sábado, 13 de octubre de 2018

Alberto Aguilar se despide de los ruedos a hombros de sus compañeros y Raúl Martí cae herido


Alberto Aguilar, a hombros en su adiós a los ruedos en Illescas Twitter: @alvaroramirezdc

Tres orejas fue el balance de la corrida celebrada en Illescas (Toledo), en la que se despidió de los ruedos Alberto Aguilar y brillaron sobremanera las cuadrillas, según informa Efe.

Alberto Aguilar recibió una calurosa ovación tras el paseíllo en reconocimiento a su inmaculado paso por la profesión. Anduvo enrazado con el segundo, con picante pese a su informalidad, quedándose casi siempre debajo en el segundo muletazo. Pero la entrega del madrileño acabó imponiéndose en una labor mal rubricada con la espada. El último toro de su carrera fue uno de los más encastados y exigentes del envío, un astado que vendía cara cada una de sus embestidas y con el que Aguilar dio la cara en un toma y daca tan emocionante como emotivo, y que le valió un trofeo.

Octavio Chacón no pasó de discreto con un primero vareado y muy pocas fuerzas. El gaditano anduvo voluntarioso en una labor sin eco. Tampoco acabó de romper el templado y técnico trasteo al insulso y apagado quinto. Le faltó toro a Chacón, que recurrió a los alardes para llegar al tendido. Eso y el efecto fulminante de una estocada le valió para cortar una oreja.

El primero de Cristian Escribano tuvo nobleza aún faltándole raza para perseguir los engaños. El toledano anduvo dispuesto en una labor con altibajos por la falta de continuidad del victorino. Su eficacia con la tizona le granjeó un apéndice. El séptimo, exigente por avieso, hirió de forma certera a Raúl Martí en la reunión del primer par. Escribano anduvo firme y valiente con él, tragando una barbaridad. La espada esta vez no fue su aliada y acabó siendo pitado.

Martín Escudero pegó muy buenos muletazos a su primero. Pases aislados, por su empeño de buscar la ligazón en vez de perderle un par de pasos, y por la falta de raza y celo del astado. El octavo, sin clase alguna, fue otro toro deslucido. Escudero volvió a evidenciar unas encomiables aptitudes, pero sin poder exhibirlas en su plenitud por lo desabrido que fue el victorino.

Al finalizar la tarde la mujer y la hija de Alberto Aguilar hicieron los honores del ritual del corte de coleta del madrileño, que fue sacado a hombros por sus compañeros en su adiós a los ruedos.

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