El limosnero del Papa socorre a unas prostitutas que habían perdido clientes por el coronavirus
Caridad.El Vaticano solventa la extrema precariedad de varias
trabajadoras sexuales en Roma, la mayoría latinoamericanas sin papeles
que no pueden acudir a las autoridades públicas para reclamar ayuda
ahora que se han quedado sin clientes. (KONTROLAB / Getty)
En tiempos de coronavirus, Krajewski ha vuelto a socorrer a
los más necesitados con un gesto muy mediático pero esta vez no ha
ayudado a los sintecho, sino a un grupo de prostitutas trans que viven
en Torvaianica, a las afueras de Roma, y han perdido sus clientes
–y por lo tanto, su sustento– a causa de la pandemia. “Empezaron a
venir justo al inicio de la crisis sanitaria. Primero una, luego esta
llevó a otra, luego a dos o tres más... En total han llegado entre 15 y
18 de ellas, son latinoamericanas, argentinas la mayoría, que acudían a
la parroquia a pedir al principio alimentos, y luego ayuda para pagar la
factura del gas o parte del alquiler”, cuenta por teléfono don Andrea Conocchia, el sacerdote de la parroquia Beata Virgen Inmaculada de Torvaianica.
“Lo único que hemos hecho es volver a la esencia del Evangelio”, dice el cura que ha hecho de intermediario
A don Andrea, que no dudó en darles lo que podía
desde el principio, se le ocurrió entonces que siendo el papa Francisco
de la misma nacionalidad que las afectadas igual podría ser sensible a
unas historias “de tanto dolor, de gran soledad y de aislamiento de las
familias”. “En muchos casos –explica– han perdido el contacto con sus
padres o estos no saben a qué se dedican realmente en Italia”. Así que
les animó a escribir al Papa, primero contando su experiencia y su
situación, y luego pidiendo ayuda en estos momentos de dificultades.
“Hallé a algunas llorando mientras escribían. Revivían sus recuerdos y
me decían ‘don Andrea, el Papa, que tiene tantas cosas importantes que
hacer, para qué me va a escuchar a mí que soy una pecadora’. Terminaban
las cartas pidiéndole a Francisco que rezara por ellas”, relata el
sacerdote.
Conocchia entonces envió las cartas pero no se atrevió a
dirigirlas directamente al Pontífice, sino que las mandó al cardenal
Krajewski, quien se ocupó de que la ayuda llegara inmediatamente, aunque
no quieren revelar de cuánto dinero se trata. Ellas respondieron con
mensajes de voz a Francisco agradeciendo el gesto. “Que Dios le bendiga,
mil gracias por todo”, afirmaron en español.
“No entiendo por qué esto está generando tanta atención”,
ha declarado el cardenal limosnero a Reuters. “Es un trabajo ordinario
para la Iglesia, es normal. Todo está cerrado, no tienen recursos, y
fueron a su pastor. No podían haber acudido a un político o un
parlamentario –porque no tienen papeles–. Y el pastor vino a nosotros”.
Algunas de estas personas
son muy creyentes, pero no practican, “porque en muchos casos viven al
margen de la sociedad”, asegura una activista
Según Porpora Marcasciano, presidenta de Movimiento Identidad Transexual (MIT), una asociación italiana que apoya los derechos de las personas trans, se estima que en toda Italia viven entre 7.000 y 8.000 migrantes trans que se dedican a la prostitución, la mayoría latinoamericanas de países como Brasil, Colombia, Ecuador
o
Perú, y que se concentran en los alrededores de grandes ciudades como Roma, Milán o
Bolonia. No sólo las de Torvaianica, todas se encuentran en
dificultades económicas por la pandemia. “El gesto del cardenal y del
Papa es importante porque da un mensaje que visibiliza esta situación
–reconoce–, pero antes ya otras organizaciones de la Iglesia y la
nuestra llevábamos tiempo movilizadas con recogida de fondos y ayuda
directa de comida”.
Algunas de estas personas son muy creyentes, pero no
practican, “porque en muchos casos viven al margen de la sociedad”,
asegura la activista. Don Andrea coincide: desde que en septiembre se
hizo cargo de la parroquia, en ocasiones le han pedido que bendiga
imágenes de la Virgen o ahora, antes de aceptar comida o donaciones,
quieren rezar una plegaria.
“Al final lo único que hemos hecho es volver a la esencia del Evangelio, que no sólo nos habla de María Magdalena,
sino que también nos pide dar de comer al hambriento y de beber al
sediento”, asegura el sacerdote. “Es una crisis sanitaria, pero también
social, y nos debemos implicar todos. Pero yo también veo esto como una
oportunidad: es como si me las hubiese mandado Dios para conocerlas”,
apostilla Don Andrea, antes de colgar.
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