Análisis de la situación de la Tauromaquia en el país latino
Javier Jiménez MUNDOTORO
Venezuela podría ser, poco a poco, el país de crecimiento del toreo en América. No por un fervor patriótico-taurino, sino porque el toreo entre a formar parte del revulsivo económico que está buscando, en los últimos meses, el presidente Maduro. Todos los analistas económicos coinciden en una “apertura” hacia el consumo, un cambio de modelo económico que busca generar dinero interno y flujo de dinero foráneo, además de dotar a un gobierno reiterado y censurado, de un barniz de apertura. El modelo de cambio con el dólar, los permisos de apertura de centros de ocio como los casinos, la apuesta visual por el turismo, son agentes de cambio tímidos, económicos y de imagen, de un país que nunca, ni antes ni desde el chavismo, se preocupó de nada porque el petróleo era más que suficiente para su economía positiva.
En este plan hay diversas acciones. Una de ellas tiene que ver con lo relacionado con el tema cambiario, con la derogación de la ley que impedía que los venezolanos pudieran tener dólares en efectivo. Además, se han eliminado 39 convenios que regulaban todas las operaciones económicas. Ahora, el conocido como Convenio Cambiario N°1 permite la libre convertibilidad de la moneda en el país. Otra medida ha sido la Resolución 19-05-01 del Emisor, la cual activa las ‘mesas de cambio’ en la banca privada para la compra-venta directa entre particulares. Asimismo, la Providencia 00071 que emitió el Gobierno permite ahora que en Venezuela se puedan hacer facturas en dólares, mientras que la Resolución 19-09-02 del BCV hace posible que los créditos al comercio y las empresas puedan indexarse a la tasa de cambio oficial con el dólar.
Con el Estado sin el monopolio de las divisas, con mayor apertura de cambio, la tauromaquia (que usa la paridad dólar en sus contrataciones “americanas”) puede dolarizar la taquilla poco a poco. Más ingresos. Que nadie olvide que Venezuela tiene o tenía censadas más de 100 plazas de toros ya antes de la llegada de Chávez al poder, la caída en picado de un toreo que fue una de las mayores fuentes de riqueza para muchos toreros y empresarios, fue desvaneciéndose al tiempo que se deterioraba su economía hasta límites insospechados en un país muy rico en recursos de petróleo, oro, diamantes y gas.
En la época del “petrodólar” (un petrodólar es un dólar estadounidense obtenido a través de la venta del petróleo), años 70 y parte de los 80 del siglo anterior, una figura del toreo cobraba en Caracas (plaza sin actividad desde 1977) lo que hoy cobra en Sevilla, salvando distancias de tiempo y precio del dinero. Desde los años cuarenta en adelante y hasta los ochenta, Venezuela pagaba a modo del petrodólar.
A partir de 1945 y durante más de 30 años, la economía venezolana experimentó un fuerte crecimiento y desarrollo económico constante, esto trajo como consecuencia que muchas personas de diferentes parte del mundo emigraran hacia ese país durante la década de los 50, 60 y 70. Ya en la década de 1980 y también parte de década de los 90, la economía venezolana se contrajo debido a caída del precio del petróleo y dispararse la inflación. Pero a pesar de estas elevadas tasas de inflación, la economía venezolana seguía siendo estable y figuraba como la cuarta economía más grande de América Latina.
El” cierre” de Caracas dejó sin brújula al toreo venezolano, pero es una plaza remodelada en la actualidad, apta para dar toros como para dar conciertos, actividad actual. No hubo sensibilidad ni visión por parte de taurinos nacionales y menos los españoles, éstos variando sus ganancias en la Colombia gestada por el ascenso de César Rincón en los años 90. Cambiaron de lugar sin más, abandonando una tauromaquia que fue su bolsa más que invernal desde los años 40, pero el cambio puede ser. Hace más de 10 años, Hugo Chávez ordenó cerrar todos los casinos y bingos en Venezuela. La medida dejó más de 100.000 desempleados y decenas de enormes edificaciones abandonadas. Ahora, Maduro ha autorizado el funcionamiento de 30 establecimientos en todo el país. Es otra señal del “giro liberal” de un país arrinconado por la más grave crisis económica de su historia.
Su hacemos caso a los datos de la Asociación Transparencia, la red de corrupción en Venezuela es capaz de generar al menos 1.900 millones de dólares con actividades asociadas al contrabando de combustible y 1.800 por la venta ilegal del oro; 4.919 millones de dólares por el tráfico de drogas en el territorio nacional y alrededor de 825 millones de dólares por la extorsión en los puertos, revelan los cálculos hechos por la firma Eco analítica para este reporte de Transparencia. Sólo el dinero por estos cuatro comercios ilegales representaría el 21,7% del tamaño del PIB del país en 2021, calculado en 43.440 millones de dólares. Sin contar el dinero que se tragó la corrupción.
Esfuerzos en IFEMA por FITUR 2023 para potenciar el turismo. Apertura con la frontera de Brasil. Declaraciones no aptas para el toreo, pero consentimiento con el mismo. Síntomas en un contexto de necesidad de apertura económica y de un cambio de imagen en Venezuela. El toreo, popular en todas partes del país no hace tanto tiempo, podría ayudar a ese cambio de imagen a través de las figuras del toreo implicadas. Con México en el absurdo y sin guion, cerrada la Monumental, con Bogotá en situación parecida, recuperar Caracas es posible y es necesario. Y da la impresión de que es posible, pues la imagen de propio Maduro anda necesitada de urgencias. No hay estrellas mediáticas a su lado. Un día el Che se fumó un habano en la Plaza de Las Ventas. Un día a Maduro le vendría de perlas una foto fumando el mismo puro que Morante de la Puebla. Al lado de Morante.
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