En ambos casos, muy pobre juego de los toros
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SEVILLA.
Primera del abono. Lleno de “No hay billetes”. Toros de Núñez del
Cuvillo, muy diversos de y de pobre juego. Morante de la Puebla (de
azulina y plata), silencio tras un aviso y ovación. José María
Manzanares (de nazareno y oro), silencio y ovación tras aviso. Roca Rey
(de violeta y oro), ovación y ovación.
Asistió a la corrida la Infanta Elena, acompañada de su hija Victoria Federica.
A la conclusión del paseillo se guardó un minuto de silencio por Pepe Ordóñez, Manolo Cortés y el niño Adrián Hinojosa.
MADRID. Media
entrada. Toros de Montealto, con presencia desigual y deslucidos de
juego. Curro Díaz (de marino y oro), palmas, silencio y ovación. José
Garrido (de granate oro), silencio, silencio y silencio.
PARTE MÉDICO DE ANTONIO CHACÓN:
"Puntazo corrido y rotura fibrilar 1/3 distal bíceps femoral muslo
derecho. Es atendido en la enfermería de la Plaza de Toros y se traslada
al Hospital San Francisco de Asís con cargo a la Fraternidad.
Pronóstico reservado. Firmado Dr. García Padrós.
Como
ocurrió con la victorinada de hace siete días, sin historia alguna el
mano a mano que Simón Casas montó como continuidad de la tarde emotiva
del otoño. Es lo que tiene este Arte, que nace y muere en un instante.
Si no se conjuntan una serie de circunstancias, el castíllo de naipes
cae por los suelos.
La
esperada corrida de Montealto --desiguales en tipo e igualados en su
escaso juego-- resultó a la postre el factor decisorio. De hecho, hasta
el quinto de la tarde la cosa iba cuesta abajo irremediablemente. Ese
“montealto”, con un punto de nobleza, permitió a Curro Díaz hilvanar un
par se de series con mucha enjundia, aunque la faena no terminara de
redondearse y y acabo con fallo a espadas.
La
entrega de José Garrido no resultó suficiente para superar esta prueba
tan importante en el inicio de la temporada. Ninguno de sus tres
enemigos, que pronto se vinieron abajo, le dieron opciones a mayores
lucimientos.
Pero
igualmente en Sevilla el encierro preparado, en este caso con el hierro
de Núñez del Cuvillo, repitió casi punto por punto lo ocurrido en el
ruedo de la capital. Sin ningún fondo prácticamente de que pisaron el
albero maestrante, ni siquiera el empeño y el riesgo asumido por Roca
Rey, que desde el paseíllo ya iba con el acelerador pisado a topo,
resultaron suficientes para enderezar la tarde.
Lo
más sólido, dos series de muletazo de Manzanares con el 5º, el más
potable de los “cuvillos”. Los detalles propios de Morante no pudieron
pasar a mayores, ni con el público muy predispuesto a aplaudirle.
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