Cartel de máxima espactación hoy en Santander, Juli y Perera reeditan el mano a mano de la pasada Beneficencia en Madrid
MARCO A. HIERRO
Con
un ramillete de mecidas verónicas recibió El Juli al primero de Domingo
Hernández, toro bien presentado y con remate que humilló con desliz en
el percal en brillante saludo. También humilló con ritmo en las
chicuelinas del quite de Juli. Y anduvo Juli con facilidad con un animal
que duró poco, pero un poco más en sus manos. Dos tandas con la diestra
pusieron alto el diapasón de una faena que bajó el nivel con la escasa
ligazón zurda. Una estocada corta no bastó para tocar pelo. Silencio
tras petición.
Tremenda
fue la quietud de Perera en los lances a pies juntos que varió con
tafalleras y gaoneras en el saludo al segundo, de Garcigrande, que
embistió con gran temple en el percal del extremeño. Muy cuidado en
varas el toro, tuvo fijeza en el peto. Una tafallera preludió las
chicuelinas que intercaló Perera con cordobesas en el brillante quite
abrochado con una revolera. De rodillas en el tercio comenzó Perera una
faena de inmenso temple, de gran mando para romper a las primeras de
cambio. Distancia le dio al enclasado Garcigrande, que ya cantó que
duraría poco en las primeras series. Fue entonces, cuando se acabó el
fuelle, cuando llegó el pulso de un torero tocado por la varita que supo
trazar a uno por hora y dejar una estocada hasta las cintas que le hizo
pasear una oreja.
A
los medios se fue Juli a rematar el recibo al tercero, de Garcigrande,
muy molestado por el viento en la zona de tablas. Humilló el animal,
pero no con el ritmo de los anteriores. También este evidenció su falta
de fuerza, pero lo hizo más acusado que los demás. Le aprovechó Julián
al animal el buen fondo para dejarle el trapo en el morro y encelarle su
raza justa. Humilló y tuvo el toro voluntad de coger los avísame, pero
fueron los toques precisos y los vuelos firmes de Juli los que lo
hicieron romper. Pinchó, sin embargo, el madrileño y el premio quedó en
silencio por el de la megafonía, que cortó las palmas.
Con
muchísima suavidad recibió Perera al cuarto, genuflexo en un principio,
en pie después, pero siempre encontrándose con el desentendimienyo del
de Domingo Hernández en el percal. Apenas un picotazo recibió el animal
en el caballo para medirse mucho la condición. Con tafalleras y cordinas
quitó Perera, siempre muy suave. Tanto que fue una exhibición de pulso y
de sitio del extremeño, que trazó con mucha largura ofreciendo
distancia para que tomase inercia el desclasado animal, que tomaba bien
el primero y sacaba los defectos en los siguientes sin que dejase Perera
que se notase demasiado. Luego el arrimón en el final, sincero y
arrebatado para sacar a la gente del letargo de la suavidad. Tremendo de
seguridad, de sitio y de pelotas Perera para certificar las dos orejas
con un estocadón.
Salió
arreando El Juli en el quinto y le sopló un manojo de verónicas de
mucho asiento hasta los medios a un animal de Garcigrande que obedeció
por abajo antes de llegar al penco y llevarse un puyazo de dos agujeros.
Por lopecinas quitó Julián, asentando mucho las plantas con el compás
abierto en los embroques y sin hurtar el cuerpo. Con la muleta fue
aquello una pelea con el genio del toro, que solo en una serie con la
mano diestra se entregó al toreo. Lo demás fue raza del madrileño y
exigencia de oficio y firmeza del toro, que demandaba la imposición que
le dio Julián. Faena de pelea hasta el final coronada por una estocada
contundente para cortar una oreja.
Al
sexto lo recibió Perera con una larga cambiada de rodillas en el tercio
antes de soportar con firmeza las venidas por dentro de un animal
arisco al que le costó meter en el capote. Lo dejó crudo el extremeño
para apostar a las cinco orejas. Y pudo haber sido de no pinchazo,
porque supo cogerle el pulso para ligar las tandas a diestras,
consintiendo las vencidas por dentro y estirándose con fibra para torear
largo. Tres series de mucha importancia precedieron a una pelea cabal
con el disparo del toro de Domingo. Fondo tuvo el valor seguro de un
Perera en estado de gracia que se la jugó pasándose al enrazado animal
por todas partes. El pinchazo dejó el premio en ovación y en tres orejas
una tarde maciza del extremeño.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander. Feria de Santiago, quinta de abono. Casi lleno en los tendidos.
Toros de Garcigrande y Domingo Hernández.
De calidad y corta duración el primero, enclasado y con temple pero con
poca duración el segundo, de buen fondo y raza justa el tercero,
desclasado pero repetidor con fijeza el cuarto, complicado y con genio
el quinto, exigente y con disparo el sexto.
El Juli (verde botella y oro): Silencio, palmas y oreja
Miguel Ángel Perera (ciruela y oro): Oreja, dos orejas y ovación
No hay comentarios:
Publicar un comentario