Se llama Szabi, es de Hungría y anoche debutó en Las Ventas
El tatuaje de Szabi - Paloma Aguilar |
Los ojos se imantaron pronto al brazo derecho de Szabi, con un enorme tatuaje de Morante de la Puebla. «¡Yes, yes, es "es-pectacular"», exclamó a modo del «im-presionante» de Jesulín. Se lo tatuaron durante dos días a miles de kilómetros de nuestras fronteras. La afición por los toros no tiene límites. Y la pasión morantista de Szabi la lleva ya en las venas. «Tiene buen gusto el guiri», dijo un trabajador de la plaza al ver el hermoso tatuaje, mientras el joven húngaro sonreía.
Comentó que le encantaría ver una tarde a Morante, «torrería, torrería». Y se asombró al ver entrar sin muleta a Ángel Téllez y le cambió el gesto en un volteretón de Girón. ¿Bajaría al ruedo?, le preguntan. «Sí, sí». ¿Ahora? «Con el toro, no, no». Y Szabi, que aplaudió respetuosamente a novillos y novilleros, pisó el ruedo cuando arrastraron al sexto. Impresionado por la magia de la Fiesta y por la belleza de la Monumental, aun en obras... Quería ver un toro de cerca, y subió las escaleras para retratar a los disecados. «Guauu».
Szabi miró entonces a su brazo, con Morante tatuado y en estado puro, corriendo por las venas del guiri de Hungría. Qué buen gusto el suyo. El arte y las emociones tienen un eco infinito, aquí y allá.
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