AFP / Pablo PORCIUNCULA. El doctor uruguayo Roberto Canessa, uno de los 16 sobrevivientes del accidente aéreo en los Andes chilenos en 1972 habla con un grupo de expertos en robótica, ingenieros y médicos mientras desarrollan un respirador artificial para la lucha contra el coronavirus, el 22 de abril de 2020 en Montevideo
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Apenas se dio cuenta del poder letal del nuevo coronavirus, el médico uruguayo Roberto Canessa, uno de los supervivientes de la tragedia de Los Andes, se propuso ayudar a abastecer a su país de respiradores suficientes para que nadie muriera de "sed de aire".
En octubre de 1972, el avión en el que viajaba a Chile como parte de un equipo de rugby se precipitó a 3.600 metros de altitud, en plena cordillera argentina. De 45, solo 16 soportaron las extremas condiciones de frío y hambre durante 72 días hasta que ocurrió el rescate.
Canessa fue uno de los protagonistas al lanzarse heroicamente junto a otro rugbista, Fernando Parrado, a sortear la cima de la montaña y conseguir ayuda. El impacto del brote de COVID-19 hizo regresar a su memoria aquella increíble hazaña.
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El doctor uruguayo
Roberto Canessa, uno de los 16 sobrevivientes del accidente aéreo en los
Andes en 1972, con un grupo de expertos en robótica, ingenieros y
médicos que desarrollan un respirador artificial, el 22 de abril de
2020, en Montevideo
Mientras la epidemia avanzaba, para él fue evidente que "países grandes como Estados Unidos o China iban a tener posibilidades de comprar o hacer respiradores, pero Uruguay no".
Ahora "yo me quería acercar al respirador".
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Vista del MGAIR, uno de
los cuatro prototipos de respirador artificial desarrollados
benévolamente en Uruguay, el 22 de abril de 2020, en el Instituto de
Neonatología del Hospital de Clínicas de Montevideo
Ahora, el grupo de WhatsApp que armó, "Respiradores", cuenta con 80 voluntarios, entre ingenieros neumáticos, ingenieros electrónicos, robóticos, torneros..., abocados a optimizar "casi cuatro" modelos que han diseñado y fabricado.
- Tengo esto, si te sirve úsalo -
La idea es llegar a fabricar la mayor cantidad posible de ellos, pero primero deben probarlo y calibrarlo, lo que comenzaron a hacer el miércoles con ensayos en un cerdo en un área de investigación del Hospital de Clínicas de la Universidad de la República, en Montevideo.
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La idea es fabricar la
mayor cantidad posible de este respirador, pero primero deben probarlo y
calibrarlo, lo que comenzaron a hacer con ensayos en un cerdo en eln
área de investigación del hospital universitario Clínicas, en Montevideo
Y la evolución de la epidemia en Uruguay ha jugado a favor. Con una población de 3,5 millones, el país registró hasta el miércoles 549 contagios y 12 decesos.
Para probarlo, "ponemos un modelo de cerdo recién nacido en forma experimental en una situación de CTI y podemos monitorizar todas las variables que usualmente uno puede estudiar para saber cómo se comportan las enfermedades, evaluar tratamientos y diferentes equipos", explica a su lado Fernanda Blasina, directora del Departamento de Neonatología del hospital.
Y aunque Canessa es consciente de que es difícil que las autoridades sanitarias homologuen un ventilador hecho "en un garage", será la realidad, dice, la que se imponga: "Cuando esté la gente desesperada, (el ministerio de) Salud Pública lo va a tener que usar. Mi deber como ciudadano es decir: tengo esto, si te sirve, si lo necesitas, úsalo".
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