Una oreja cortó el galo a uno de los dos toros que embistieron
MATEO SAAVEDRA,
Manizales (Colombia)
Una pintura era el primero, que tomó con humillación el percal de Castella
en el inicio, aunque la voltereta que se pegó le mermó el empuje al
animal. Muy poquita fuerza tuvo el de Rincón, al que le sirvió de poco
la clase por no mantenerse en pie. Para atrás se fue el animal para que
saliera el segundo sobrero, puesto que un problema con la puerta del
primero impidió que saliera, aunque también lucía el mismo hierro y tuvo
celo en el saludo asentado y compuesto del francés. Le duró poco la
intenció de embestir, y comenzó su remisión a la embestida antes incluso
de visitar al penco. La faena de muleta fue una porfía para que no
midiese el albero el de Rincón, por lo que no tomó vuelo el trasteo.
El cuarto salió completamente descoordinado y volvió a los corrales por donde salió. De Achury Viejo era el tercer sobrero, alto y montado, que tampoco tenía boyante la fortaleza, a pesar de repetir las arrancadas.
A César Rincón brindó Castella
la faena, que comenzó con cambiados en los medios para apostarle desde
el principio al animal, con calidad sin fuelle, y buscar que el tendido
se calentase. Tuvo dimensión el toreo con la mano derecha, acompañado
por el calor que le tributaba la grada, comprendiendo el esfuerzo en una
tarde a la contra. Le perdió pasos, le fomentó las inercias y le dio sereno temple al trapo para dejar entrega donde no cabía la brillantez.
Tiró de oficio y de sabiduría el francés para aprovecharle la calidad
al toro que venía sin espíritu pero que sirvió por la generosidad del de
Beziers. Ajustó los embroques, alargó los viajes, puso en juego sus
amplios conocimientos y logró que durase el de Pipe Rocha
a base de toreo al natural, hasta terminar con el público en el
bolsillo cuando llegaron las manoletinas finales. Pinchó antes de la
estocada y con dos orejas se valoró su actuación.
Con una larga cambiada en el tercio conoció Luis Bolívar
al segundo, con muchísima decisión para salir al paso del animal,
cogido con alfileres en su fuerza. También este se dañó una pata trasera
tras el saludo y se optó por devolverlo. Un nuevo sobrero saltó al
ruedo para derramarle calidad en el capote a Bolívar, arrastrándole el
morro por el suelo en las verónicas iniciales. Y mantuvo el animal la
alegría hasta la pañosa, con la que inició con un cambiado en los medios
para levantar el ánimo en el tendido, con tanta suavidad como
sabiduría. Dio tiempo al toro, se tomó su pausa y volvió a la cara con serenidad tras cada serie,
que fueron cortas por fuerza, pero tuvieron intensidad. Pero aún así se
vino a menos el animal, haciendo que se esfumase el triunfo que buscó
con fe el colombiano. Le dio distancia en los cites para adquirir las
inercias, pero faltó la transmisión que dejó de poner el de Las Ventas.
Una estocada desprendida tampoco ayudó a tocar pelo.
Muy arreado salió al ruedo Luis Bolívar para recibir la repetición del quinto de Las Ventas,
al que cuidó mucho Luis Viloria en varas, en buena pelea del animal.
También a este le faltó fuerza. Por eso tuvo que tener mucha paciencia
con la mano derecha, y limpiar las virtudes del toro entre la rémora de
la feble condición. Por eso le jugó con la media altura, le ofreció
metros y le buscó las inercias y los tiempos. Fue mucha la
entrega de Bolívar, deseoso de agradar en uno de sus feudos, pero el
calado del toreo a media altura fue escaso en el tendido, y
cada vez que bajaba el trapo un poco más claudicaba el de Las Ventas.
Por eso se fue a por el acero para rematar con brevedad.
Tenía Manizales toda la esperanza puesta en las telas de Talavante,
después de la faena del festival, y pronto echó a volar el percal con
muchísima cadencia, pero se lastimó también el tercero una mano antes de
concluir el saludo. Pareció recuperarse el animal, y humilló en las
chicuelinas con las que quitó Alejandro, rematando con una media. A dos
manos comenzó su labor el extremeño, cuidando mucho las condiciones del
animal para que le durase en la muleta un toro que quiso más que pudo. Tuvo paciencia el torero para esperar y consentir los defectos del astado,
citando con firmeza pero trazando con mimo para convencer al cada vez
más renuente animal, que terminó por pararse definitivamente. Mal con el
acero, escuchó silencio.
Le recogió las embestidas Talavante
al sexto con muchísima facilidad, aprovechando la humillación y dejando
suavidad en el galope con que llegaba el de Rincón. Muy duro recibió el
castigo el animal en varas, pero fue el daño en una mano lo que obligó a
devolverlo. Al sobrero que hizo sexto bis le dejó Alejandro un
ramillete de verónicas que varió con chicuelinas, media y larga ante la
vibración del tendido por el codicioso galope y la fijeza del de Achury Viejo.
Le construyó mucho en el inicio Talavante al animal para encelarle la
repetición, para ir incrementando la exigencia en un sólido
planteamiento de faena. A gran altura rayó en redondo, aplicando temple a
las arrancadas francas y aprovechando las virtudes del entregado toro.
FICHA DEL FESTEJO
60ª Feria de Manizales, Colombia. Penúltima de abono, corrida goyesca. Lleno de 'No hay billetes'. Toros de Las Ventas del Espíritu Santo,
correctos de presencia, de muy buena hechura en general. Devuelto el
primero por flojo; feble y sin espíritu el segundo sobrero, primero bis,
que se rompió una mano; devuelto el segundo por partirse una pata; con
calidad y fijeza el sobrero que hizo segundo bis; con calidad sin fuerza
el tercero; devuelto el cuarto por descoordinado; con fijeza sin fuerza
el quinto, aplomado; devuelto el sexto por partirse una mano. Y dos de Achury Viejo, cuarto bis, de tremenda calidad y buen fondo; y sexto bis, repetidor y con movilidad.
Sebastián Castella (lila y azabache): silencio y dos orejas.
Luis Bolívar (palo de rosa y azabache): ovación y silencio.
Alejandro Talavante (turquesa y azabache): silencio y palmas.
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