Por
 Rafael Ramírez
 
Ante la evidencia en la calle de que el madurismo perdió cualquier apoyo popular que hubiese tenido en el pasado y, más aún, del masivo rechazo popular a la figura de nicolás maduro, la cúpula y los niveles medios del madurismo, se han puesto a pensar, por primera vez en muchos años, qué va a pasar con ellos en un escenario donde tengan que salir del poder.

El problema para ellos, es que nicolás maduro ha demostrado, fehacientemente, que en su avión no caben todos, sólo los suyos, su círculo íntimo. Cuando Pérez Jiménez huyó del país, tras la rebelión político-militar, la madrugada del 23 de enero de 1958, el dictador se montó en “la Vaca Sagrada”, como se conoció popularmente a la aeronave donde escapó con sus más cercanos, dejando atrás, a su suerte, a sus colaboradores y exponentes de lo que se conocía como “el perezjimenismo”.

Algunos, como Pedro Estrada, jefe de la sanguinaria Seguridad Nacional, organismo represivo que quedó en pañales con respecto a lo que sucedió en los años subsiguientes y lo que sucede ahora, pudieron negociar su salida individual; y en su caso, siguió prestando sus servicios criminales a la Sûreté de Francia. Pero no todos pudieron hacer lo mismo.

En el madurismo, existe el temor entre los suyos de que, ante el desmoronamiento del gobierno, maduro buscará una negociación para proteger solo a sus más cercanos, dejando al resto en la estocada.  Esta actitud, ya ha sido ampliamente demostrada.

En sus negociaciones secretas con Estados Unidos, su único interés ha sido proteger, liberar y levantar sanciones a los de su círculo familiar e íntimo, dejando en el camino a una ristra de funcionarios, jueces, magistrados, jefes políticos y militares sancionados por Estados Unidos y la UE. El último de estos casos fue la liberación de Álex Saab, pieza clave del madurismo, convertido en “héroe de la República” –paragonado, incluso, con el Che Guevara–, quien fue intercambiado por 12 mercenarios y prisioneros norteamericanos, en el marco del llamado “Acuerdo de Barbados”, el cual maduro incumplió luego de obtener lo que quería.

El asunto de las negociaciones secretas del madurismo con Estados Unidos es algo tenebroso y muy peligroso para todos, porque a cambio de su reconocimiento o su seguridad ante el escenario de su salida, busca arreglos donde se entrega a cambio, aspectos fundamentales vinculados a la Soberanía del país. El caso de la Chevron, a la cual maduro le ha permitido llevarse 140.000 barriles día de petróleo, sin pagar regalías, ni impuestos petroleros, operando y controlando la explotación de nuestro petróleo, tal como hacían las transnacionales norteamericanas cuando Juan Vicente Gómez, es una muestra clara de ello.

Otro ejemplo de esto, es la entrega del gas costa afuera, donde nuestros yacimientos se rematan a favor de la Shell o de la British Petroleum en Trinidad y Tobago, acabando con cualquier posibilidad de que esas importantes reservas de gas, “el gas de la patria”, como lo llamó Chávez, fueran llevadas al país para garantizar nuestro consumo interno y desarrollar el Polo Petroquímico en Güiria, como parte del Proyecto Mariscal Sucre, tal como está contemplado en el Plan de la Patria original. Lo que sucede allí, siempre en secreto, es otra muestra evidente de que maduro entregará lo que sea, para garantizar su supervivencia.

Incluso, la actitud pasiva de maduro en El Esequibo, cuando Guyana entregó licencias a las transnacionales en 2013, el “dejar hacer, dejar pasar” de su gobierno, que permitió que la Exxon Mobil perforara, nada más y nada menos, 49 pozos de exploración y producción en el mar territorial de nuestro Territorio Esequibo, certificando reservas por 11 mil millones de barriles de petróleo, es decir, el 30% de las reservas de petróleo norteamericanas, para buscar una negociación y reconocimiento de la Exxon Mobil y de la Administración de Donald Trump (que, por cierto, nunca recibieron a la entonces canciller Delcy Rodríguez), es otra muestra de lo grave y perniciosa que esta conducta ha sido para el país.

Hoy día, la Exxon Mobil, la Chevron y la CNOOC de China, producen 620 mil barriles día de petróleo en nuestro Territorio Esequibo, y estiman llegar a 1,2 millones de barriles día de petróleo en 2027, convirtiendo a Guyana en la Nueva Potencia Petrolera, despojando a nuestro país DE HECHO, del Territorio Esequibo y de nuestro acceso a la Fachada Atlántica. Una acción del gobierno, que sólo puede calificarse de TRAICIÓN A LA PATRIA.

En el madurismo, están negociando TODOS. Hasta acá llegan los ecos de los intentos de los distintos operadores del madurismo, de buscar una negociación que les garantice su propia seguridad personal. Desde los hermanos Rodríguez, pasando por toda la fauna de políticos maduristas, y sobre todo, exponentes de la llamada “burguesía revolucionaria”, todos, están “tirando puentes”, haciendo acuerdos y compromisos, dando la información que sea necesaria, de todo, para salvar su cabeza y pasarse al bando contrario, o “pasar agachado”, desde el mismo 29 de julio, el día siguiente de las elecciones

Lo que emergió del madurismo, cuando levantaron la tapa de la podredumbre de Tareck El Aissami, mano derecha de nicolás maduro, tras ser defenestrado del poder, va a quedar pálido con lo que está sucediendo, en este mismo momento, con sus distintos grupos internos.

