Profundo natural de Roca Rey al gran toro de Victoriano del Río que hizo tercero. ARJONA
Era la última procesión de la Semana Santa aquella de Curro por la calle Iris. Escribíamos Resurrección con la erre de Romero. El Domingo que nadie quería adquirió el aroma, la categoría y la vitola del Faraón: 23 Pascuas con la ramita de romero en la solapa, la siembra de las ilusiones, la cosecha de la nostalgia. Hoy,18 años DC (Después de Curro) su espíritu habita en esta Maestranza que inicia su temporada. Del cartel de "no hay billetes", aún se le adeuda algo. Siendo de Antonio Ferrera, José María Manzanares y Roca Rey la taquilla material.
Lucía la plaza el aspecto de las grandes ocasiones. Un minuto de silencio añadió la triste solemnidad. Por los ganaderos Victorino y Domingo Hernández, el puntillero Lebrija y el delegado de la autoridad Miguel Ángel Ocaña. Y casi se podía haber guardado por el toro de Victoriano de Río que volvió a los corrales. Una debilidad manifiesta en su amplio y alto esqueleto pero no definitiva.
Las vueltas de Ferrera -que había percibido que aquellos cabezazos defensivos no le ayudarían- y el presidente lo sentenciaron. El burraco sobrero de Toros de Cortés también levantaba del piso su envergadura. No le sobraban ni el poder ni el cuello. Y la voluntad de humillar se le quedaba a mitad de camino. Así como la de irse del muletazo. AF lo manejó a su altura con pulcritud.
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