sábado, 20 de abril de 2024

Roca Rey mete miedo a un toro… y rinde Sevilla

Crónica de la 12ª de la Feria de Abril


Por
 Javier Jiménez

Regresaba Roca Rey a Sevilla después de la sentencia del otro día y se encontró con otro gobernador que le acabó indultando. Era el paseíllo la escenificación de una encerrona posible: dos de arte con uno desterrado. Sin embargo, Rey se alzó Príncipe por segunda vez dentro de una tarde de enorme dimensión, imponiéndose a dos toros de diferente condición. Fuera de dudas, esta vez sí, el público sentenció más justo premio después de meter miedo al quinto. Diez muletazos hicieron falta a Pablo Aguado para cautivar a Sevilla en la faena más hermosa de la tarde, para rematar una feria de un paso más con deslucidos oponentes. Llegaba Juan Ortega tras su faena el lunes recordada día tras día en los tendidos, pero la corrida de Victoriano del Río -de tan desiguales hechuras que acabó siendo desagradable y de deslucido juego- imposibilitó cualquier opción. 



Anovillado fue el segundo, sin expresión, ni remate. Lo recibió Roca Rey a la verónica, cargando mucho la suerte y con dos medias abrochadas a la cadera, comprobando que el tono del Senado había cambiado. El toro de Victoriano del Río quiso embestir siempre con el pitón de adentro, agradeciendo siempre la inercia. Se le midió en el caballo, para comenzar el peruano en el centro del ruedo de rodillas con pases cambiados por la espalda que dieron paso a la música. Corrió Roca Rey la mano con poder y dominio, trazo largo, embrocando la embestida con la panza de la muleta. Todo tuvo ligazón por el derecho, y más profundidad por el izquierdo. Tres naturales tuvieron forma y fondo, antes de que el toro perdiera celo y codicia. Potable el de Victoriano del Río, puso Roca Rey la pasión y la emoción en los tendidos con un arrimón del que salió volteado. Recompuesto, tuvo el ajustado final por bernadinas cambiando el viaje y un cambio de mano el camino hacia las dos orejas. La espada fue desprendida, pero cuando los prismáticos quisieron encontrar el objetivo de la empuñadura, el toro ya estaba con las patas sin tocar albero. Dos orejas. 

De nula entrega y menos embroque fue el quinto, con el hierro de Cortés. Con el toro sin definir, comenzó Roca Rey por estuarios, pasando las palas de los pitones a la altura del fajín del diestro. Toque fuerte y seguridad fueron las claves de Roca Rey. Las armas para aprovechar la faena a un toro que se centraba en pasar sin desgaste alguno. De esos que no valen a cualquiera. Fue la grandeza de un enorme Roca Rey. Impuso Roca Rey sin inmutarse el miedo al toro en las cercanías. Los pitones a la altura del pecho. La última embestida en la suerte suprema del toro de Cortés fue más para quitar un acero que entró en buen sitio. La oreja fue incuestionable. 

No daba grandes esperanzas el sexto, cuando Pablo Aguado tomó la muleta y se encaminó a la frontera entre los tendidos del sol y de la sombra, ya cuando la noche entraba y cuando el frío viento anunciaba la lluvia. En momento impreciso, con un abrir los paraguas en los tendidos -siempre pendiente en ejercicio milimétrico de no dar al compañero- afianzó Pablo Aguado sus plantas y regaló a Sevilla diez muletazos para cautivarla en la faena más hermosa de la tarde. Con las plantas hundidas en el albero, con la cintura y la naturalidad como eje vertebrador de un toreo roto en ritmo y cadencia. Esperaba el público siempre el muletazo hacia los adentros, con una embestida más larga, al paso. Un pulsear constante. Un rugido intermitente en los tendidos. Dio Aguado el paso de más en faena de compás y arremato. La estocada, en corto y por derecho, dio argumentos para una de las orejas con mayor peso de la feria.

Ya había cuajado Aguado un gran recibo a la verónica al tercero, un toro que se movió en la inercia, pero que embistió con el pitón de adentro y sin clase fuera de ella. Uno a uno dejó el sevillano muletazos de gran trazo. No importó a Aguado en demostración de valor que el toro le tapase la salida al primer encuentro en la suerte suprema. Con misma entrega y rectitud, enterró el acero en la segunda, cobrando una de las estocadas de la feria. El público se lo reconoció con una ovación. 

Llegaba Juan Ortega siendo el autor de la mejor faena de la feria, con una expectación que esperaba otra vez su toreo. Esta vez, los de Victoriano del Río no se lo permitieron. El primero, fue deslucido por su escasa capacidad de tirar hacia adelante, mientras que el cuarto dobló remos cuando se le exigió y se le impuso entrega. No hay que acostumbrarse a la grandeza. Un quite por delantales, rematados de una media a la cadera fue la invitación para septiembre. 

Ficha del Festejo:

Hierro de Victoriano del Río - EspañaPlaza de toros de La Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Decimocuarta de abono y duodécima corrida de la Feria de Abril 2024. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (3º y 5º), desiguales de presentación, alguno por debajo del mínimo. Corrida de feas hechuras y poco remate, que resultó descastada y deslucida, salvo el segundo. Noble, aunque muy parado, el sexto, con mayor recorrido en los muletazos por los adentros. Sin embroque y con la cara alta el quinto. El tercero, embistiendo con el pitón contrario. Sin fuerzas el cuarto. El primero, deslucido. 

• JUAN ORTEGA, palmas y palmas.  

• ROCA REY dos orejas y oreja. 

• PABLO AGUADO, ovación y oreja.  

Incidencias: El matador de toros Juan Ortega fue obligado a saludar una ovación después del paseíllo. 

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