lunes, 18 de marzo de 2013

Padilla y Perera cortan una oreja en Valencia

Con una buena corrida de Jandilla

Padilla y Perera cortan una oreja en Valencia
MIKEL PONCE
 
Juan José Padilla abandona la plaza arropado por la juventud taurina
En la penúltima corrida, Juan José Padilla ofrece un gran espectáculo. Como un buen cantaor, sabe tocar los dos palos, el clásico y el populista, además de estar atento a todos los detalles de la lidia. ¿Por qué le niega el presidente la segunda oreja? No lo entiendo. También Perera corta una, en un un buen encierro de Jandilla.
 
Además del parche en el ojo, lleva Padilla un apósito en la mandíbula. Su éxito no sólo se basa en la legítima simpatía que suscita. En su primero, serio, se muestra como lidiador seguro, poderoso, que conoce el oficio, sabe perfectamente lo que hace. Lo recoge bien con el capote, se luce al quebrar el tercer par de banderillas en tablas; con la muleta, somete, baja la mano, aguanta parones. Mata con gran decisión. En el cuarto, despliega todo su repertorio, hace vibrar a la afición. Lo recibe con seis largas de rodillas, ganando terreno hacia el centro. Después de banderillear, brinda al público, mientras suena esa diana floreada que aquí indica la esperanza en el éxito. Y esta vez se cumple: cinco muletazos de rodillas; adelantando la muleta, tandas de derechazos mandones. Después, da fiesta al personal con rodillazos, desplantes a lo Litri (tan querido, aquí), que levantan el clamor popular. Pincha en hueso antes de una gran estocada, haciendo la cruz perfectamente, pero el presidente sólo concede una oreja. 

Miguel Ángel Perera posee una baza decisiva, el valor auténtico, le sobra lo que a otros les falta. Sacaría a eso más fruto si midiera mejor los tiempos, no atacara tanto a los toros, hasta el final de la faena. En el tercero, luce su verticalidad estática, sufre un arreón que le arranca la faja, logra una gran estocada: petición. En el sexto, inicia con pases cambiados, liga buenas series de naturales, recurre al arrimón final. Faena larga, con un aviso antes de entrar a matar: oreja. 

Bien conocido es el buen estilo de El Cid pero también que ya no tiene la seguridad de antes. Se advierte cuando hace el esfuerzo. Una tarde gris.

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