domingo, 9 de julio de 2017

Colombo, el torero de Venezuela que pisa fuerte en España

El joven novillero se gana una merecida oreja en Las Ventas con una buena novillada de Fernando Peña 


Jesús Enrique Colombo pasea la oreja bandera y montera en mano
Jesús Enrique Colombo pasea la oreja bandera y montera en mano - Paloma Aguilar
 
ROSARIO PÉREZ - CharoABCToros Madrid

Año I después de Víctor Barrio, eterno Víctor Barrio. Las Ventas guardó un minuto un silencio en su memoria, una memoria de nostalgias y realidades de la dureza de la Fiesta. Minutos antes del paseíllo en Madrid, Pablo Saugar "Pirri" sufría un tremendo tabacazo en Pamplona, hacia donde se dirigían las miradas y las llamadas en los móviles de profesionales y aficionados. Qué año más duro, con la fatal cornada a Iván Fandiño reciente y presente... Un Fandiño "de" esta plaza, donde merece, tal y como han pedido miles de aficionados en change.org, un azulejo que inmortalice su nombre.

Mientras se avivaban los recuerdos más crudos del toreo, entre los comentarios de los espectadores, las miradas de veteranos banderilleros en el tendido y el verbo mudo de la preocupación por Pirri y a la vez de la ilusión por ver a tres jóvenes esperanzas, apareció el primer novillo de Fernando Peña, que lidió un conjunto de buen juego en líneas generales, con alguno estupendo.

Además de la interesante novillada, la tarde tuvo otro nombre de interés: Jesús Enrique Colombo, cosecha venezolana del 97, natural de San Cristóbal. El joven de Venezuela pisó fuerte y dio otro toque de atención en la capital, como hace unos días hiciese en San Fermín. Colombo, siempre dispuesto, desplegó todo su repertorio. Si ya tuvo una entonada actuación en el tercero -el de menos fondo y raza de la parte inicial del festejo-, en el sexto ofreció todo y más con un novillo, bautizado como "Alfeñique", de calidad y virtudes, que pecó de contada fortaleza.


Se lució con desparpajo en la bienvenida a este último, con verónicas enlazadas a chicuelinas y una revolera de broche. Un alboroto formó en banderillas, con pares de todas las marcas y uno meritísimo al quiebro por dentro -en el anterior dejó uno sobresaliente-. A por todas, echó las dos rodillas por tierra en la muleta, aunque flaqueó "Alfeñique"... Colombo, dipuesto, seguro y con asiento, buscó siempre el temple que pedía el novillo e incluso dibujó algunos muletazos con desmayo, combinados con otros de más largura. No falló con el arma que sella todo y enterró un estoconazo que hizo flamear los pañuelos.

El novillero de Venezuela, que viene a España para quedarse y ser torero de todas partes, paseó el único trofeo de tarde, aunque los de Fernando Peña ofrecieron varias orejas... Pese a la voluntad de sus compañeros de terna, se atisbó la falta de oficio, cosa no extraña en los tiempos que corren para los novilleros y sus pocas oportunidades, y no pudo materializarse ningún triunfo más.

Santana Claros dejó detalles sueltos en su su presentación en la Monumental con un notable novillo, en el que corrió la mano en una estimable serie diestra dentro de una labor desigual. Bello y con cierta hondura el prólogo al cuarto, se evidenció la personalidad del malagueño y su persecución del arte en ese modo de componer los muletazos, con un par de trincherillas de gusto ante un animal con opciones. Con la espada necesita mucho carretón...

Daniel Crespo se lentificó en el saludo a la verónica al segundo, con una bonita media. Aunque se notó su escaso rodaje, apuntó esperanzadoras maneras en la muleta frente a un gran “Rinconclaro”, con sus casta y sus exigencias. Con rebrincado quinto, que se movió sin clase, el gaditano mostró sus modos clásicos sin terminar de dominar al rival.


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