Según un análisis hecho por el Times, la cifra de personas que pudieron haber muerto de la COVID-19 en Ciudad de México es más de tres veces la que muestran las cifras federales.
CIUDAD DE MÉXICO —
Por
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Las
tensiones han llegado a un punto crítico en las últimas semanas, cuando
Ciudad de México ha estado alertando repetidamente de las muertes al
gobierno, con la esperanza de que se haga público el verdadero estrago del virus en la ciudad más grande de la nación y, por ende, en el país en general.
“Es como si viviéramos nosotros los doctores en dos mundos distintos, uno es dentro del hospital, donde los pacientes están muriendo y están muy graves”, dijo la doctora Giovanna Ávila, quien trabaja en el Hospital de Especialidades Belisario Domínguez. “Y el otro es cuando salimos a la calle y vemos a la gente caminar, despreocupada, viviendo su vida normal sin idea de qué tan grave es la situación”.
Funcionarios de Ciudad de México han tabulado más de 2500 muertes por el virus y enfermedades respiratorias graves que los médicos sospechan que están relacionadas con la COVID-19, según muestran los datos revisados por el Times. Sin embargo, el gobierno federal informa sobre unos 700 decesos en el área que incluye a Ciudad de México y los municipios de sus alrededores.
A
nivel nacional, el gobierno federal ha reportado menos de 3000 muertes
por el virus confirmadas, además de casi 250 que se sospecha están
relacionadas, en un país con más de 120 millones de personas. Pero los
expertos dicen que México solo tiene un panorama mínimo de la escala
real de la epidemia porque está haciendo pruebas a muy pocas personas.
Solo 0,4 personas de cada mil en México se hacen la prueba del virus, de lejos la proporción más baja
entre las decenas de naciones de la Organización de Cooperación y
Desarrollo Económico, que promedian unas 23 pruebas por cada mil
personas.
El
gobierno dice que a México le ha ido mejor que a muchos de los países
más grandes del mundo, y el lunes, el zar de la COVID-19 calculó que la
cifra total de muertos sería de alrededor de 6000 personas.
“Hemos aplanado la curva”, dijo esta semana Hugo López-Gatell, el
funcionario de la Secretaría de Salud que se ha convertido en el rostro
de la respuesta del país.
Sin
embargo, el gobierno no respondió a preguntas acerca de las muertes en
Ciudad de México. En el transcurso de tres semanas, también denegó las
reiteradas solicitudes del Times de que identificara todas las muertes
relacionadas con enfermedades respiratorias desde enero, aduciendo que
los datos estaban incompletos.
Un
exsecretario de Salud, José Narro Robles, acusó a López-Gatell de
mentirle al pueblo de México. Y algunos gobiernos estatales están
comenzando a sacar conclusiones similares: que, tal como Ciudad de
México ha notado, los datos presentados por el gobierno no reflejan la
realidad.
Los
recuentos oficiales en muchos países han subestimado el número de
muertes durante la pandemia, en especial en los que el testeo limitado
ha impedido los diagnósticos, según mostró una revisión del Times de datos de mortalidad.
En Ecuador, murieron seis veces más personas de lo que reflejan las
cifras oficiales. En Italia, el aumento general de fallecimientos en
marzo fue de casi el doble de los recuentos oficiales.
En
Ciudad de México las dudas comenzaron hace un mes, cuando la jefa de
gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, comenzó a sospechar que los
datos federales y los modelos sobre la epidemia eran defectuosos, según
tres personas con conocimiento del asunto.
Los desacuerdos han tenido lugar en gran parte tras bambalinas, ya que
Sheinbaum, quien declinó hacer comentarios para este artículo, es reacia
a avergonzar públicamente al presidente Andrés Manuel López Obrador, su
aliado político cercano. La ciudad y el gobierno federal continúan
trabajando juntos en varios frentes, incluido la obtención de
ventiladores.
Pero los datos de Ciudad de México ponen en duda la comprensión que tiene el gobierno federal de la crisis en el país.
Con
una cantidad tan limitada de pruebas y dudas sobre los modelos del
gobierno, los expertos dicen que los cálculos federales de cuándo el
país alcanzará su punto máximo, cuánto durará la epidemia y qué tan
grave será el daño pueden no ser confiables.
Esa
desconexión ha dejado a ciudades y estados de todo el país luchando por
satisfacer la demanda de equipos de protección y ventiladores. También
ha minimizado la gravedad de la epidemia para millones de mexicanos, lo
que les dificulta determinar cuán grave es la situación y cuán
seriamente deben tomársela.
