HISTORIAS CURIOSAS DEL TOREO
Cayetano, sentado en el estribo, espera la salida de un toro. DAVID S. BUSTAMANTE
Por sus apellidos y su tardía vocación torera, Cayetano Rivera Ordóñez se ha convertido, desde sus inicios, en uno de los matadores más perseguidos por la prensa denominada 'rosa', junto a su hermano Francisco, ya retirado.
Alternando su profesión con distintas colaboraciones para firmas de ropa, relojes o perfumes, Cayetano suele ser primera plana de toda clase de publicaciones más allá de las taurinas. Pero el madrileño, por encima de todo, se considera torero y por eso cuida que en cada aparición suya en prensa no especializada se cuide y se respete su profesión.
En cuanto a las manías y supersticiones tan propias en los toreros, Cayetano acumula unas cuantas obsesiones:
- Antes de salir para la plaza, pide que le dejen solo un minuto en la habitación del hotel. Allí reza y, en un platito de aceite, enciende unas velas. Al regresar, se repite el ritual pero al revés. Pide entrar antes a la habitación para volver a rezar y recoger las velas que él había encendido.
- Durante el tiempo que transcurre entre que sale de la habitación hasta que regresa, es decir, durante el tiempo que pasa en la plaza de toros, pide por favor que no entre absolutamente nadie a esa estancia. Ni personal del hotel, ni nadie. Es su templo y quiere que se respete.
- Junto a su capilla de imágenes nunca faltan tres cosas: una cadena de oro que le regaló su padre, otra cadena de oro que le trajo su hermano Francisco de América y un carné de socio, que le hicieron cuando era niño, de una peña taurina de su abuelo Antonio Ordóñez.
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