El legendario criador de toros de lidia ha fallecido en su finca cacereña a los 88 años
Victorino Martín Andrés, en su finca Las Tiesas de Santa María, en una imagen de 2015 - Isabel Perm
ANDRÉS AMORÓS Madrid
Ha muerto Victorino Martín Andrés, la gran figura de los ganaderos de lidia [hitos]. El legendario criador de bravo ha fallecido, a los 88 años, en su finca cacereña de Monteviejo después de sufrir un accidente cerebrovascular. Hace unos días, el Rey de España le entregó el Premio Nacional de Tauromaquia: ha sido la última aparición pública del muy popular ganadero. Se trata, sin duda, de una de las más importantes figuras de la Fiesta Brava. Aunque conocíamos su delicado estado de salud, la noticia de su muerte ha causado profundo dolor a profesionales y aficionados taurinos, pues era una figura unánimemente respetada y querida.
Victorino nació en 1929, en Galapagar. Su padre fue uno de los fusilados en Paracuellos, en 1936: a los 10 años, él era ya el hombre de la casa. En 1945, entró a trabajar en la carnicería de su tío, en Torrelodones. La familia comenzó a comprar ganado morucho, primero, y, luego, vacas bravas, y a organizar festejos taurinos, en los pueblos de la Sierra madrileña. En 1953, se inscribieron en la Asociación de Ganaderos. En 1960, tomó una decisión que cambió toda su trayectoria: por poco más de un millón de pesetas, compró 150 cabezas de la ganadería de Escudero Calvo. Apostó por un ganado que, en ese momento, nadie quería y, con mucho trabajo y gran inteligencia, lo colocó en lo más alto.
El 30 de abril de 1961, lidió su primera novillada, en Zaragoza. Al año siguiente, compró un segundo lote de vacas. En junio de 1964, salió a hombros en una novillada, en Aranjuez. El 19 de junio de 1965, sus toros cárdenos se lidiaron por primera vez en Las Ventas y compró el tercer lote de Escudero Calvo. El 29 de junio de 1967 lidió su primera corrida de toros, en Castro Urdiales.
Triunfo inolvidable
En 1968, Victorino fue corneado gravemente por el semental «Hospiciano». Un año después, lidió su primera corrida, en Madrid, y «Baratero» fue premiado con la vuelta al ruedo. En 1970, debutó en Francia. «Jaquetón» fue declarado el toro más bravo de San Isidro, en 1975. Al año siguiente, trasladó sus reses a la finca «Monteviejo», en Cáceres. En 1978, hizo la única venta de reses, a Leopoldo Picazo, que fue el origen de la ganadería de José Escolar; también, salió a hombros en Las Ventas, el 31 de mayo.El 1 de junio de 1982 fue una fecha histórica para su ganadería: la llamada «Corrida del siglo», televisada, en la que triunfaron Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá y José Luis Palomar, se dio la vuelta a un toro y otro fue declarado el más bravo de San Isidro. Poco después, el 19 de julio, otro triunfo inolvidable: el indulto de «Belador» (el único toro indultado en Las Ventas), lidiado por Ortega Cano.
También vivió Victorino etapas difíciles: en 1987, fue propuesto para sanción por dos toros suyos, lidiados en Granada. Emprendió una larga batalla contra los sistemas de análisis. Ese mismo año, se incorporó plenamente a la ganadería su hijo. En 1995, compró la vacada de Barcial. Al año siguiente, debutó en Sevilla, propiciando el triunfo de El Tato y Pepín Liria. Llegó a lidiar 100 toros, en 19 festejos, el año 1999. En el nuevo milenio, debutó en Pamplona, compró los Galaches de Urcola, se sucedieron los indultos, como el famoso de «Cobradiezmos» en Sevilla, y los éxitos. En el 2012, recibió el Premio Taurino de ABC.
El Premio Nacional de Tauromaquia, que venia a sumarse a la Medalla de Bellas Artes, fue acogido con unánime aplauso. Se reconoció una trayectoria ejemplar, que implica tres valores: «La emoción, la bravura y la protección del valiosísimo patrimonio ecológico que encierra la Tauromaquia».
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