El francés se reivindica frente a toros de Las Ventas en la Feria del Café
Alberto Lopera
Otra gran entrada en la plaza de Manizales, casi lleno, para la tercera corrida ferial con los toros de César Rincón con el hierro de Las Ventas del Espíritu Santo con los que alcanzó un gran triunfo Sebastián Castella.
El torero francés con el segundo mostró de nuevo toda la técnica que ya tiene para hacer el buen toreo. La faena fue una cátedra de bien torear, con pases lentos, ligados especialmente con la zurda. El toreador de Bizet acompañó la magnífica labor del diestro francés. Gran toro de Las Ventas, al que Castella remató de soberbia estocada, cortando la primera oreja de la tarde.
Al quinto lo cuajó merced a su bravura y nobleza, ante la calidad de faena pródigada por Castella. El diestro francés bordó el toreo por bajo con pases ligados a la cintura en medio de las ovaciones que no cesaron hasta pedir con los pañuelos el perdón de la muerte al noble toro de Las Ventas, que fue denegado por la presidencia. Las orejas y la corona de cafeto acompañaron al torero en la vuelta al redondel de Manizales.
Álvaro Lorenzo recibió cariñosas palmas desde los primeros lances en su primero, al que le ejecutó una faena limpia, con temple en muletazos de buen gusto. La estocada fue efectiva, además de necesitar el uso del verduguillo, para escuchar sonoras palmas. Cerró la corrida el toledano Álvaro Lorenzo con una faena clásica, muletazos de gusto exquisito por ambos pitones. Mucha entrega ante las ovaciones continuas de la afición. La espada le privó del triunfo.
Abrió el festejo un toro noble y bien hecho al que el colombiano Paco Perlaza toreo alegremente de capa. La faena de muleta tuvo reposo, supo aprovechar la nobleza de su oponente en varias series con la derecha. Muy mal con la espada, escuchó dos avisos antes de ver llevado el toro al destazadero. Silencio.
Muy complicado el cuarto toro desde la salida, huidizo, siendo devuelto a los corrales. Salió el reserva y Paco Perlaza lo saludó con ceñidos lances de capa, muy ovacionados. Una voltereta del toro de tanto meter abajo los pitones le afecto su movilidad en la faena de muleta, llegando sin fuerza en las embestidas. Pinchazo y una estocada entera fueron suficientes para finalizar su labor. Silencio..
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