lunes, 9 de abril de 2018

Álvaro Lorenzo: «Me siento muy capacitado para entrar en la baraja de toreros jóvenes»



Es el primer matador que ha abierto la Puerta Grande esta temporada en Las Ventas


Álvaro Lorenzo, por la Puerta Grande de Madrid el Domingo de Resurrección
Álvaro Lorenzo, por la Puerta Grande de Madrid el Domingo de Resurrección - Efe
 
  «La grandeza de esta profesión es que te puede cambiar la vida en diez minutos», dice el torero Álvaro Lorenzo, que ha pasado de promesa a firme realidad tras ser el primer matador en abrir la Puerta Grande esta temporada en Las Ventas el Domingo de Resurrección [así fue].

Lorenzo nació en el barrio toledano de Santa Teresa el 2 de agosto de 1995. Sin antecedentes taurinos en la familia, se formó como torero en la escuela taurina de su Toledo natal, donde empezó ya a despuntar. Novillero destacado, su incipiente carrera como matador de toros -tomó la alternativa en 2016, en Nimes (Francia) de manos de El Juli- necesitaba de un golpe en la mesa como el que dio el pasado 1 de abril en la primera plaza del mundo para despegar definitivamente. Así lo cuenta en una entrevista con Efe:

-Una tarde que jamás podrá olvidar...

-Es lo que siempre he soñado desde que empecé y lo que me hacía falta para empezar a abrirme paso en esta profesión tan difícil. Por fin, todo el trabajo y el sacrificio de este tiempo atrás tiene su recompensa. Ahora, a seguir y a mantener este nivel.

-Más importante, si cabe, por el hecho de lograr tres orejas en su segunda tarde como matador de toros en Las Ventas y por lograr poner a todo el mundo de acuerdo.

-Sin duda. Cortar tres orejas en una plaza como Madrid es algo muy difícil, deben darse muchas cosas para que esto ocurra: tener la suerte de que los dos toros embistan, que los cuajes, los mates bien, no moleste el viento y que el presidente esté de acuerdo con la petición. El domingo, gracias a Dios, se dieron todas.

-¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza al rememorar su actuación?

-Sinceramente, lo tengo todo muy difuso. Me entregué tanto que, la verdad, hay momentos que te olvidas de todo y te dedicas únicamente a disfrutar el momento y saborearlo. Recuerdo que disfruté mucho toda la tarde, desde el paseíllo hasta que llegué al hotel.

-Y qué gran lote de El Torero el que le cupo en suerte.

-Sí, fueron dos toros magníficos. El primero fue más exigente y pedía más concentración y precisión en todo lo que se le hacía; pero el sexto fue un torrente de bravura que me permitió abandonarme, sacar el toreo que llevo dentro y disfrutarlo muchísimo. Y, claro, cuando un torero disfruta tanto en la cara de un toro, Madrid lo capta enseguida y se entrega como ninguna otra plaza lo hace.

-¿A qué suenan los oles de Madrid?

-Notar a las cerca de 10.000 personas que hubo aquella tarde es algo muy grande. Ese calor, esos olés tan profundos..., una auténtica maravilla. Ya estoy deseando volver a notarlos otra vez.

-¿De quién se acordó cuando enterró la espada en lo alto del toro Viscoso?

-En ese momento lo único que quería es que el toro cayera rápido y no se levantara. Pero la muerte de bravo que tuvo también ayudó a que la gente se calentara todavía más. Luego es verdad que, cuando cogí las dos orejas, me acordé de todos los que han confiado en mí desde el principio, los que me han ayudado y han estado conmigo en las buenas y en las malas: mis padres, mi apoderado, mi cuadrilla, don Pablo -Lozano- (su mentor desde que toreaba sin caballos), de mi gente en definitiva.

-¿Qué se siente al cruzar el umbral de la Puerta Grande de la primera plaza del mundo?

-La verdad es que pasó todo muy rápido. Pero es algo indescriptible. Ver a tanta gente esperándote, gritando ¡torero, torero!: no quería llegar nunca a la furgoneta, me hubiera gustado paralizar el tiempo justo en ese momento.

-Con este triunfo se une a la nutrida nómina de toreros jóvenes llamados a renovar al escalafón. ¿Cómo afronta esa responsabilidad?

-Con mucha ilusión. Me siento muy capacitado para entrar en esa baraja. Ya me sentía antes, aunque necesitaba un toque de atención así para dar motivos a los empresarios para que cuenten también conmigo.

-Ya no tendrán excusas para no incluirle en las ferias.
-Pienso que este triunfo ha llegado en un momento muy bueno de la temporada, cuando las ferias están aún sin cerrar. Ojalá sea así y pueda estar en todas esas ferias donde hasta ahora, por unas cosas o por otras, me estaba costando mucho entrar.
-Sabe que lo difícil de esto no es llegar, sino mantenerse.
-La grandeza del toreo es tal que te puede cambiar la vida en diez minutos. Como en mi caso. He pasado de ser prácticamente un desconocido a que me conozca todo el mundo. Pero ahora hay que seguir. No conformarse ni creérselo. Esto no es una meta, sino el principio del camino. Soy todavía muy joven y debo mantener los pies en la tierra. Esta profesión no es abrir la Puerta Grande de Madrid y ya está. Hay que seguir con la misma humildad y espíritu de sacrificio. Así, y solo así, lograré el objetivo e llegar a lo más alto.
-En San Isidro le van a esperar y a medir con más exigencia. ¿Preparado para notar al Madrid más estricto?
-Por supuesto. Es más, lo estoy deseando.

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