por www.vanitatis.elconfidencial.com
Casandra Maggio
Mientras el colágeno y los ácidos grasos omega-3 dominan el mercado antiedad, la ciencia pone el foco en un suplemento mucho más accesible y eficaz: la vitamina D3. Así lo demuestra un nuevo ensayo clínico aleatorizado de gran escala que revela su capacidad para ralentizar el envejecimiento biológico a nivel celular.
Publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, el estudio forma parte del ensayo VITAL, y ha sido destacado por el Dr. William Wallace como “el primer gran ensayo clínico aleatorizado que demuestra que la vitamina D3 puede ayudar a preservar los marcadores del envejecimiento biológico”.
El hallazgo principal fue que la vitamina D3 ayudó a conservar 140 pares de bases en la longitud de los telómeros respecto al grupo placebo, lo que representa una diferencia del 11%. Wallace explica que “esto equivale a una reducción aproximada de entre 3,5 y 4,5 años en la edad biológica”.
Una de las comparaciones más esperadas del estudio era con el omega-3, otro suplemento comúnmente asociado con el envejecimiento saludable. Sin embargo, los datos no apoyaron esa creencia. “La suplementación con ácidos grasos omega-3 (1 g/día) no mostró efectos significativos en la longitud de los telómeros ni en el segundo ni en el cuarto año”, afirma Wallace, desmontando así uno de los mitos más extendidos en el ámbito de los suplementos antiedad.
Esto posiciona a la vitamina D3 como el único suplemento del estudio con efecto protector comprobado sobre este biomarcador de envejecimiento celular, al menos bajo las condiciones analizadas.
El posible mecanismo detrás de este beneficio no es casual. La vitamina D tiene un papel reconocido en la regulación del sistema inmune, la reducción del estrés oxidativo y la estabilidad genómica. Como explica el doctor Wallace, “la vitamina D puede proteger la integridad de los telómeros gracias a su papel en la reducción del estrés oxidativo, la regulación de las respuestas inmunológicas y el soporte de la estabilidad genómica”.
Publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, el estudio forma parte del ensayo VITAL, y ha sido destacado por el Dr. William Wallace como “el primer gran ensayo clínico aleatorizado que demuestra que la vitamina D3 puede ayudar a preservar los marcadores del envejecimiento biológico”.
El hallazgo principal fue que la vitamina D3 ayudó a conservar 140 pares de bases en la longitud de los telómeros respecto al grupo placebo, lo que representa una diferencia del 11%. Wallace explica que “esto equivale a una reducción aproximada de entre 3,5 y 4,5 años en la edad biológica”.
Una de las comparaciones más esperadas del estudio era con el omega-3, otro suplemento comúnmente asociado con el envejecimiento saludable. Sin embargo, los datos no apoyaron esa creencia. “La suplementación con ácidos grasos omega-3 (1 g/día) no mostró efectos significativos en la longitud de los telómeros ni en el segundo ni en el cuarto año”, afirma Wallace, desmontando así uno de los mitos más extendidos en el ámbito de los suplementos antiedad.
Esto posiciona a la vitamina D3 como el único suplemento del estudio con efecto protector comprobado sobre este biomarcador de envejecimiento celular, al menos bajo las condiciones analizadas.
El posible mecanismo detrás de este beneficio no es casual. La vitamina D tiene un papel reconocido en la regulación del sistema inmune, la reducción del estrés oxidativo y la estabilidad genómica. Como explica el doctor Wallace, “la vitamina D puede proteger la integridad de los telómeros gracias a su papel en la reducción del estrés oxidativo, la regulación de las respuestas inmunológicas y el soporte de la estabilidad genómica”.
A pesar del entusiasmo, los investigadores señalan que la longitud de los telómeros en leucocitos (técnica de evaluar el envejecimiento biológico en humanos), no es una medida absoluta del envejecimiento global. Wallace aclara que “los telómeros en leucocitos reflejan solo lo que ocurre en las células sanguíneas, pero podrían no representar con precisión lo que ocurre en otros tejidos”.
También destaca que “factores como el estilo de vida, el estrés, y condiciones inflamatorias agudas o crónicas pueden influir en las mediciones teloméricas”, lo que obliga a interpretar los resultados con contexto. La vitamina D3 emerge como una intervención sencilla, segura y científicamente respaldada para proteger la juventud celular. Con una única dosis diaria, es posible no solo mejorar la salud ósea o inmunológica, sino también ralentizar el desgaste biológico desde el núcleo de nuestras células.
También destaca que “factores como el estilo de vida, el estrés, y condiciones inflamatorias agudas o crónicas pueden influir en las mediciones teloméricas”, lo que obliga a interpretar los resultados con contexto. La vitamina D3 emerge como una intervención sencilla, segura y científicamente respaldada para proteger la juventud celular. Con una única dosis diaria, es posible no solo mejorar la salud ósea o inmunológica, sino también ralentizar el desgaste biológico desde el núcleo de nuestras células.
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