miércoles, 10 de octubre de 2018

Feria del Pilar: El Fandi y las orejas perdidas



Pasea un trofeo y el presidente le niega otros dos en una noble corrida de Matilla



El Fandi torea de rodillas al cuarto toro
El Fandi torea de rodillas al cuarto toro - Fotos: Fabián Simón


Zaragoza 

Poco faltó para que El Fandi retara en duelo al amanecer al presidente de la corrida. El granadino y Antonio Placer, nombre del usía, mantuvieron un pulso de alta tensión. La cosa comenzó en el primero, que manseó de principio a fin, pero fue incansable tras los engaños. El Fandi cumplió a la perfección lo que de él se espera: largas de rodillas, pares de banderillas «allá que me voy», muletazos de hinojos, derechazos, muchos derechazos, y hasta naturales, aunque pocos, es verdad.

Después un estoconazo y el toro rodado. Público a favor, petición, pañolada, y el señor Placer firme como un témpano. Más petición y más bronca, y Placer con cara de póquer. Ni una ni dos, cero en el marcador. ¡Uf! Cómo estaba la cosa. Ahí comenzaron las primeros gestos de desafío. La mirada del tigre de la arena al palco.

La corrida de los tres hierros de Matilla, grandota y basta, pero con nobleza, discurrió después con más pena que gloria. López Simón anduvo intermitente con el justito segundo. Buenos momentos con una y otra mano frente a otros en los que parecía a merced. Tampoco mejoró la cosa en el tercero, feo por delante como un demonio. Ginés Marín pasó por ahí, frío, sin hacer nada por creerse siquiera en donde estaba.

Y llegamos de nuevo a El Fandi. El cuarto, grandón y de buenas embestidas. Ya saben, «contrato Fandi», largas, banderillas, esta vez cuatro pares, muleta rodilla en tierra... En una faena que comenzó al abrigo de los tendidos de sol, tras alguna miradita al palco. Público entregado y derechazos a manta, por delante y por detrás. Estocada desprendida que acaba de forma fulminante con el de Matilla. Apoteosis. Y el presidente hierático seguía con su cara de póquer. Cuando ya no pudo más, soltó el pañuelo blanco. Una oreja, otra, otra, fuera, fuera, y El Fandi haciendo gestos de desesperación. Y más miradas al señor Placer, tantas que si tiene un guante a mano se lo lanza. Ahí quedó el pulso, en tarde de orejas perdidas. Algunos hasta aplaudieron la decisión presidencial, cosas de los toros.

Quien, por eso de la compensación, se encontró con un trofeo en la mano fue López Simón tras matar al quinto. Incapaz durante los primeros tercios, hizo un gran esfuerzo y se sobrepuso en un trasteo que acabó con un arrimón. También mejoró un poco la mala imagen Ginés en el sexto, al que hizo las cosas más toreras del día. Diluidas, pero ahí quedaron.

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