La comunicación con la madre se limitó a breves llamadas telefónicas.
por Jennifer James
2001
La detención de una madre por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Chicago deja una profunda cicatriz en la vida de su familia, un hecho que un adolescente inmigrante de 13 años narra con desgarradora claridad.
La madre de Ruddy López y sus hermanos menores, Aaron y Sofía, fue enviada a Kentucky, alterando completamente su rutina familiar, informó Mag.
“La casa está triste sin mi mamá”, expresa Ruddy, quien ahora vive con su padre.
La razón detrás de la detención
La detención de Marina, una madre de familia en Chicago, y las desgarradoras consecuencias que vive su esposo José y sus hijos, se originaron a partir de una notificación de ICE que la citaba a una oficina de migración.
El pasado 4 de junio, lo que parecía ser un trámite rutinario se transformó en una situación migratoria que hoy la mantiene alejada de su hogar.
Según relató su esposo José a Telemundo Chicago, Marina recibió una orden para presentarse ante las autoridades de inmigración. Ese día, fue puesta bajo custodia.
La última comunicación directa que José recibió de ella fue un mensaje que le partió el alma:
“'Cuídese mucho, ya estoy en el grupo de deportaciones'. Sentí como un golpe en el pecho”, recordó José entre lágrimas, evidenciando el shock y la desesperación de aquel momento.
Desde esa fecha, Marina permanece detenida en un centro migratorio en Kentucky, a miles de kilómetros de su familia. La distancia y el encierro cobraron un precio emocional inmenso. “La escucho llorar, no es fácil estar encerrada. Está ahí todo el tiempo, sin salir, sin vernos”, lamenta José, describiendo la angustia de su esposa y la suya propia.
La comunicación se limitó a breves llamadas telefónicas, donde el dolor de la separación se filtra en cada palabra intercambiada.
El desafío de la separación
La detención de Marina por ICE no solo dejó un vacío emocional, sino que redefinió la estructura familiar, colocando una carga inmensa sobre los hombros de José, su esposo.
Ahora, José no solo debe ser padre para sus tres hijos, sino también sostén económico y emocional, lidiando con su propio dolor en silencio.
"No puedo llorar frente a ellos, me preguntan todos los días cuándo va a regresar su mamá", confiesa José, quien se esfuerza por mostrar fortaleza, aunque por dentro, admite, "se está desmoronando".
La ausencia de Marina impactó de diversas maneras a los menores. Ruddy, el adolescente, es quien más sufre emocionalmente. "Me siento vacío, no sé qué hacer. Estoy acostumbrado a despertarme y ver a mi mamá. No he dormido en días", reveló con una angustia palpable.
Su hermano, Aaron, también percibe la tristeza que inunda el hogar: "La casa está triste, sin mi mamá, sin abrazos". La más pequeña, Sofía, de solo cinco años, articula su necesidad con una inocencia desgarradora: "Traigan a mi mamá, la necesito mucho".
Esta familia, que vive en Chicago desde hace años, contribuye a su comunidad a través del trabajo y la educación de sus hijos.
En medio de su desesperación, José lanza un llamado directo al presidente Donald Trump: "Le pido que revise estas políticas migratorias injustas. No estamos haciendo nada malo, solo queremos estar juntos, como familia".
El testimonio de Ruddy López ofrece una ventana a las secuelas que enfrentan las familias cuando uno de sus pilares es removido por las autoridades migratorias.
2 comentarios:
Algún día se hará justicia!
One day justice will be done,!!
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