Esta situación, que es muestra de una profunda debilidad, tiene su razón fundamental en el hecho de que el madurismo no tiene un asidero ideológico; no estamos hablando –y perdonen ustedes la comparación– del Partido Comunista de Cuba, ni mucho menos, del de Corea del Norte. Estamos hablando de un conglomerado de oportunistas, vinculados a intereses económicos y personales, intereses de grupo, que asaltaron el poder tras la muerte del Presidente Chávez y que, en conjunto, destrozaron la Patria y participaron del festín de la repartición de sus pedazos, tras traicionar a Chávez y derrocar a la Quinta República. Cuando la rapiña se acabe, estos grupos, que hoy se rasgan las camisetas con la consigna “leales siempre, traidores nunca”, pegarán la carrera, en un “sálvese quien pueda”, cuando vean que el avión de maduro abandonó el país.

Pero, hay personajes que tienen problemas muy complicados, existen distintos grados de complicidad y responsabilidad, graves violaciones a la leyes y a los Derechos Humanos, en lo que ha sido la actuación de un gobierno entreguista y criminal.

Este es un problema complejo y es lo que se conoce como la “justicia transicional”. En este proceso, solo la Fuerza Armada Bolivariana, los líderes políticos y el Pueblo podrán ser garantes de que no se desate la violencia ni el fascismo, y que toda actuación sea siempre en el marco de la Constitución y las leyes de la República.

Pero el gobierno debe hacer algunos gestos para preparar este proceso, no como parte de sus negociaciones secretas con gobiernos y actores extranjeros, para salvarse ellos, sino para bajar la tensión y recoger la intolerancia y la crispación política. Algo que podría hacer de inmediato el gobierno en este sentido es liberar a todos los presos políticos, no solo a los de la oposición, sino a los del chavismo, trabajadores, civiles, militares y familiares de perseguidos políticos, que están deshumanizados, invisibilizados en los centros de detención del gobierno. Esto sería un paso importante en la dirección correcta, bajo la premisa de que nunca es tarde para contener el odio.

Habría que ver si el madurismo, en sus estertores, tendrá grandeza política, o algunos de sus incondicionales logran convencer a maduro de ello.

Mientras tanto, en el madurismo, unos negocian, están negociando en este momento; al tiempo que otros, se vuelcan a la calle, tratando, en un intento desesperado, de convencer al pueblo de que, “ahora sí, todo va a cambiar”. Pero, se les acabó el tiempo, las demostraciones masivas de rechazo a Maduro en esta campaña “sui generis”, así lo prueban. Maduro, no puede salir a la calle, no solo por sus diversos y permanentes temores de todo tipo, sino, porque se sabe solo. Sus apariciones públicas son tristes, allí no hay pasión, son un teatrillo montado por la burocracia en el poder, siempre en espacios controlados, manipulando ancianos y funcionarios públicos, para luego, pasar rasante, rodeado de escoltas, en un vehículo que va a toda velocidad, en medio de la nada.

Qué enorme diferencia con Chávez y sus campañas electorales. Yo, que fui su jefe de Movilización, desde la “Batalla de Santa Inés” en el referéndum de 2004 en adelante, recuerdo vívidamente las masivas expresiones de apoyo popular al comandante; incluso, en los años de mayor confrontación y crispación política, en los de la desestabilización, del Sabotaje Petrolero, cuando no teníamos petróleo, ni dinero, pero teníamos, Revolución, teníamos a Chávez y no como dijo algunas vez un infame del madurismo, que teníamos Revolución porque “el barril estaba a 100.

En aquellas movilizaciones masivas, el vehículo, el camioncito, donde Chávez se trasladaba, prácticamente, no podía avanzar, por la cantidad de pueblo, que colmaba todos los espacios. La mayor expresión física y espiritual de este fenómeno ocurrió el 4 de octubre de 2012, cuando el pueblo chavista colmó las 7 avenidas en Caracas, en el cierre de la campaña electoral de Chávez. ¿Cuál es la diferencia?, que en aquel momento Chávez era un presidente popular y revolucionario, con autoridad y ética, que encarnaba la esperanza y la posibilidad cierta, real, de construir un gran país, como estaba plasmado en el Plan de la Patria, que solo fue truncada por su muerte o asesinato. Paradójicamente, hoy, 12 años después de ese momento estelar de nuestra patria, el fervor popular se expresa en masivo rechazo a Nicolás Maduro.

Lo incomprensible es que Nicolás Maduro arremetió contra el chavismo, lo destruyó, nos persiguió, nos exilió, encarceló, reprimió, acabó con Pdvsa, persiguió a sus trabajadores, desmanteló el Poder Popular y el PSUV, para ahora tener que hacerle frente ABSOLUTAMENTE SOLO, al peor escenario PARA ELLOS. Hizo el trabajo histórico de la derecha, acabar con el chavismo y sepultar la idea del socialismo.

El madurismo y el chavismo son dos cosas opuestas. De hecho, el madurismo es enemigo del chavismo y lo ha combatido con saña, incluso con crueldad. Pero los errores políticos, la traición a Chávez y al país pasan factura y el pueblo se encargará de cerrar este accidente histórico que es el madurismo. El campo bolivariano y chavista, revolucionario, libre de chantajes y manipulaciones, en cualquier escenario, tendrá que recomponerse, sacudirse de encima el madurismo, derrotarlo y sólo entonces tendremos posibilidad de levantar, otra vez, las banderas y los principios de nuestro programa de transformaciones revolucionarias, que están contenidos en la Constitución y en el Plan de la Patria, y que hoy día son impostergables, imprescindibles, urgentes, para sacar al país del abismo del madurismo.