viernes, 5 de julio de 2019

Curiosidades de San Fermín: del encierro más largo de la historia a la primera mujer corneada



«Efemérides y anécdotas taurinas de Navarra» recoge lo más significativo de la Fiesta en Pamplona

Encierro de San Fermín
Encierro de San Fermín - Efe


Pamplona 

Uno de enero de 1937. El torero tafallés Saturio Torón fallece combatiendo en el frente de Madrid, en defensa de la República. Es la primera reseña de la obra «Efemérides y anécdotas taurinas de Navarra», del pamplonés Koldo Larrea, que reúne en el libro los hechos taurinos más importantes acontecidos en la comunidad durante los últimos cuatro siglos.

El libro, que agrupa las efemérides en forma de breves reseñas, termina con un hecho acaecido el 31 de diciembre de 2011, fecha en la que el rejoneador navarro Pablo Hermoso de Mendoza indulta en la plaza colombiana de Cali a «Tabacoso», de la ganadería de Ernesto González Caicedo.

Entre ambas efemérides, hay más de 800 reseñas recogidas en el libro por Larrea -responsable de la información taurina en «Diario de Navarra» de 2001 a 2017-, junto a más de 150 fotos ilustrativas de los hechos narrados en la obra, la quinta del periodista pamplonés, además de otras dos de las que es coautor. El autor presenta su libro este viernes en un acto convocado en el Club Taurino de Pamplona.

La obra, con prólogo del matador de toros navarro Sergio Sánchez, incluye asimismo un apartado con anécdotas de San Fermín, tanto del encierro como de las corridas de toros.

Así, se informa sobre tres hechos relevantes que ocurrieron un 7 de julio: el primer montón en el encierro (1938), la inauguración de la plaza de toros (1922) o el primer encierro retransmitido por TVE en directo (1982).

Además, un 8 de julio de 1939, por primera y única vez, un toro, de nombre «Liebrero», rompió el vallado, se escapó del recorrido por la parte derecha del callejón y corneó a una mujer, aunque oficialmente la primera corneada del encierro fue una noruega de 24 años, empitonada un 8 de julio de 1991.

Según se relata en el libro, el encierro más largo de la historia tuvo lugar un 11 de julio de 1886 y duró seis horas y media: de 6,00 a 12,30 horas. Ocurrió cuando el toro llamado «Garraldo» se quedó parado en la plaza, que terminó por ser desalojada, y el astado tuvo que ser conducido a los corrales atándolo con una soga.

Por el contrario, el récord de velocidad lo ostenta el toro llamado «Huraño», de Jandilla, que el 11 de julio de 1997 hizo el recorrido de 848 metros del encierro en 1 minuto y 45 segundos.
La obra informa asimismo sobre la primera víctima mortal en el encierro, que tuvo lugar un 13 de julio de 1924, fecha en la que perdió la vida el sangüesino de 22 años Esteban Domeño, vecino de la calle San Gregorio de Pamplona.

Abundan asimismo en el libro las anécdotas y efemérides sobre las corridas de toros: un 10 de julio de 1899 se lidió en Pamplona la primera corrida de Miura y, un 11 de julio de 1883, la última de la legendaria ganadería Carriquiri, cuyos toros mataron ese día 16 caballos en la plaza.

Larrea recoge en el libro, entre muchas otras, reseñas sobre la bronca histórica para Manuel Benítez «El Cordobés» el 13 de julio de 1965 y las dos orejas y el rabo cortados por Jesulín de Ubrique el 14 de julio de 1994, así como la gravísima cornada en el cuello que sufrió Juan José Padilla el 14 de julio de 2001.
El autor ha comentado a Efe que en la obra se puede apreciar cómo, a pesar de las críticas de los grupos animalistas, la tauromaquia, «aparte de ser una de las manifestaciones culturales más antiguas que hay junto al teatro, ha ido adaptándose a los tiempos».

Antaño, ha explicado, los caballos de los picadores salían al ruedo sin peto. Varios quedaban muertos en cada corrida en la arena y «se les echaba encima lo que llamaban la 'gabardina', una manta con la que se tapaban», una práctica que se abandonó hace mucho.

El toreo, ha destacado, «ha ido poco a poco manteniendo la esencia de lo antiguo, como se ve por ejemplo en los trajes de luces, pero ha ido adecuándose al devenir de los tiempos».

Las anécdotas en torno al encierro de Pamplona son tantas que Larrea no ha podido incluirlas todas en el libro y muchas de ellas se han quedado fuera.

Entre ellas está la ocurrida en 1978, cuando un corredor entró con los toros en los chiqueros de la plaza y tuvo que refugiarse en el burladero situado como una isla dentro de los corrales. Allí estuvo largo rato, rodeado de toros, sin que nadie se diera cuenta, hasta que se oyeron sus gritos de auxilio.

En los Sanfermines, «el protagonista principal es el toro, para bien o para mal, esa es la realidad», ha comentado Larrea, quien ha considerado que «debemos estar orgullosos de la fiesta que tenemos»

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