Recopilamos algunas de las frases del torero sevillano, el más artista del escalafón
Morante de la Puebla - Vanessa Gómez
Madrid
Hace cuarenta años nacía un genio. José Antonio Morante Camacho en su baustimo; Morante de la Puebla en los carteles. Un torero irrepetible que hoy sopla las velas de su cuarenta cumpleaños.
Recordamos algunas de las reflexiones del más artista del escalafón de hoy. Pasen y lean:
EL ARTE: «El toreo sin el arte difícilmente se puede defender. La sociedad camina hacia una mentalidad en la que al toreo, como no sea algo artístico, no le veo continuidad ni tampoco defensa. Por eso quiero representar a lo que el toreo ha sido y será, un arte».
TOREROS ARTISTAS: «Hay muy pocos. Podría decir que muchos de ellos son profesionales, que es una palabra muy difícil en el toreo y nada peyorativa, porque hay que dar el callo todas las tardes».
LO MODERNO: «Hoy [entrega del trofeo taurino ABC) se me premia por una trayectoria y por ser fiel a un estilo clásico que hoy en día a veces no está tan valorado en estos tiempos donde lo moderno abunda, abunda y se mete en nuestras casas y en nuestra vida diaria, lo cual a mí me aburre tremendamente».
MADRID: «Es una plaza muy ventosa, con un público hostil, aunque cuando surge el milagro es maravilloso. En Madrid se dan todas las circunstancias para que el toreo sea un juego de vida y muerte -que para mí eso no es el arte- o el fracaso. Se ponen todos los impedimentos posibles para que el toreo de arte no surja: un toro muy grande, esa cima del ruedo, tierra resbaladiza... Para el arte se pone todo al revés. Solo hay que mirar a los novilleros y los toreros nuevos: el que triunfa es el que se pone ahí como un palo con gallardía. Y el toreo se sostiene por el arte, vive del arte y el misterio; sin arte puede resultar un deporte, algo valeroso. La sociedad está para ir a la plaza de toros a divertirse con la alegría del arte».
SEVILLA: «En Sevilla siempre se me ha exigido mucho, es una plaza a la que vengo con mucha ilusión y sufro porque a veces no salen las cosas. El público se enfada y me pregunto el porqué. Es una relación entre amor y odio, que no es una situación agradable, pero la acepto. También sé que es una plaza en la que cuando me arrebato su público sabe profundizar hasta dentro. Sevilla es así. La indiferencia es más preocupante. Hay compañeros que me dicen que el silencio de Sevilla es lo que más les preocupa. Y llevan razón».
LAS BRONCAS: «Las sufro, porque no me gusta defraudar, y no conozco a ningún torero que las haya disfrutado. No es agradable, pero hay veces que no puedes...»
LOS VETERINARIOS: «Cambiaría a los veterinarios: no tiene ningún sentido que digan si un toro es apto morfológicamente para la lidia o no. Saben mucho de sanidad y del papeleo, que es a lo que se deberían de ceñir. El trapío y la morfología los dejaría en manos del presidente, que es quien da la cara en un palco.
LA PRENSA: «La prensa tiene que hacer un esfuerzo, ya que es educadora, para que vuelva el toro proporcionado».
LA TELEVISIÓN: «Como decía Rafael de Paula, "el Espíritu Santo no sale en la televisión". La forma de retransmitir no me gusta. Continuamente se está interfiriendo en la obra que hace el torero con los comentarios. Los comentaristas deberían mantener más el silencio. Es la única actividad artística en la que se está criticando en el momento de realizarla. En el flamenco o en la pintura se hace después. Hoy día se quiere explicar todo y el toreo no tiene explicación, es un sentimiento. Es mi gran preocupación del año que viene. Me gustaría enviar un mensaje a los empresarios para que no se televisasen los seriales completos».
POLÍTICA: «Yo siempre he odiado la política pero cuando te ponen contra la espada y la pared, uno se defiende. Siempre la he odiado porque es lo contrario a la poesía. La política quiere igualar lo que en la naturaleza no existe. Somos desiguales y nunca me ha gustado, pero creo que la política de Santiago (Abascal) tiene lógica y es buena para la convivencia de todos los españoles. Aprendí mucho con don Antonio García Trevijano y su teoría de la libertad política. Y en Vox he sentido esos valores de la democracia real».
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