domingo, 21 de julio de 2019

Así fue el «flechazo» que unió a Isabel Pantoja y Paquirri: «Fue la historia de amor más bonita que imaginarse pueda»



La cantante confiesa en «Supervientes» su «historia de amor» con el torero: «Es la persona a la que más he amado»

Paquirri e Isabel Pantoja
Paquirri e Isabel Pantoja - ABC


Madrid


«Sonaban por la radio, más tristes que nunca, los cuplés de Isabel Pantoja, con la que hoy media Andalucía se siente enviudada», escribió entonces Antonio Burgos en el artículo «Una muerte de romance» tras la cornada mortal de Paquirri en Pozoblanco. Una muerte de romance, como de romance había sido su historia de amor con la tonadillera. «Fue la historia de amor más bonita que imaginarte puedas», confesó Isabel Pantoja en el programa «Supervivientes» de Telecinco, donde ha sido la estrella indiscutible, con audiencias de carteles de «No hay billetes».

Pantoja ha vivido altibajos en Honduras y ha protagonizado momentos inolvidables, como el día en que, mano a mano con Mónica Hoyos, desveló cómo conoció aFrancisco Rivera «Paquirri». Ocurrió el taurinísimo mes de mayo del 80, cuando José María Manzanares la invitó a una corrida: «Yo no sabía ni quién toreaba». Tras el paseíllo, el maestro alicantino colocó el capote de paseo en la barrera ocupada por la cantante. Justo después, «vi la mirada de ese señor, mi "gordo" (como llamaba cariñosamente a Paquirri), hizo un gesto con la montera... Cuando se cruzó esa mirada suya con la mía, yo no sé lo que me entró por el cuerpo...», contó a su compañera de aventuras en la isla.

¿Era conocido entonces Paquirri?, le preguntó Hoyos. «Era el más, junto con Manzanares y Paco Ojeda», respondió Pantoja, que al terminar el festejo fue con un amigo fotógrafo al hotel donde se había vestido de luces Paquirri: «¿Cómo te vas a ir sin conocer a Paco?»

Así se refirió al encuentro: «Abrió la puerta de la habitación, con esa cara que no se podía aguantar, moreno, con esa sonrisa, esa camisa de seda natural de anclitas que aún conservo. Tenía una foto de sus niños en la mano. Y me dice: "¿Tú eres la Pantoja?" Me dio mucho mucho coraje: "Si no te importa, Isabel"». Paquirri la dijo que era mucho más guapa en persona y Pantoja le felicitó por su faena.

El primer beso

Todo en la puerta de la habitación, donde también hablaron de los hijos de Paquirri, Francisco y Cayetano, a los que la cantante conocía por una conocida en común: «Eran preciosos». Tras aquello, según contó con naturalidad la artista, Paquirri se dirigió a sea amiga en común «para preguntarle quién me llevaba, se fue a la oficina de mi representante y le pidió la lista de mis galas para ir a verme». En cada gala, sus miradas volvían a cruzarse. Y así hasta que una actuación en Madrid «entró en el camerino y me dio un beso». «Fue la historia de amor más bonitas que tú imaginarte puedas -señaló Pantoja-. Pero lo bueno dura poco. Era tal felicidad, tan perfecto todo... Pero la felicidad completa no existe. Yo la tuve. Yo lo conocí un 26 de mayo del 80, me casé un 30 de abril del 83 y se fue un 26 de septiembre del 84. Es la persona a la que más he querido en mi vida, la persona a la que más he amado...»

Aquella escena de Isabel Pantoja ha sido uno de los momentos estelares de «Supervientes», una confesión cargada de emotividad, en la que la audiencia recordó aquellas imágenes de la viuda, con sus gafas de sol, totalmente destrozada por esa cogida mortal de «Avispado», el toro de Sayalero y Bandrés que acabó con la vida de su gran amor. «Yo te quiero, yo te quiero», cuentan la hemerotecas que no paraba de exclamar Isabel Pantoja. Un «te quiero» que ahora ha vuelto a resonar con fuerza.

«Nunca me gusta hablar de última corrida, prefiero llamarla la penúltima», había declarado Paquirri tras matar su primer toro al aficionado Rafael de los Pedroches.

Pero hubo un último toro, que brindó a Manuel Díaz «El Cordobés», por entonces un chavalillo rubio de flequillo caído. «Avispado», negro, de 435 kilos. Pero «Avispado» se vencía y llegó la cogida. Seca, brutal. El pitón se hundió en el muslo del torero nacido en Zahara de los Atunes y criado en Barbate. Quedó prendido en las astas. El pitón fue penetrando más y más. La sangre manaba de manera brutal por el muslo. Lo llevaron a la enfermería de la plaza. Y allí, para la posteridad quedaron aquellas imágenes de Antonio Salmoral en las que se puede observar a un Paquirri entero, firme, torero macho, que dice desde la camilla: «Doctor, yo quiero hablar con usted.

La cornada es fuerte. Tiene al menos dos trayectorias, una para acá y otra para allá. Abra usted todo lo que tenga que abrir, lo demás está en sus manos. Y tranquilo, doctor».

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