“Es
impactante”, dijo Fernando Alarid-Escudero, un doctor en ciencias de la
decisión en la salud que desarrolló un modelo independiente en
colaboración con científicos de la Universidad de Stanford para trazar
la curva de la epidemia en México. “Si ese es el caso, y realmente no
estamos registrando a todas esas personas que al final mueren, no
estamos viendo la película completa”.
“Estamos subestimando por mucho la magnitud de la epidemia”, añadió.
Una
de las principales razones de la diferencia entre las cifras de muertos
es la manera en que el gobierno federal está examinando, aprobando e
informando los datos. Los resultados oficiales incluyen un rezago de dos
semanas, dicen personas que conocen el proceso, lo que significa que no
se dispone públicamente de información oportuna.
Más
preocupantes, dicen, son las muchas muertes que no están incluidas en
los datos, como lo sugieren las cifras de Ciudad de México, donde el
virus ha golpeado con más fuerza. Algunas personas mueren por
enfermedades respiratorias agudas y son cremadas sin que se les haga la
prueba, dicen los funcionarios. Otras mueren en casa sin haber sido
ingresadas en un hospital y ni siquiera cuentan en las estadísticas de
Ciudad de México.
Más
allá de eso, México parece estar subregistrando en gran medida las
muertes sospechosas de coronavirus. Datos publicados por el gobierno
federal el 7 de mayo muestran solo 245 muertes sospechosas en todo el
país.
La
falta de información ha dejado a muchos mexicanos con la sensación de
que su país ha evitado los terribles brotes que afectan a naciones como
Estados Unidos, donde cerca de 1,2 millones de personas han sido
infectadas y más de 70.000 personas han muerto, según los Centros para
el Control de Enfermedades.
López-Gatell,
el funcionario de la Secretaría de Salud, se ha convertido en una
celebridad al conducir conferencias de prensa nocturnas en las que
asegura al público que las cosas están ocurriendo según lo planeado.
Pero
esos cálculos rápidamente salieron mal, dijeron estas personas, ya que
los funcionarios se dieron cuenta de que la dinámica en China era
completamente diferente a la de México. A medida que el brote se
extendió en Wuhan, los funcionarios chinos cerraron la ciudad y la
provincia circundante, prohibiendo a decenas de millones de personas
viajar.
En
México, por el contrario, las medidas de confinamiento han sido
opcionales, y los funcionarios simplemente instaron a las personas a ir a
los hospitales o quedarse en casa, dependiendo de los síntomas. No hay
restricciones de viajes dentro o fuera de Ciudad de México.
El
último mes, el gobierno sumó expertos para revisar los datos y el
análisis, a instancias del secretario de Relaciones Exteriores del país,
Marcelo Ebrard, y otros funcionarios. Pero incluso esos modelos más
recientes se sustentan en suposiciones que los expertos consideran
inadecuadas.
El
modelo principal que se cree que ahora usa el país supone que solo el 5
por ciento de la población infectada presenta síntomas, y que solo el 5
por ciento de esos pacientes irá al hospital, según los documentos de
modelado obtenidos por el Times.
“Su
modelo está equivocado”, dijo Laurie Ann Ximénez-Fyvie, doctora
egresada de Harvard que trabaja en la Universidad Nacional Autónoma de
México, y agregó que los casos sintomáticos y severos podrían ser
significativamente mayores. “Hay muy buen consenso al respecto”.
Varios expertos también cuestionaron las proyecciones que ha hecho
México de que tan rápido pasará la epidemia. Su modelo muestra un fuerte
aumento de las infecciones, seguido de un fuerte declive después de un
pico. Pero en casi ningún otro país del mundo ha habido una disminución
rápida después de un pico.
“La curva tiene
una cola larga, y el número de muertes no cae a cero en ningún momento
del futuro cercano”, dijo Nilanjan Chatterjee, profesor del departamento
de bioestadística de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la
Universidad Johns Hopkins. “El gráfico que están utilizando es
inconsistente con las formas de la curva en otros países”.
Paulina Villegas colaboró con reportería.
Azam
Ahmed es el jefe de la corresponsalía de México, Centroamérica y el
Caribe, donde ha trabajado en proyectos que abordan la corrupción y el
uso ilegal de software espía del
gobierno en México y la crisis de homicidios en América Latina.
Anteriormente fue jefe de la corresponsalía en Afganistán. @azamsahmed
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