lunes, 6 de octubre de 2014

Un paseo por la historia de la Feria del Pilar


Las temporadas de 1913 y 1914 fueron, sin duda, las que los zaragozanos vivieron con mayor pasión. La competencia surgida entre Herrerín y Ballesteros hizo que el coso de la Misericordia se quedara pequeño. Durante aquel tiempo se decidió la ampliación que se completó en 1917, cuando los dos toreros habían desaparecido trágicamente. Herrerín fue cogido mortalmente por un novillo en Cádiz en septiembre de 1914 y Ballesteros cayó en Madrid un día de abril de 1917.

Hace un siglo: la gran tarde de Rafael el Gallo

Un paseo por la historia de la Feria del Pilar
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Rafael el Gallo
Zaragoza vivió hace un siglo con estos dos novilleros su Edad de Oro del toreo. Florentino Ballesteros, un niño del hospicio, fino en su estilo, esencialmente clásico, se complementaba con las formas más toscas de Jaime Ballesteros «Herrerín», un mozo del barrio de las Tenerías. Un bello romance de torería que describe el crítico Don Indalecio: «Zaragoza era una sucursal de Triana. Luchas apasionadas en las calles, en los cafés, en los periódicos y en la plaza». En el ruedo la competencia, en los tendidos la pasión. Las novilladas con los dos acartelados juntos, algunas veces en reñido mano a mano como en la Corrida de la Prensa de aquel 1914, no defraudaron nunca a sus partidarios y el duelo traspasó los límites aragoneses y se trasladó a toda España.

50 años atrás: Murillo y tres mocitos sevillanos

Un paseo por la historia de la Feria del Pilar
t. naranjo
Fermín Murillo
Por eso no es de extrañar el bajo estado de ánimo con que los aficionados recibieron la Feria de hace cien años. El mundo en guerra, la muerte de Herrerín tan reciente, el esfuerzo de Ballesteros de no rehuir su compromiso y anunciarse con una novillada de Zalduendo... una Feria la de aquel año en la que se vio toda la genialidad de un torero único como Rafael Gallo. 

Y dando un salto en el tiempo nos vamos a octubre de 1964, medio siglo atrás. La Misericordia vivió uno de los momentos culminantes de uno de los mejores toreros aragoneses. Fermín Murillo, con una alternativa de 1957, se entretuvo en cortar seis orejas en tres corridas de toros, y antes, allá por mayo de aquel año, se había llevado los máximos trofeos de una de las corridas de la primera parte de la temporada. Diego Puerta triunfó también a lo grande y Curro Romero, en una plaza en la que no se prodigó mucho, dejó sus gotitas de esencia con el capote.

Hace 25 años: De la Viña triunfa a última hora

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botán
Rafael de la Viña
No faltó aquel 64 la nota trágica con la grave cornada del novillero El Monaguillo, y no faltó en aquel Pilar un temible convidado, el cierzo helador que tantas tardes de toros se ha cargado a lo largo de la historia de La Misericordia. Un cierzo que si volvemos la vista un cuarto de siglo, en 1989 ya estaba cortado por la cubierta que, todavía sin culminar, había instaladoel empresario Arturo Beltránun año antes. En aquellos carteles nos encontramos a Roberto Domínguez, aOrtega Cano en pleno esplendorde su carrera, a Litri, a Espartaco, Julio Robles, a El Soro y Víctor Mendes, a Raúl Aranda, a Manili, a los hermanos Campuzano, y a un Rafi de la Viña, que, todo pundonor, puso la plaza boca abajo en una tarde redonda que le permitió ser el triunfador de la Feria.

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