Jesús Ramírez "El Tato"
Este domingo fué un día de esos escasos, en que la afición taurina se reúne desbordante de optimismo ante la actuación de un torero venezolano.
Y no era para menos, Jesus Enrique Colombo regresaba a Las Ventas en pleno San Isidro y nada menos que ante los temibles Miuras de oscura leyenda.
No fué tarde de orejas, los toros de Zahariche que no iban a Madrid desde 2018, ofensivos de pitones, algunos agalgados, con la cara alta, mirones, serios, cuajados e incómodos, dieron escasas opciones a la terna que salió a jugàrsela.
Jesús Enrique aguantó miradas y tarascadas perversas con las zapatillas clavadas en la arena.
En banderillas no se amilanó en ese tercero llegàndole a la cara, reuniendo y sorteando los hachazos en la cara y el pecho en aplaudido tercio de palitroques exponiendo.
Compromiso y exposición con la muleta con ése "Halconero", aguantando las embestidas con pundonor y hombría, tirando mucho de oficio y cosa rara, la espada siempre certera no lo acompañó en Las Ventas, tampoco con el sexto de malas ideas, quedándose corto y echando la cara arriba.
Respetuoso silencio hubo para Colombo y "Rafaelillo" en sus intervenciones y aplausos para el colombiano Juan de Castilla en una tarde pesada, anodina, donde estuvo presente el ayy antes que el olé.
Al final "Rafaelillo" mantiene su cartel con estos encastes, Juan de Castilla se robusteció en Madrid y Colombo resolvió con pundonor manteniendo sus presillas de mando para seguir en la lucha.
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