 aniversario, no tuvo buenos principios
Antonio Bienvenida - ABC
Á. G. ABAD
El 15 de mayo de 1947, hace setenta años, comenzó el sueño, ahora hecho realidad, de un mes entero de toros en la capital de España. El entonces empresario Livinio Stuyck programó para el primer San Isidro cuatro corridas de toros y una novillada. Fue el ensayo de una larga historia de éxitos, pese a que en el primer eslabón las cosas no salieron como para tirar cohetes.
Se lidiaron toros de Rogelio Miguel del Corral, un conjunto poco apto para el triunfo de los toreros, que lejos de alcanzarlo sudaron tinta, y hasta sangre. Si los gitanos dicen que no quieren buenos principios para sus hijos, en la primera tarde isidril se cumplió el augurió. Mal no, peor lo pasó Rafael Ortega Gomez, conocido como Gallito, por ser nieto de Fernando el Gallo y sobrino de Joselito, que escuchó los tres avisos y una terrible bronca en el que abrió plaza. Las cosas no mejoraron en el segundo, que corneó de gravedad a Antonio Bienvenida.
Pero dejemos que la tarde nos la cuente Manuel Sánchez del Arco, el célebre Giraldillo, en su crónica de ABC titulada "Mal viento": "Fue deplorable el espectáculo que nos dio Rafael Ortega Gomez en su primer toro, gordo, hermoso ejemplar. Mal picado, pero bien banderilleado, llegó a su poder con mucha fuerza. Cuando al pasarle de muleta oímos el violento chocar de las banderillas entre sí, que era la música que en otro tiempo acompañaba a las faenas, presentimos lo que iba a ocurrir. Lo que le ocurrió a Rafael Ortega tenía que ocurrir un día. Y ayer ocurrió de forma lamentable. Hay que entrar a matar con brava decisión o con recursos. En medio de una imponente bronca, en desacostumbrado espectáculo, sonaron los tres avisos. El toro, amorcillado, no pudo tomar los cabestros y hubo que apntillado. Todo repugnante".
El heredero de los Gallo intentó dar la vuelta a la tortilla en el otro y casi lo consiguió con tres lances y nos naturales, pero solo consiguió unas "palmas por lo presente y pitos por lo pasado".
El Andaluz únicamente cosechó ovaciones y a punto estuvo de levantar la tarde con el quinto, al que pinchó.
Herida de 15 centímetros
Antonio Bienvenida intentó con sus excelentes maneras poner orden tras la gran bronca del primero, y cuando toreaba magistralmente al natural fue prendido, volteado y corneado en el suelo. Una grave cornada de 15 centímetros en la pantorrilla izquierda."Bienvenida cayó ayer con todo honor. Como caen los toreros. Se sale así de la plaza. En triunfo sangriento hacia el dolor, o en grata apoteosis. A hombros de quienes corren, angustiados, hacia la enfermería o a hombros de quienes emprenden entre vítores el camino de la calle de Alcalá. Estos son los únicos grupos que cuadran a un torero de la clase y abolengo de Antonio Bienvenida", fue el análisis de Giraldillo, que, sin embargo, dedicó su crónica a un subalterno de lujo: "Al filo de los cincuenta y ocho años anda el excelentísimo señor torero Luis Suárez "Magritas". Al filo de los cincuenta y ocho...
De los toros de Don Rogelio Miguel del Corral, los dos primeros tuvieron más carnes de las que correspondía a su osamenta, y allí, en los dos primeros, comenzaron a notarse dificultades para la lidia al gusto de hoy -por toreros de hoy- que fueron aumentando en el curso de la corrida, huidos y sueltos unos, y gazapones los otros. Pero allí estaba el torero de cincuenta y ocho años, el torero de otro tiempo.
Se quedaban en la reunión, le cabeceaban, llegaban descompuestos, pero el gran banderillero que fue de Joselito y Belmonte llegaba limpio, metía los brazos y salía airoso, con el aire magnífico de otro tiempo. Y es que él se movía según el arte de torear, dueño de la situación. ¿Y qué vamos a pedir? ¿ Que se muevan ante los toros según el arte de torear a los que ni siquiera alcanzan el oficio? Porque lo corriente es decir que el toro tiraba cornadas, justificando con ello todo lo injustificable. Tiraron cornadas los seis, ¡Pero cómo las salvó el gran Don Luis Suárez, al filo de los cincuenta ocho años, casi, casi sexagenario glorioso!".
Como dato, el peso de aquellos toros que abrieron San Isidro: 580, 425, 463, 451, 463 y 423 kilos.
En aquella primera feria torearon Gitanillo de Triana, El Choni, Rovira, Pepe Bienvenida, Pepe Dominguín y Pepe Luis Vázquez, pero ninguno alcanzó un triunfo rotundo. Ya saben, lo de los malos principios...
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