domingo, 28 de mayo de 2017

Complicados villamartas para una terna de debutantes en Sevilla


Solo ovaciones a los novilleros con el serio y variado encierro 

Santana Claro remata con el capote
LORENA MUÑOZ Sevilla

Desmonterados hicieron el paseíllo los tres novilleros en la tercera novillada de abono en la Maestranza. Tres debutantes con un serio a la vez que variado e interesante encierro de Villamarta, nada fácil para una terna inexperta pero que ofreció algunas posibilidades para que alguno se hubiera ido al desolladero sin las orejas. Eso sí, faltaron quince minutos para las tres horas de un festejo en el que no se dio ni una vuelta al ruedo.

Santana Claros que solo había sumado un festejo el año pasado se mostró variado con el capote, sorteó el mejor lote pero se pasó de metraje en sus dos faenas. El precioso primero no hizo caso de los capotes de salida y tardeó en el caballo pero se desplazó y metió la cara con clase en la muleta a pesar de no estar sobrado de fuerzas. El malagueño lo lanceó a la verónica y Lagartijo le hizo un entonado quite por tafalleras. El inicio de faena fue prometedor, templado por alto y rematado con una garbosa trincherilla. Estuvo dispuesto el novillero, con la diestra y al natural, pero no llegó a acoplarse ni a tomar cuerpo su labor, alargada en exceso. Ya con la espada de verdad intentó una serie más de frente y a pies censurada con algunos pitos antes de ser silenciado.

Los primeros olés llegaron en las verónicas del recibo al cuarto al que Lagartijo le hizo el quite por gaoneras. Sonó la música para una faena templada, y de mano baja con la zurda a pesar de las protestas del berreón villamarta. Ofreció posibilidades para que hubiera paseado algún trofeo pero De nuevo se alargó, primero con dos circulares y después con manoletinas lo que enfrió al público ya sin la música.

El primero del lote de Lagartijo también salió suelto de los capotes y frustró el quite por chicuelinas de Molina. Brindó al público el cordobés que se puso de rodillas. Así fueron los dos primeros muletazos, le apretó en tablas y continuó por doblones para sacarlo más allá del tercio. El Villamarta iba con codicia a la muleta de un Lagartijo dispuesto y entregado que tomó la zurda justo antes de que el novillo buscara la querencia. En un arreón le pegó un pitonazo en el costado que casi lo quita de enmedio. Luego se pegó un arrimón en la tablas, con muletazos mirando al tendido. Saludó la ovación antes de entrar a la enfermería.

Pudo continuar con la novillada pero se desentendió de la lidia del quinto, un toro de hechuras, de la que se encargó su banderillero. Brindó al respetable para iniciar con doblones. Atacó muy pronto la embestida y acortó los terrenos del Villamarta que acabó desarmándolo de forma peligrosa. El cordobés demostró que tiene valor pero necesita técnica y rodaje. Quiso hacerlo todo, estuvo dispuesto, pero no encontró el camino ante un novillo que no se lo puso fácil.

El del debut de Rodrigo Molina era un torito que fue devuelto a los corrales pero que no se cayó desde que asomó el pañuelo verde. Hasta tres veces salieron los cabestros así que tuvo que apuntillarlo Lebrija en un burladero. El sobrero fue «Insípido» que respondió a su nombre llevó la cara siempre a media altura sin entregarse pero Molina estuvo firme tras brindar a Dávila Miura. Destacaron los ayudados con la zurda, con profundidad, pero no acertó con la espada y saludó la ovación.

En el sexto, el sevillano calentó el ambiente de la tarde -fresca y con el festejo camino de las tres horas- al recibirlo de rodillas con dos largas cambiadas. Después lo llevó galleando por chicuelinas al caballo y estuvo muy atento en el tercio de banderillas donde destacó la cuadrilla. Brindó al público en esta ocasión pero su actuación no tomó vuelo. Se atascó con la espada y fue silenciado.

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