El novillero extremeño corta una oreja de un extraordinario novillo del Conde de Mayalde, el único válido para el triunfo de una mala y mansa novillada, y el peruano se juega la vida sin cuento con el marrajo sexto
Natural de Posada de Maravillas al cuarto de Mayalde al que cortó una oreja
SERGIO GONZÁLEZ VALERO
ZABALA DE LA SERNA
Madrid
Los clásicos echamos de menos una ovación para Roca Rey, como Madrid siempre tributaba a los triunfadores en el paseíllo a su regreso. Los clásicos estamos muertos. Rey había abierto la Puerta Grande venteña el 19 de abril con fe de Roca. Un peruano a hombros en Las Ventas 66 años después. Un tibio amago de aplausos brotó al llegar su turno sin cuajar en lo esperado. Lo que sí cuajó fue un saludo de Roca Rey ¡con el capote a la espalda! Y más sereno y templado que el mar Menor. Ya había presentado sus cartas en un quite afarolado, y precisamente con un farol y una larga despidió tan singular y acojonante salutación. Que de quitarle importancia a las cosas, el toreo se queda en nada.
El novillito del Conde de Mayalde sí que se quedó en nada. Pero al menos duró para que Posada de Maravillas dibujase dos verónicas espléndidas y una media superior siempre por el pitón izquierdo. Roca le respondió con unas chicuelinas dormidas y perezosas que vinieron a morir en una larga cordobesa a cámara lenta.
Como sus hermanos, le buscó las vueltas a los caballos antes de escupirse del peto con acusada mansedumbre. Esto ya lo dejó arreglado el maestro Matías Prats Cañete en su día: "¿Mayalde otra vez alcalde? / ¡Cosa rara entre las raras! / Será el único mayalde / que haya tomado dos varas". Yo creo que se echó, tras pararse en la muleta de Rey, porque sabía que su hermano cuarto traía una embestida de primor.
Antes de que 'Agachado' la desarrollase, se le cruzó a Posada cuando lo ponía en suerte en el caballo. Un volteretón seco le sacó todo el aire. Y gracias. Porque en el suelo lo tuvo para asesinarlo. San Isidro está trabajando más que García Padrós.
El nieto del inolvidado Juan lo vio claro en su nebulosa de boxeador grogui. Brindó al personal sin la casaquilla, en chaleco y con el 'cartucho de pescao' citó de lejos a 'Agachado', que se arrancó con alegría y tranco. La izquierda desplegó la muleta y el toreo al natural soñado por el chaval. La plaza se volcó. Un paseo largo. Faltaba oxígeno en el pecho. Y Posada ofreció la derecha acaderada hasta un cambio de mano extraordinario que indicaba el regreso a la zocata. Y así fue. Desembocaban los naturales pronto, embrocados abajo, a pulso de muñeca sólo, y 'Agachado' seguía un tranco o dos más arando el ruedo. El único negrito del sexteto de castaños mayaldes. La faena se hallaba en el punto de decantarse como los vinos de la excelencia aterciopelada hacia la Puerta Grande o... Posada volvió a cambiar la mano, en esa estrategia de no repetir una tanda por el mismo palo, volvió a torear con su sello manierista con la derecha, y se fue a por la espada... Una estocada y una oreja de ley. De sabor. Y se marchó por su propio pie por la puerta de la enfermería como en el despertar de un sueño que esperaba otro final.
Para abrir boca había aparecido por toriles el novillo más bonito que haya pisado la arena de la Monumental en años. Un zapato. Un zapato que duró exactamente tres naturales de Posada antes de anclarse.
Andrés Roca Rey, una vez hecho el lindo paréntesis de Posada, demostró con el más serio sexto que por sus venas corre un valor de plomo que asienta las zapatillas como si fueran botas de buzo. Soltaba la cara el de Mayalde con violencia. Un cabrón de miradas amenazantes que no provocó que pestañeara un músculo. Se lo pasó por todas partes. Como si fuera bueno. Hasta en la hora de matar. Los pitones por el corbatín, por los muslos -la taleguilla desgajada por una cuchilla- y por el cuello en la última intentona. Cayó con las manos palpándose la integridad del gañote. Importante el tipo toda la tarde. Muy de verdad.Una verdad atada al piso con el valor de lo auténtico
Clemente, el joven de Burdeos de quien tanto hablan, no perdió ocasión de entrar en quites. Por Chicuelo, Gaona y un barullo sin dueño. Negada la suerte en el sorteo no pasó el fielato con dos mansos a la defensiva. Quiere ser Pepín Jiménez pero tampoco llega a Chicuelo II.
FICHA DEL FESTEJO
- Monumental de las Ventas. Lunes, 18 de mayo de 2015. Undécima de feria. Menos de tres cuartos de entrada. Novillos del Conde de Mayalde, bonitos, terciados y mansos desfondados los tres primeros; con más presencia los tres últimos; extraordinario el 4º por las dos manos; a la defensiva el parado 5º; una prenda violenta el serio 6º.
- Posada de Maravillas, de nazareno y oro. Pinchazo y estocada honda (silencio). En el cuarto, estocada (oreja).
- Clemente, de rioja y oro. Estocada muy trasera y tendidísima, pinchazo, pinchazo hondo y tres descabellos (silencio). En el quinto, media estocada y descabello (silencio).
- Roca Rey, de salmón y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el sexto, pinchazo, pinchazo hondo y estoconazo (saludos y ovación de despedida).
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