Por Óscar López Gamboa*
Transcribo parcialmente algunos textos del artículo que el periodista Eduardo Ruiz-Healy, escribió sobre el mensaje del Papa Francisco
He aquí algunas de las sabias y hermosas palabras que el PAPA FRANCISCO, empleó
en su homilía dirigida al mundo entero misma que duró aproximadamente
quince minutos, fueron de una impactante y profunda reflexión para toda
la humanidad; al menos a lo que a un servidor respecta, sí entre ellas
la humildad y el valor de la custodia.
“Pero la vocación de custodiar no sólo
nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que
antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar
toda la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos
muestra san Francisco de Asís: Es tener respeto por todas las criaturas
de Dios y por el entorno en el que vivimos”.
“Es custodiar a la gente, el
preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los
niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan
en la periferia de nuestro corazón”.
“Es preocuparse uno del otro en la
familia; los cónyuges se guardan recíprocamente y luego los padres,
cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán
en cuidadores de sus padres”.
“Es vivir con sinceridad las
amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el
respeto y en el bien. En el fondo todo está confiado a la custodia del
hombre, y en su responsabilidad que nos afecta a todos”.
“Y cuando el hombre falla en esta
responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los
hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda
árido”.
“Quisiera pedir por favor, a todos los
que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o
social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad; seamos
custodios de la creación, guardianes del otro, del medio ambiente, no
dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de
este mundo nuestro”.
“Pero para custodiar, también tenemos
que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la
soberbia ensucian la vida; custodiar, quiere decir entonces vigilar
sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde
salen las intenciones buenas y malas; las que construyen y, las que
destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de
la ternura”.
Retomando la palabra custodiar a la que hizo mención reiteradamente el Papa Francisco en su homilía, considero menester aplicarla también a todos aquellos que formamos parte de la “pirámide” del mundo de los toros, desde su ápice, estructura, hasta la base de la misma es decir: El toro de lidia como su ápice; los ganaderos, empresarios, matadores, subalternos y periodismo como su estructura y finalmente los aficionados como su base. Estos últimos que como soporte o andamiaje de dicha pirámide, nos corresponde por derecho propio, ser los ¡custodios!
Ya que con nuestro irrestricto apoyo económico para resguardar
celosamente la honradez e integridad de la fiesta brava, exigiendo
conforme a derecho a través de las instancias legales correspondientes, a
todos aquellos que forman parte de la estructura de dicha pirámide,
salvaguarden los principios éticos profesionales a los que están moral y
legalmente obligados, para el honesto desarrollo y prestigio del
espectáculo taurino, para el cuál todos y cada uno de ellos se debe.
El toro de lidia como ápice del
espectáculo que lleva su nombre, históricamente ha sido el más exaltado y
venerado del reino animal por el hombre, como también el más
vulnerable, merced al desmedido y mundano interés y deshonestidad de los
hombres, sin importarles el deterioro de “deidad” que sus
ancestros le dieron, desde los principios de las antiguas
civilizaciones que le han inflingido, a tan hermoso espécimen de la raza
bovina hasta nuestros días, sobre todo en el medio taurino mexicano
donde puede casi asegurarse, que aquel épico ejemplar bovino es
prácticamente “mítico”.
Triste y lamentablemente, hemos sido todo lo contrario a los principios básicos de “custodiar” en cuanto a la integridad y honestidad de la Fiesta de los Toros, por nuestro “importa-madrismo”
pues, por comodidad o cobardía, hemos permitido sé violenten los
principios en cita; esperando siempre, qué otros den la cara por
nosotros para que aquellos sean señalados al momento de acusar, por los
principales imputados ya sean (ganaderos, empresarios, matadores,
subalternos y periodismo) es decir, la “estructura” dé la pirámide.
Esta mafia corporativista del toreo, lo que menos le interesa es ser” custodios”,
de la verdad de la fiesta sino todo lo contrario; atentar contra de
ella de manera soterrada o, abierta y cínicamente en perjuicio de la
base de la Pirámide”; es decir, la ¡afición!
Es todo por hoy y hasta la próxima, sí el Divino Creador lo permite.
* Ex Juez de plaza Calafia y comentarista de Grupo Radiorama
No hay comentarios:
Publicar un comentario